—Iba a llamarte— hablo mi madre apenas pise la cocina.
—Iba a llamarte— hablo mi madre apenas pise la cocina.
Había llegado hace unas dos horas del trabajo.
—¿Para que soy buena?
Me di cuenta de que papá era quien cocinaba, y no mamá lo cual no me extrañó ya que en aspectos culinarios mi padre es un experto. Me atrevo a decir que si no fuera un exitoso empresario,podría ser un cheff.
—Necesito tu ayuda con el postre.
—Bien. ¿Qué haremos?— interrogue.
—No lo sé tú eres la experta en postres.
—¿Qué tal tarta de nuez?
—No tenemos nuez.
Me quedé estática unos segundos dejando que el embriante olor a carne poseyera mis sentidos, hasta que al fin hablé,—¿Qué tal una de frambuesa y avena?
—Deberán darse prisa— miró el reloj colgado en la pared— son las seis siete minutos.
Mama sonrió. Inmediatamente nos pusimos manos a la obra.
Una hora después mamá y papá habían subido a prepararse. Yo me quedé en la cocina supervisando todo. Bajaron unos treinta minutos antes de la hora acordada con los Lambert, por lo que inmediatamente corri hacia mi habitación.
Me di una corta ducha. Me vesti con un vestido sencillo de color blanco, junto con unas zapatillas del mismo color.Mi pelo fue atado en un moño alto.
Cuando baje las escaleras me di el tiempo de observar a mis padres. Mamá tenía un vestido negro entre elegante y casual, mientras que papá llevaba un pantalón negro junto con una camisa blanca.
—Que elegancia la de Francia — dije sonriente mientras veía como mis padres ponían la mesa. A lo que rieron.
Dispuesta a ayudar me dirijo hacia ellos, pero mis fueron interrumpidos por el timbre.— Yo habro — asintieron.
—Buenas noches familia Lambert — salude con una sonrisa apenas abrí la puerta.
—Buenas noche Amaya —contestaron a coro.
—Pasen por favor— me hize a un lado. Di la vuelta cerrando la puerta apenas entraron.
—¿Y tus padres? —pregunto la señora Lambert.
—Aquí estamos — esta vez se escuchó la voz gruesa de mi padre.
—Buenas noches, ¿Usted debe ser la señora Durand? — se acercó a mi madre
—La misma, mi nombre es Martha. Un placer— se presentó mi madre.
—Sarah y él es mi esposo Julio — se dieron las manos con una sonrisa.
•••
Después de todas las presentaciones y saludos procedimos a comer.
Estábamos todos sentados, comiendo mientras mi madre y la señora Lambert estaban enfrascadas en lo que parecía una agradable conversación.
Yo por mi parte miraba discretamente las diferencias entre la familia Lambert. Valentina era la única que tenía el mismo color negro azabache de su madre, mientras que los otros dos tenían el pelo como su padre aunque Matteo tenía el pelo de un color chocolate, por el contrario de Jason quien lo tenía castaño oscuro, y cabe relucir que Valentina era la única con ojos claros como su padre , al contrario de sus hermanos.
— ¿Y dime Amaya, estudias algo? — me cuestionó la señora Lambert.
—No ,pero tengo planeado estudiar Administración y dirección de empresas, termine la secundaria — levante la mirada del casi acabado filete acompañado de verduras frente a mi
—Que coincidencia Matteo también planea estudiar eso— expreso sonriente.
—Oh que bueno.
— ¿Jason que estudias? —le pregunto mi padre al mayor de los hijos.
Tome una pequeña porción de filete, esperando su respuesta.
—Yo estudio Medicina general — contesto él.
—¿Y cuantos años llevas? —esta vez hablo mi madre.
—Este año será mi segundo año— sonrie.
—¿Harás alguna especialidad?— está vez fui yo.
—Estoy pensando en odontología, pero no estoy seguro —que agradable es.
—Te debe de gustar ¿verdad? — opino papá.