Nicolás
Termino de recostar a Lucas en su cama, hoy fue un día largo, en algún momento tendré que decirle todo lo que ocurrió en verdad con su madre.
Lo contemplo mientras duerme, lo hace tan tranquilo que quiero que siempre conserve esa tranquilidad, de pronto tocan el timbre de la casa, bajo con cuidado las escaleras a ver quién es.
-Hola- veo a Mariana, está con los ojos hinchados, supongo que ya sabe la verdad, me hago a un lado para que pase.
-¿Ya sabes la verdad?- le pregunto aunque ya conozco la respuesta.
-Sí, lamento de verdad todo lo que paso, no entiendo como mi madre fue capaz de hacer tantas cosas sin pensar en lo que yo sentía- dice derramando una lágrima, algo en mi interior se mueve, siempre fui un débil cuando la veía llorar, hace años anhelaba que ella recordara todo, pero ahora simplemente no siento nada.
-¿Qué piensas hacer?- le pregunto para armar un plan contra cualquier pronóstico.
-No lo sé, quiero recuperar los años perdidos con mi hijo pero al mismo tiempo estoy tan furiosa con mi familia- lo expresa y sé que es verdad, ahora reconozco a la antigua Mariana, aquella que no era sumisa.
-Bueno, no tengo motivos para impedirte que veas a Lucas, pero te advierto que si tu madre se llega a acercar a Lucas con el propósito de hacerle daño, no te lo voy a perdonar- en el pasado la amé a ella pero ahora que soy padre solo me importa el bienestar de mi hijo.
-lo sé, tampoco voy a dejar que ella se acerque a nuestro hijo- Dios mío sentí que algo se voló dentro de mí cuando dijo nuestro, ¿aún estoy enamorado de ella?, ¿cómo es posible?.
-Bien, ¿tienes donde pasar la noche?- sé que no tiene amigos que le puedan brindar apoyo, después de su accidente solo hacía lo que su madre le decía.
-Tengo un lugar- lo dice con la mirada baja y apenas logro escuchar lo que dijo.
-¿De verdad?- vuelvo a intentar- no me molestaría si te quedas esta noche aquí, Lucas estaría emocionado con la visita de su maestra favorita.
-Me gustaría decirle la verdad, pero sé que sería difícil de explicar para él, ¿crees que algún día el me querrá como su madre?- pregunta con los ojos llenos de lágrimas contenidas, no lo soporto más y la abrazo, al sentir el choque de su cuerpo contra el mío, siento que vuelvo en el tiempo a cuando ambos éramos novios, cuando sentía su cuerpo contra el mío.
Ella comienza a llorar, y el guío hacia el sillón, el abrazo fuerte y dejo que llora todo lo que necesita, pasados unos minutos su llanto comienza a mermar y solo se escuchan algunos hipidos.
Todo se queda en silencio no se escucha nada, bajo un poco la mirada hacia ella y se quedó dormida, veo que nada ha cambiado con ella, se quedó dormida después de llorar, supongo que esta noche no irá a dormir al lugar que tenía preparado, subo con ella en brazos las escaleras hacia una de las habitaciones de invitados.
Una vez la recuesto en la cama, ella se mueve dormida para encontrar una posición cómoda, sé que no suele dormir si no abraza nada, así que le doy una de las almohadas, escucho que suena un teléfono y no es el mío, busco el origen y encuentro el bolso de Mariana, reviso el teléfono y veo el nombre de su hermana, desvío la llamada sé que no quiere hablar con nadie de su familia, vi el rencor en sus ojos.
Salgo de la habitación y voy a la mía, después de un día tan difícil lo mejor es una ducha para irme a dormir por fin, tardo un poco en la ducha aprovechando como el agua caliente relaja mis músculos.
Me voy a dormir y apenas mi cabeza toca la almohada caigo en los brazos de Morfeo.
Despierto con el sonido de risas y sé que Lucas ya está despierto, inconscientemente sonrío, me levanto con algo de pereza así que estiró un poco mi cuerpo, salgo de mi habitación y veo a Lucas correr hacia mí.
-Papi- me saluda con una sonrisa enorme.
-Hola hijo, ¿cómo amaneciste?- le pregunto alzándolo en brazos.
-Muy bien papi, ¿ya viste?, la maestra Mariana está aquí- dice aplaudiendo como si fuera el mejor regalo del mundo, sin saber que en realidad es su madre.
-Hijo tengo que hablar de algo importante contigo sobre la maestra- le digo, no sé si es el momento más adecuado pero ya han pasado demasiados años en los que Mariana sin culpa alguna se perdió de momentos con su hijo.
-¿Que es papi?- me pregunta inocente Lucas.
-Ven vamos por la maestra Mariana y hablamos- le digo colocándolo en el piso y tomando su mano.
Vamos a la habitación de huéspedes y toco la puerta antes de entrar, ella está mirando por la ventana, al ver a Lucas sus ojos se iluminan pero también noto tristeza en ellos.
Lucas corre en su dirección para abrazarla y Mariana hace lo mismo, le hago una seña para que se siente en uno de los sillones de la habitación, ella se sienta y coloca a Lucas en su regazo, él por instinto se acurruca en sus brazos y algo dentro de mí se rompe al imaginar lo felices que pudimos haber sido los tres si nada malo hubiera pasado.
-Hijo, ¿qué piensas de Mariana?- le pregunto haciendo que me mire.
-La quiero mucho, me lee cuentos, habla conmigo, jamás me regaña ni me grita- me dice mirándola con amor.
-Hijo ven aquí un momento- él obedece sin saber que ocurre.
-Hace algunos años atrás yo me enamoré perdidamente de una mujer, amé cada gesto que ella tenía y hacía y ella también me amaba a mí, producto de ese amor naciste tú, pero por diferentes razones tu madre no pudo quedarse con nosotros, ahora ha vuelto y quiere quedarse contigo, ¿tú la aceptarías?
-¿Mi mami quiere estar conmigo?- me pregunta ilusionado, asiento la cabeza en respuesta y el comienza a llorar.
-¿Por qué lloras Lucas?- le pregunto preocupado por tal reacción.
-¿Al fin voy a tener una mami como los demás?, ¿ella me quiere?- pregunta con miedo.
-Sí cariño, mami te ama mucho, por eso hizo todo lo posible para estar aquí, y ¿sabes que es lo mejor de todo?- le pregunto limpiando sus lágrimas, él solo niega con la cabeza.