Regresamos a la colonia Goblin y a diferencia de antes ahora si se hizo demasiado notorio un cambio respecto a las otras civilizaciones que había “salvado”. Apenas estar algo cerca pudimos ver a la distancia a toda la colonia fuera de sus casas, el sitio ya no era más un lugar “fantasma” y ahora todo estaba cubierto de vida, pudimos escuchar algunos gritos provenientes de algún sitio entre el bosque y algunos Goblins regresaban victoriosos cargando presas que habían cazado. Era evidente: su miedo se había ido.
Con un poco de miedo pues no sabíamos si seriamos bien recibidos… Caminamos con la guardia en alto hacia el interior de la colonia donde aquel viejo Goblin de intelecto superior nos esperaba con una canasta repleta de bayas que nunca antes había visto.
Tras esa última palabra se quedó completamente callado y después de unos segundos agitó su mano y se marchó hasta donde mis ojos ya no pudieron seguirlo. En este momento comencé a preocuparme un poco por Aka, pues tenía tiempo de no verlo, desde que se volvió a molestar cuando estábamos erradicando la maldición ya no lo había visto y Rojo se había ido hace un poco a buscarlo, lo cierto es que había olvidado la presencia de ambos, o en este caso la ausencia.
Un poco preocupado, camine por toda la colonia intentando encontrar a estos dos pequeños, curiosamente no importa por donde caminara no podía verlos o siquiera escucharlos, la preocupación cada vez se apodero más de mi e incluso llegue a pensar que algo les había sucedido, los Goblins ya no son temerosos y escuchar a dos aves hablar podría hacerlos pensar que la maldición caería sobre ellos una vez más; pensando esto comencé a correr lo más rápido que pude por todos lados intentando verlos por algún sitio, pero no importa que tanto tiempo transcurriera no podía verlos por algún sitio. Completamente aterrorizado y envuelto en la preocupación me detuve en seco y mire hacia todos lados, quizás podía ver algunos Goblins juntos, si lo hacía es probable que estén atormentando a mis queridos colegas; justo a la derecha de donde yo me encontraba vi a varios Goblins en un círculo, rodeando algo y parecía que lo estaban amedrentando, con un poco de coraje por lo que mis pensamientos me mostraban y lo que mis ojos me hacían ver, no la pensé dos veces antes de irme sobre todos ellos con mi espada en la mano, al llegar los embestí con todo mi cuerpo y les gritaba para que se alejaran de lo que rodeaban sin siquiera mirar lo que había allí.
Los Goblins ahora llenos de valentía me retaron levantando sus armas y gritando molestos, me rodearon e intentaron lastimarme pero cuando uno de ellos se acercaba lo suficiente por alguna razón mi arma me defendía y los empezaba a congelar, al ver lo que sucedía decidieron alejarse un poco y me lanzaban objetos para herirme aunque ninguno tuvo éxito, yo aun pensando en que estaban lastimando a mis amigos hice lo que no debí hacer… Con mi espada los atravesé a todos y el frio les arrebató su último aliento de vida, uno de ellos alcanzo a escapar pero no le di importancia, en este momento estaba más preocupado por mis amigos, gire la cabeza para verificar que estuvieran ver y en el suelo solo vi varios conejos inmóviles… Los Goblins no estaban atacando a mis amigos, simplemente estaban cazando para alimentarse y ahora han muerto por una estupidez que he causado.
Unos gritos de guerra se escucharon provenientes del centro de la colonia y segundos después el suelo temblaba, aquel Goblin que había logrado escapar evidentemente fue a avisar de lo que hice y no importa que los haya salvado de una maldición haber matado injustificadamente a los suyos no me traerá cosas buenas… Sin más remedio simplemente hui, con la esperanza de que Rojo y Aka me alcanzaran eventualmente pues si me quedaba mi arma seguramente terminaría por lastimar a los demás, y no es algo que quiera…
Corrí tanto como pude lejos de la colonia, afortunadamente yo era mucho más rápido que todos ellos, pero mi pecho pesaba demasiado las vidas que había arrebatado por un error estúpido me oprimían de una forma horrible y me hacían pensar que mi camino debía terminar allí, llegue a pensarlo más de una vez y ocasionalmente también pensé en simplemente quedarme detenido esperando a que aquellos Goblins simplemente me acuchillaran y terminaran con esta vida que parece más una maldición que una vida, la cual comenzó al momento de perderlo todo… Llegue a un lugar extraño, varios árboles parecían rodear a uno solo con un tronco muy grande, al girar y ver la parte de atrás del árbol pude ver un hueco por donde cabía perfectamente y el cual me ayudaría a ocultarme, pero apenas entrar todo se volvió oscuro, sentí como mi cuerpo estaba cayendo pero mis ojos solo veían oscuridad, de pronto el suelo me abrazo con su duro cuerpo y me di el golpe de mi vida, sentí que todo mi cuerpo se había fracturado y me era imposible moverme, pude escuchar como mi piel “tronaba” con cada movimiento pues el hielo del que parecía estar hecha, se resquebrajaba con cada acción, me quede allí inmóvil, sin sentir dolor, al menos no físico lo único que me dolía era mi mente, estaba solo una vez más y ni siquiera podía levantarme o hacer algo para intentar remediarlo.