La clase había terminado y con mi grupo nos dirigimos hacia la playa. Al acercarnos nos dimos cuenta de que había un cerco de energía que impedía que pasáramos al bosque.
Me senté en la arena el cielo estaba despejado.
<< ¿Puedo ver el pasado de alguien?>>
— ¿Pasa algo? —pregunto Brais sentándose a mi lado.
— No tienes que preocuparte por mi —dije mirándolo sonriente.
— Eres mi otra mitad… completas mi escudo —respondió el a lo que provoco que me sonrojara.
Levante la mirada y a lo lejos divise al chico nuevo sentado solo en uno de los banquillos de afuera. Sonreí y me levanté de mi lugar.
— ¿Dacia? —pregunto Brais.
— Ya regreso —dije alejándome de allí.
Sabía lo difícil que era ser nuevo y lo solo que te sientes. Me acerque hacia él sus cabellos rubios y su tez demasiado clara. No sabía su nombre pero iba a averiguarlo.
— Hola soy Dacia —salude amablemente.
Él ni siquiera me miro y siguió concentrado en su libro.
— Esta bien… puedes venir con nosotros si te sientes solo —dije acercándome más a el— ¿Qué lees?
— Eres molesta —dijo el cerrando su libro con fuerza, se levantó y se alejó de allí.
Baje mi cabeza me sentía triste porque mi intención no había sido incomodarlo. No quería que se sintiera solo.
Levante mi cabeza y la profesora Merila se encontraba parada mirándome a lo lejos, ella me sonrió y me acerque hacia donde ella se encontraba.
— ¿Por qué tan triste Dacia? —pregunto ella guiándome hacia su despacho.
Subimos las escaleras de piedra y entramos la biblioteca inmensa llena de libros antiguos estaba ahí.
— ¿Sabes hay un libro que me hace falta tú sabes algo? —pregunto ella sin borrar su sonrisa.
—Yo… —mire hacia mis manos nerviosa.
— Son libros antiguos Dacia no hay problemas si me pides leer uno —continuo ella— puedes pedírmelos
— Lo siento prometo traerlo —dije sonriendo.
— y no te rindas con Ezio… —ella me sonrió y salí de allí.
Me dirigí hacia el cuarto que compartíamos con Eider todo estaba distinto. Las camas parecían más cómodas, en la puerta debías asentar tu pulgar entramos y la puerta era corrediza automática.
Y las luces se prendían con el movimiento, y habían otras dos camas allí. Mire extrañada hacia todos lados las cosas de Eider se encontraban sobre su cama y las mías al lado de la de ella. Y las otras estaban vacías.
Me gire y en la puerta apareció Uxia mirándome seriamente, acompañada de Cloe.
— Esto no me agrada para nada —dijo la pelirrubia cruzándose de brazos.
— ¡Dacia! —dijo con su voz bajita Cloe.
Sonreí al ver a Cloe y ella reacciono de la misma manera.
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Editado: 16.08.2022