Luego del anuncio de que se realizaría el campeonato de habilidades todos los alumnos estaban entusiasmados. Al igual que los que conformaban mi grupo.
Aunque por mi mente seguía pensando en lo que había escuchado la noche anterior.
¿Por qué querían que regresara a casa?
La voz de hombre absolutamente no era la de Itaro o el profesor Gaslor.
<< ¿Por qué no me quieren aquí?>>
— ¿Dacia estas escuchando? —pregunto Brais enojado.
Solo asentí volviendo mi mirada al dibujo que Brais hacia en la arena.
— ¿Sucedió algo? —preguntó en voz baja Eider.
Negue con mi cabeza y mire nuevamente hacia la casa, era extraño pensar que siempre podría llegar a ser un problema. La tristeza amenazaba con volver a invadir mi vida.
<< No dejes que te afecte >>
Corrí al ver que Ezio se encontraba sentado en el césped.
— ¡Dacia! —gritaron a mis espaldas.
No iba a rendirme y seguiría insistiendo con Ezio.
— Hola Ezio —dije esta vez no tan amable.
— Eres molesta —el dejo su libro a un costado— no tienes que fingir que eres buena…
— No soy mala y tampoco quiero hacerte daño —él se puso de pie y me miró fijamente.
Sentía un extraño ardor en mi espalda que se esparcía hacia mi pierna.
<< La cicatriz >>
Al darme cuenta de que era el quien me estaba provocando ese dolor.
— ¡Oye! ¿Por qué haces esto? —fruncí mi ceño— ¡está prohibido hacer eso!
Varios de los que pasaban se detenían a observar curiosos.
— ¡Lárguense! —dije enojada.
El enojo y la confusión se estaban volviendo un problema en mi vida. Me aleje de él y entre al palacio moderno. Camine por los largos pasillos.
— ¿Por qué nadie me quiere aquí? —grite entrando al salón de la profesora Merila.
Mire a mi alrededor y los estudiantes estaban sorprendidos.
— Dacia estoy en una clase —dijo la profesora.
Asentí y salí de allí dirigiéndome hacia el lugar donde íbamos a practicar. Mi grupo ya se encontraba allí.
— Lo siento —Brais sin decir una palabra paso por mi lado chocando mi hombro.
— El nuevo no nos ayudara a ganar —fueron las únicas palabras que salieron de su boca.
Toda la practica Brais me ignoro.
— ¿Ahora tú me ignoras? —dije mientras corríamos hacía la plataforma.
No recibí ninguna respuesta solo silencio.
Empecé a correr por poco derribando a mis compañeros. Agua, aire, fuego y tierra todos los elementos parecían estar bajo mi poder.
Hasta que alguien se abalanzó sobre mí, no era parte de mi equipo era alguien de otro.
Un joven… arrastrado por el bosque… sus manos tratando de defenderse…
— ¡Suéltame! —dije tratándolo de apartar de mí.
— ¡Ahora vendrán por todos nosotros! —el chico me tomo del cuello— ¡Por tu culpa!
Levante mis manos tratándolo de apartar, y con mis pulgares se los clave en los ojos. El agarre de mi cuello se aflojo y el grito.
— ¡A ti te llevaran primero imbécil! —dije con la voz rasposa.
El poso sus manos sobre sus ojos golpeados. El cronometro y toda la actividad se había detenido. Todos miraban sorprendidos por mi reacción.
Levante la mirada y Eider se acercó a mí y Brais me miraba con el ceño fruncido.
— No te necesito para defenderme —mi voz y todo en mi decía enojo.
Me sentía enojada por la situación y por todos ellos.
Sali corriendo de allí hacia afuera del lugar. El bosque no podía pasar al bosque.
Caí de rodillas al suelo, mis mejillas húmedas por las lágrimas el ardor de mi garganta.
Las piedras preciosas… seis piedras… el libro… la foto…
Levante la mirada el bosque parecía más oscuro que siempre, entre las ramas los ojos rojos…
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Editado: 16.08.2022