Los días pasaban y el día de la competencia de habilidades había llegado, los estudiantes hablaban solo de eso. Había decidido en no asistir a las clases del profesor Seth pero a su vez trataba de esforzarme en las demás clases, me dirigí hacia el despacho de la profesora Merila.
— No te preguntare nada Dacia solo sé que quiero ayudarte —dijo ella sentada en su banquito.
— Tengo el libro —dije dejándolo en la mesita.
— Dacia tú tienes la fortuna de poder defenderte con tu propia energía y también tienes a Brais… no es necesario herir a tu oponente.
— ¡Él quiso matarme! —exclame con enojo.
— ¿Y tú? ¿querías herirlo o defenderte? —pregunto con sus lentes pequeños sobre su nariz— estabas enojada y todos se dieron cuenta de ello.
La serpiente… las piedras preciosas… los ojos rojos… los animales… Etaro…
Otra vez la misma visión mientras la profesora bebía el té en una pequeña tacita.
— ¿Quién es Etaro? —pregunte de repente.
La profesora Merila empezó a toser y la taza cayó al suelo rompiéndose.
— ¿De dónde sacaste eso? —pregunto preocupada.
— Solo lo escuché por ahí —dije levantándome de mi lugar.
— Dacia debes aprender a utilizar tu escudo y potenciar tus habilidades —ella se acercó a mi— prométeme que vas a defenderte sin herir a nadie… no te dejes llevar por la ira.
Los ojos de la profesora Merila se llenaron de lágrimas la desesperación era notable tome sus manos tratando de tranquilizarla pero ahora la incógnita era. ¿Por qué ella había reaccionado así?
Ella tomaba aire y sonrío al ver mi mirada de preocupación.
— Lo siento cariño tu concéntrate en desarrollar mejor tus poderes —ella sonrió nuevamente— no te preocupes.
Me levanté de mi lugar y salí del despacho aun con más dudas todo era más extraño de lo que parecía. Y simplemente el lugar parecía guardar muchos secretos pensé al recordar el pasillo oscuro y la puerta misteriosa.
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Editado: 16.08.2022