Lo vi cruzar la valla y empecé a correr nuevamente hacia los pasillos cerca de las habitaciones.
<<Nadie te va a creer>>
Mis ojos se llenaron de lagrimas y a la vez mi corazón latía muy rápido. Ese profesor estaba tramando algo y probablemente él estaba ahí para encontrar las piedras.
Fui corriendo hacia el despacho de los directores pero la puerta estaba entre abierta me detuve un momento.
— ¡Dacia todo esto es por ella y lo sabes! —grito Itaro.
Me lleve una de mis manos sobre mis labios. Cada vez las cosas eran mas confusas, me hice hacia atrás y me dirigí hacia la habitación de Brais.
La puerta se abrió pero la luz no se encendió, la cama de Brais se encontraba justo al lado de la ventana.
Brais se encontraba dormido pose mi mano en su mejilla y el abrió sus ojos sorprendido.
— Dacia ¿Qué haces aquí? —pregunto sentándose en la cama.
— ¿Puedo quedarme contigo? —el miro a sus demás compañeros que aún seguían dormidos y asintió.
El se hizo a un lado y yo me recosté ahí, pasando una mano sobre su pecho y las lagrimas humedeciendo mis mejillas. cerré mis ojos tratando de llevar los pensamientos hacia otro lado. El recuerdo seguía ahí vivo y latente como si eso hubiera pasado apenas unos segundos.
Las piedras preciosas… su poder… lo mágico…
Quería acabar con todo aquello, terminar con las muertes de jóvenes inocentes y para eso debía actuar.
Abrí mis ojos lentamente a mi lado el cuerpo cálido de Brais, los rayos de sol cruzaban por la ventana dando justo directo a mis ojos.
— Que lindos ojos tienes —dijo Brais mirándome con una sonrisa.
Sonreí y miré a mi alrededor, una de las camas estaba vacía y era la de Ezio. Y de repente Louis salió del baño con la toalla atada a la cintura.
— ¡Diablos! —dijo el cruzando rápido hacia donde se encontraba el armario grande.
Brais llevo sus manos a mis ojos y yo la aparte. Al darme cuenta de donde me encontraba y de lo que anoche había sucedido.
<< Es la primera noche que duermo tranquila >>
Volví a mirar a Brais que no despegaba su vista de mí.
Era demasiado sensible como para que mis ojos no se pusieran llorosos en ese momento.
— ¿Dacia? —preguntó el posando una de sus manos sobre mi mejilla.
— Las pesadillas… —dije limpiando la lagrima.
Gritos… las piedras… el profesor transformándose en un animal…
Me levanté de la cama y salí de allí rápidamente.
— ¡Dacia! —grito Brais a mis espaldas.
Entre a la habitación Uxia no se encontraba allí solo Eider sentada en su cama leyendo un libro.
Evitando el intenso cuestionario de Eider me cambie de ropa y tome el libro de las piedras preciosas.
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Editado: 16.08.2022