Mi perdición tiene nombre y apellido.

Parte 1:

Ángeles:

7:00 A.M

Un lunes en el pueblo X.

-Ángeles, ¡vas a llegar tarde!- Grita mi señora madre, desde el piso de abajo.

-Voy.- respondo terminando de peinar mi largo cabello negro.

Me miro una vez más en el espejo de mi cuarto y bajo.

Entro a la cocina y me encuentro a mi madre sentada, con una taza de café entre sus manos, leyendo el periódico.

-Buenos días madre.- saludo, haciéndole notar mi presencia.

-Buenos días, ya era hora… ¿tu primer día y pensabas llegar tarde?- Responde enarcando una ceja.

-Sabes muy bien lo que pienso de esta escuela madre.-

-¡Mudarnos fue lo mejor Ángeles! No vamos a volver, no seas masoquista, quiero que sigas adelante hija.- sé lo que piensa, y tiene razón.

-Sé que tienes razón, pero a la vez no. Yo tenía que enfrentarlos.- respondo malhumorada.

-Y lo hiciste hija, yo creo que tu amiga se va a arrepentir siempre de lo que te hizo… Mejor cambiemos de tema ¿sí? Quiero que hagas esto por mí.-

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Me encuentro fuera del colegio, miro una última vez a mi madre y comienzo a caminar hacia el lugar.

Hay varios grupos de personas... Los puedo clasificar como “Nerds, Populares, Normales... etc.”

Entro al lugar y escaneo todo con mi mirada, me encuentro con un lugar enorme lleno de adolescentes en sus cosas, comienzo a recorrer cada rincón para tratar de localizar la secretaria o dirección, pero nada.

Antes de dar un paso más, siento algo duro chocar fuertemente en mi cabeza, haciéndome perder el equilibro y caer sentada en el piso.

-haaaay, lo siento…- escucho luego de unos segundos.

Miro a la dueña de esa voz… – Lo siento, de verdad. Era para mi amigo.- agrega tomándome de la mano para ayudarme a parar.

-Ehh… no te preocupes, no fue tan grave.- respondo un poco mejor.

-¿Tú debes ser la nueva cierto?- pegunta con timidez, le afirmo con un asentimiento de cabeza a lo cual agrega.- un gusto soy samanta.- dice sonriéndome.

-Un gusto samanta, soy Ángeles.- respondo con una sonrisa falsa.

-Si quieres te acompaño a dirección a buscar tus horarios…-pregunta sin sacar la sonrisa de la cara.

-Está bien.- respondo cortante.

La sigo mientras recorremos cada pasillo en el colegio.

-Ten cuidado, los chicos de allá, son los más peligrosos, no te metas jamás con ninguno, solo usan a las chicas…- miro con asco al grupo pero sigo caminado...

Todo pasó muy rápido, ciento una mano en mi trasero... (Mi preciado trasero, MIO) me giro y le pego una piña con toda la fuerza que tengo al dueño de tal asquerosidad.

Me encuentro al dueño de la mano sobándose el lugar afectado con una sonrisa de oreja a oreja.

-No te pego otra no más, porque no quiero problemas bastardo.- le digo con una mirada asesina.

Comienzo a caminar indignada y logro escuchar…

-¡Te equivocas… muchos problemas vas a tener, niña! ¡VAS A ESCUCHAR DE SEBASTIAN MONTOYA!

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Buenas, gracias para los que leen esta novela, quiero decirles que acepto cualquier critica, me ayuda a mejorar..

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En el texto hay: humor, drama amor celos

Editado: 15.04.2019

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