Volver a esta ciudad nunca entró en mis planes y sin embargo aquí estoy. Cruzando Brooklyn con unas deportivas desgastadas que antaño habría desechado al tercer uso.
¡Si hasta he buscado un trabajo! Mis amigos no se lo creerían pero no hace falta porque no se lo he contado. Ninguno sabe que he vuelto. Llevo ya un mes en la ciudad y nadie lo sabe. Intento pasar desapercibido , difícil para alguien como yo, por eso estoy en Brooklyn aquí nadie reparará en mi.
De cualquier manera volver al Upper East Side hubiera sido impensable sin la ayuda de mis padres. Algo que por otro lado no quiero. Me marche por eso y he querido regresar solo.
El por qué estoy aquí ni si quiera yo lo tengo claro así que sería imposible explicárselo a alguien. Que nadie me pregunte porque no lo sé. Pero no me arrepiento. Encontré trabajo sin mucho esfuerzo y debo admitir que me gusta. No es nada sacrificado y estoy rodeado de muy buena compañía. Laura y Elena son muy especiales. Sobre todo Laura. Ella es muy peculiar.
En su mirada he descubierto una inocencia que creía perdida en la humanidad. Hoy día las personas están demasiado espabiladas. Sobre todo en Manhattan donde la inocencia brilla por su ausencia.
En los últimos días Laura y yo nos hemos mandado algunos mensajes. Empecé yo. Sé que no es lo más acertado, sobre todo porque es mi jefa, pero despertaba tanto mi curiosidad que no pude evitarlo. Vale, todo el que me conoce sabe que no soy de evitar las cosas. Más bien soy de provocarlas. Y puede que esta vez haya vuelto a hacerlo.
Aceptó que saliéramos a correr juntos y fue de lo más gracioso. Era obvio que no había corrido en su vida pero aguantó el tipo todo lo que pudo. Así es como creo que es. Decidida, luchadora y cabezota aunque no lo tengo claro pero me encantaría averiguarlo. Si incluso creo que fingió un esguince para poder escaquearse del running. No lo sé con certeza, en el momento parecía bastante real, pero al día siguiente la vi caminar en tacones sin ningún tipo de dificultad.
Si. La observo. Es otra cosa que no puedo evitar y que también esta mal. Pero cuando algo me interesa soy así. Acecho a mi presa y la estudio. La investigo hasta que tengo toda la información que necesito para juzgarla. Si hay una sola palabra que me defina bien es observador.
Nunca suelo equivocarme. Excepto con mis padres, que cuando pienso que no pueden sorprenderme más vuelven a hacerlo. Pero ese es otro tema que intento olvidar . Y yo no hablo de lo que quiero olvidar.
Ahora mismo observo a Laura a través del cristal de su despacho. Revisa emails mientras habla con Laura. Parece nerviosa. Algo tensa. A Laura no le veo la expresión, porque está de espaldas, pero parece escucharla con atención. Son muy amigas aunque parecen muy distintas. En realidad no les veo nada en común pero actúan como intimas, casi hermanas. Quizás pueda averiguar algo más su amistad con el paso del tiempo.
Lo he dicho, soy muy curioso. Y ya van dos adjetivos que me definen bien .
- Martin- Laura me llama. Ni si quiera la he oido acercarse.- Me gustaría preguntarte algo.
- Claro, dime.
- Tenemos un viaje en menos de un mes. Por trabajo. Me preguntaba si estarías dispuesto a venir con nosotros. Necesitaríamos dos manos más para organizarnos, la verdad.
¿Un viaje? ¿Con Laura y Elena? Eso si que no me lo esperaba.
- Pues si, si me necesitáis no tengo ningún inconveniente.
- Genial, mandaré un email a la secretaria de esa bruja para añada a una persona más.
- ¿Qué bruja?
Laura parece sonrojarse por ser consciente de que acaba de insultar a una calienta en mi presencia. No voy a asustarme. Yo podría decir cosas peores de quien fuera. Pero dicho por ella suena muy gracioso. La actitud de chica dura no le pega en absoluto.
Me he topado con muchas chungas en mi vida. Laura , definitivamente, no lo es.
- Los siento ,Martin, ese comentario ha estado totalmente fuera de lugar- le sonrío, porque no quiero que le de importancia a algo que no la tiene- Es para la boda que tenemos en Los Hampton. Esa que ocupa el noventa por ciento de nuestro tiempo.
- ¿Los Hampton ?- conozco muy bien los Hampton. He pasado mucho tiempo allí. Pero eso no es lo que me preocupa en este momento. Lo que me preocupa es cómo eludir ese viaje. Definitivamente no quiero- Quizás sea mejor que me quede al cuidado de la tienda. En fin, si alguien viene por aquí y nos ve cerrados…
- Ni e preocupes por eso. En realidad la venta al publico a penas alcanza un quince por ciento. Avisaremos con antelación y ya esta. Seguiremos teniendo activa la web oír si alguien necesita cualquier cosa y se la enviaremos desde el fabricante. Ni me preocupa.
- ¿Y la imagen?- Insistí- ¿Qué pensarían los nuevos clientes?¿O los clientes potenciales que pasan cada día por aquí?
Laura me mira fijamente desde sus brillantes ojos. Parece disgustada y yo siento que no quiero que lo esté.
- ¿No quieres venir?- pregunta tímidamente.
En realidad podría imponérmelo. Exigirme que vaya. Es mi jefa, y como tal puede hacer lo que realmente le de la gana. Pero no lo hace. Está disgustada pero no me exige nada en ningún momento. Parece decidida a dejarme elegir y yo sé lo que quiero. No quiero ir. Pero no es lo que sale de mi boca.
- Iré. Iré a donde necesites que vaya.
Y en voz alta , mis palabras suenan muy distintas. Más a una declaración de intenciones que a la buena voluntad de un trabajador obediente.
Y aunque no sé por qué, acabo de aceptar algo en contra de mi voluntad solo porque ella me lo ha pedido. Porque Laura me lo ha pedido. Y, aunque todavía no lo sé, no será la única vez.