Mi Perfecto Caos

CAPITULO 47:  Volando voy y… ¿Ya no vuelvo??

Soy como un delfín cuando duerme. De pequeña me impactó mucho descubrir que un delfín mientras duerme solo usa la mitad de su cerebro porque, ¡atención!, no saben respirar mientras duermen.

Yo no sé respirar mientras mi vida se desmorona y aun menos consigo dormir. Creo que por eso siempre uso la mitad de mi cerebro, y así me va. Entro en un bucle bastante chungo de compadecerme de mí misma y odiar todo lo que me rodea. Soy como mi peor enemiga. ¿Y lo de mirar el lado positivo de las cosas? Eso no va conmigo.

Siempre he buscado vivir en una utopía emocional en la que nada me pudiese hacer daño. Soy una hedonista., ¿qué le vamos a hacer? El hedonismo es una doctrina que defiende que el placer es el único fin que debemos perseguir en esta vida evitando, sobre todas las cosas, el dolor. ¿No es maravilloso? Y eso es lo que yo me proponía a hacer, evitar el dolor.  Alejarme de lo que me hacía daño y me agobiaba. Lo que me inquietaba, me atormentaba y me perturbaba – espero que esta frase no esté patentada.

He llegado a comprender que para mí escapar de los problemas significa alejarme de ellos, porque de algún modo es como si sintiese que en otro lugar estaré a salvo. Y ojalá lo hubiera comprendido antes de acusar a mis mejores amigas de la manera más ruin del mundo.

Remontémonos a la noche anterior.

Yo estaba en mi habitación escuchando la música más melancólica que pude encontrar en todo Spotify. Cuando tu novio te deja por WhatsApp se llamaba la play list. Había empezado a perder la cuenta del tiempo que llevaba encerrada en mi mierda emocional y en mi habitación cuando Elena irrumpió de golpe sin llamar a la puerta.

  • Laura, ya está bien. Te vas a levantar de la cama y te vas a duchar.

La miré unos segundos sin decir nada y después simplemente la ignoré. Pero no se movió del sitió. Es persistente.

  • ¿No? Vale… ¿Y si al menos te das esa ducha y después vuelves a la cama? - insistió mientras observaba con detenimiento mi habitación- Te uro que te hace falta.

Vale, lo admito, no me había duchado en los últimos dos días y tenía amontonadas en mi habitación las sobras de los festivales nocturnos que me daba cuando no podía pegar ojo. ¿Os han dicho alguna vez que el pijama es vuestro peor enemigo? Os hace estar cómodos y libres, pero también os hace creer que los litros de helado con triple de sirope de kínder no tienen consecuencias. Cuidado.

Elena no se iba a dar por vencida y yo lo sabía. Veréis, tengo un defecto muy chungo. Sé que a estas alturas me conocéis los suficiente para saber que no soy precisamente perfecta, pero creo que nunca os he hablado de lo borde que puedo llegar a ser cuando me siento acorralada. Y eso es justo lo que estaba a punto de pasar.

  • Cariño, no es bueno que te encierres aquí ha regodearte en la mierda. Debes salir y continuar con tu vida. Sé que estás en shock y seguramente te sientas perdida, pero debes centrarte en que no ha sido para tanto.

No me pareció bien que ella juzgara el grado de dolor que yo sentía. Mi dolor, mi decisión. Si me apetecía montar el drama estaba en todo mi derecho. Se lo tuve que decir.

  • No te corresponde a ti decidir si ha sido para tanto o no.

Me sonrío. Obviamente no me había tomado en serio.

  • Cielo, se ha demostrado que el duelo tras una ruptura es directamente proporcional al grado del compromiso. Vosotros no teníais ningún compromiso.
  • Creo que tu noción del compromiso es un poco distinta a la mía.

Si, empezaba a sentirme acorralada en mi propia habitación y en mi propio desamor mi afilada lengua se descontrolaba. No quería decir nada de lo que pudiera arrepentirme, pero a la vez sabía que acabaría haciéndolo irremediablemente. Soy géminis, en las batallas lo doy todo. En fin, nuestro lema es <<si hay que pelear se pelea, pero pelear para nada…es tontería>>

  • Laura… no habíais hablado en más de un año… ¡Qué se iba a casar con otra! Mira, tu lo que tienes que hacer es aceptar que las cosas son así y empezar a mirar la vida con otros ojos. Todo empezaba a irte bien. La empresa, los amigos, tu vida social, tu nuevo apartamento…
  • Ni si quiera estoy segura de haber hecho lo correcto dejando la revista. Creo que solo lo hice para huir de los recuerdos y para construirme otros nuevos.
  • Venga ya- dijo sentándose junto a mí en la cama- Si eres súper feliz con Laura´s Eventos. Era el sueño de tu vida…
  • ¿Tu crees? Porque fíjate que yo pensaba que el sueño de vida era llegar a lo más alto de mi carrera antes de los treinta y, por qué no, también de mi vida personal.
  • Si lo dices por el matrimonio está totalmente sobrevalorado…
  • Claro, qué vas a decir tú- primer dado envenenado.

Elena ignoró sutilmente mi indirecta y siguió hablando como si nada, yo sabía perfectamente que me había oído.

  • Bajo mi punto de vista el matrimonio es un mero trámite burocrático, un contrato, que te ayuda a hacer determinados procesos más fáciles. Como por ejemplo tener un hijo. Para lo que, déjame decirte, eres muy joven.
  • Hablas como una madre- le dije algo confundida- Excepto por lo del matrimonio. Mi madre jamás hubiera dicho eso…
  • Es que desde pequeñas nos hacen pensar que estamos destinadas al matrimonio y a tener hijos. Todas las comedias románticas, todos los cuentos de hadas terminan siempre con el <<final feliz>> El príncipe se enamora de la plebeya. El mejor amigo se lleva a la chica… el patito feo se convierte en animadora. ¿Por qué? Yo soy de las que piensan que el final feliz se logra cuando una completa sus metas. Cuando terminas la universidad, y cuando consigues llegar a ella, o cuando te ascienden en el trabajo. ¡Ah! Y no nos olvidemos de cuando consigues sacarte un máster con honores en otro país y en otra lengua. ¿No te das cuenta de que has conseguido cosas únicas en la vida?
  • ¿Y eso me exime de sufrir por un tío? Las triunfadoras también tenemos nuestro corazón. ¿Y sabes qué? Que nos lo rompen.
  • No entiendo por qué dejas que te afecte tanto.
  • Porque todo me sale mal Elena. Primero Tom, luego la revista y ahora Gabriel. Bueno, y no nos olvidemos de Martin al que no le he contado nada de lo que está ocurriendo.
  • Creo que podría tener sus sospechas.



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En el texto hay: rencor, celos, amor

Editado: 11.10.2021

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