Keilin y Tayler, tal vez eran uno para el otro. Eran las dos piezas de un
rompecabezas mas imperfectas del mundo, pero encajaban perfectamente
y Tayler sabia eso desde el primer dia que conoció a Keilin y por eso ya no
podía esperar mas para ser novios. Luego de una larga caminata Keilin y
Tayler se sientan a la orilla del mar.
—Sabes quiero que nuestro amor sea como el mar, que aun que tenga
final nunca lleguemos, que nos perdamos en las olas y en la tormenta
llamada amor —dice Tayler.
Keilin sonríe y mira a Tayler.
—Sabes Tayler es cierto, el amor es como una tormenta, que pasa y destruye
todo,
y lo malo no es que destruya todo, lo malo es que nos acostumbremos a que nos destruyan.
—Te amo Keilin, te amo tanto que si intento amarte menos termino
amándote mas.
Tayler mira fijamente a Keilin, y su corazón se acelera a mil por
segundo, no puede creer lo que esta sintiendo, que la chica que era atea en
el amor se transformo en creyente, y es que solo le hacia falta una mirada
de Tayler y unas palabras que le besaran el alma para estar enamorada.
—Te amo Tayler, te amo con mis ojos, con mi cuerpo y con toda mi
alma.
Era el momento perfecto para que Tayler besara a Keilin. Tayler se
acerca lentamente a los labios de Keilin, y los toca suavemente con sus
labios
—Bésame —dice Keilin.
—¿Ya te bese el alma? —pregunta Tayler.
—Si ya lo hiciste hace mucho tiempo.
Tayler sin dudarlo le da una beso largo y profundo a Keilin,
arrancándole los miedos, espantado sus temores. Ese beso fue como beber
agua en medio del desierto, le devolvió la vida a Tayler, ese beso fue como
el ultimo suspiro antes de lanzarse encadenado al mar, le quito la vida a
Keilin.
—¿Keilin quieres ser mi novia? —pregunta Tayler con una gran
sonrisa en su rostro.
—Si, si quiero ser tu novia Tayler.
Esa pregunta de Tayler fue tan segura de ganar, como el (si) de Keilin
que fue tan seguro de perder, pero sin miedo se entrego a el.
Luego de un mes de novios Keilin y Tayler parecían la pareja perfecta, y
es que eran tan imperfectos que se veían perfectos juntos. Tayler era ese
chico perfecto que no buscaba Keilin, y Keilin era esa rosa con espina que
Tayler nunca esperaba besar. El era un poeta, ella era poesía, el era el mar,
ella la arena, el era el cielo, ella las estrellas, eran como dos piezas de
rompecabezas que encajaban perfectamente, Tayler llevaba todos los días a
keilin al lugar donde se besaron por primera vez, ese lugar que desde ese
dia se convirtió en su favorito, ese lugar donde cada dia que pasaban
juntos Tayler le prometía amor eterno a Keilin y no estaba mintiendo, en su
rostro de chico malo, se podía ver que daba todo por ella, que era escapas
de dar su propia vida por ella. Tayler como todos los días lleva a Keilin a
ese lugar, llevaba con el chocolates y una rosa para Keilin por su primer
mes de novios, llegan al parque en el auto y como todos los días comienzan
a caminar hasta llegar al lugar favorito de ambos, se sientan y Tayler le
entrega los chocolates y la rosa a Keilin, quien le da un beso, un beso de
esos que lo hacían suspirar a Tayler, un beso de esos por los cual Tayler
era capaz de robar la luna para entregársela a Keilin a cambio de uno de
sus besos.