Mi Primer y Último Amor

Capítulo 23: “Hechos narrados por Arthur, Miguel, Wilder y Belén”

Arthur:

- No sé ¿Cómo? O ¿Por qué sucedió?, pero al pasar por tu habitación en busca de una respuesta ante la duda de qué había sido de ti durante esas muchas horas, parecía que literalmente te habías perdido tu cumpleaños. Y entonces al entrar te encontré postrado en el piso, al darte cuenta que estaba ante ti me miraste una primera vez con una mirada oscura, pero luego te ayude a levantarte y me seguiste hasta aquí, a la sala de visitas, mientras cada uno de nuestros amigos visitantes te iban felicitando uno cada uno. Te ofrecí una bebida, pensé que con lo integro que ahora en tu madurez eres me la rechazarías pero ¡Vaya maña que tienes hermano! Bebiste hasta decir ¡Ya no más! Quizás hasta el sentimiento de culpa había apoderado al ver lo que había causado, por un momento cometí el error de dejarte solo, estabas algo raro, creo que no debí darte de beber - sonríe- cuando regrese a ver dónde andabas estabas con Belén pero pude ver como de ella te alejabas, no sé por qué pero no se veían tan felices juntos. Perdóname lo que digo si en esto te afecto, Belén… -Dice éste al ver como ella se incomoda.

… Mientras lo escuchaba todo, mis pensamientos vagaban por la compleja sala de los recuerdos. ¿Por qué Arthur habrá dicho observar en mí una mirada oscura? Éste sentimiento en mí cada vez más se forma en un vacío adornado con el presentimiento transformado en un escalofrío que hacia posesión de mi alma. Mi corazón cada vez más latía con menos fuerzas, y aunque sentía una nueva energía no era ésta perteneciente de mi cuerpo y espíritu. Era ese calor extraño y el olor mortífero en mí que me atormentaban solo de pensar en lo que estaba por venir…

Belén:

- Eh… Lo siento Arthur, la culpa es mía, es por la pena, a veces se apodera de mí, pero tranquilo. Lo que paso es algo un poco tonto, nada interesante. Cuando dejamos a Andrew en su habitación, solo buscaba un momento a solas, todo el día de ayer y anteayer fueron poco fortalecedores ¿no creen?, necesitaba despejar la mente un poco y así anduve, caminando por un largo rato durante la fiesta, un par de tragos, en mi mano derecha un vaso con un poco de vino, y de repente mientras meditaba con una mirada fija que torpemente observando a un chico del cual no me había dado cuenta hasta que una mano me con fuerza del hombro; era Andrew, me reclamaba por mirar “según él” a un chico que a pocas penas podía distinguir, era guapo por cierto –Dijo sonriendo-, pero mis pensamientos tenían ya motivo por el cual pensar, o más bien, por quien.

… Su mirada (ahora dirigida a mí) expresaba un gran brillo incomparable incluso con el reflejo de cada noche que emite la luz de la luna, (y eso que a veces que electricaribe quita la luz, la luna es la que ilumina las calles por la noche), perlas preciosas bañadas por el sudor de sus glándulas en el globo ocular, pero sin derramar siquiera una sola lagrima. Ella tan esbelta en su esplendor me había dado a conocer que esa chispa entre nosotros nos unía una vez más, Belén tenía algo en sí que no puedo explicar porque no hallo descripción perfecta de dicha característica cuya razón alguna era quizás despertar ese cosquilleo en el estómago mediante el nervio vago eh, (para que vean que me va bien en anatomía), hasta quizás el punto de expulsar cortisol pero pues intentemos no irnos tan lejos, la verdad me encuentro en una lucha entre mi cuerpo y mis verdaderos deseos por vivir…

Miguel:

- Yo la verdad sé que muy poco hablo de estos asuntos pero ayer fue una noche muy extraña. Estaba conversando con amigos de la escuela que aunque no pensé ver en tu fiesta a dichos personajes, la pase bien un rato, sin embargo hubo un momento en el que todos así reunidos nos encontrábamos y no sé si será porque era el único sin beber alcohol pero en tu presencia, Andrew, sentía un calor que hacía erizar y arder mi piel. Aunque quizás sea producto de la imaginación, o son locuras mías, pues ustedes estaban tomados ¿no? Seguro era el sofoco y el calor de la diversión.

- Que tonterías, sí, claro que fue una noche muy calurosa –Dijo Wilder.

… Y en serio, no creo que sea el calor de una noche loca, realmente podía sentirme ardiendo en llamas, aunque parecía ser que en el momento era el único que lo sentía, anoche puede que al no ser yo éste mismo salía, mientras ahora siento como si mi cuerpo estuviera putrefacto, era como si muerto estuviera, era como vivir (dentro de mi propio cuerpo) las llamas vivas del mismo infierno…

- Ya te acostumbraras… -Un susurro en mis oídos.

… Sin duda era él quien ya habitaba en mi cuerpo y seguramente el cual hizo el papel de mí por la noche…

- No, soy su padre… Pronto conocerás a mi hijo –Nuevamente esa voz.

- ¿Cuál hijo? –Dije en voz alta sin pensarlo.

- … Fue una noche maravillosa… ¿Me estas prestando atención, Andrew? –Pregunto Wilder al escucharme.

- No, la verdad no.

- Bueno chicos, creo que hay que comer y al ser la única chica me encargare de ello, iré a la cocina.

- Yo iré a acompañarte Belén –Dijo Miguel.

… Mientras tanto dialogo tras dialogo se convirtió en silencio, Wilder y Arthur se habían quedado en mi presencia. Fue gracioso e incómodo a la vez, yo con cara de preocupado y viajero de mis propia imaginación, quizás ellos con cara de interés por descubrir el universo inmenso de la mente que me gobierna. La verdad en ese instante no se me vino nada a la mente solo ver sus caras mirándome estúpidamente, parecían dos bobos hipnotizados por mí, ni que fuera brujo ni mucho menos tan guapo, o bueno sí, la belleza es relativa para cada quien, por ejemplo creo que bello ya estoy; en fin. Así quedaron un rato esperando a ver si diría algo, pero no dije nada, y así seguimos hasta un momento en el que la risa nos invadió y nos echamos a reír a carcajadas…



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En el texto hay: misterio, aventura, el primer amor

Editado: 12.09.2020

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