Mía:
Ya es media noche, me encuentro en el jardín, echada en el pasto. Siempre me a gustado ver las hermosas estrellas, además de ser médica también me gustaría ser astronómica.
El chirrido de la puerta que da hacia el jardín suena. Volteo rápidamente y veo a Adrien.
- Adrien¿que haces aquí?- pregunto.
- eso es lo que yo te debería preguntar- dice.
Evito su comentario y sigo mirando las estrellas. Justo ahora no quiero ninguna interrupción, me voy a molestar si habla una vez más. En este momento quiero paz, nada de personas a mi alrededor, pero tampoco puedo echarlo del jardín.
- te gustan las estrellas ¿verdad?- pregunta Adrien.
Maldición, desearía decirle que se callé y eso es lo que haré.
- Adrien- suspiro- ahora mismo estoy de mal humor y no quiero decir cosas que al final me voy a arrepentir de decírtelo, te pido que guardes silencio.
- está bien, doña malhumorada- me responde.
Suspiro más fuerte.
Adrien es un caso perdido. Ojalá fuéramos hermanos, siempre hé deseado tener hermanos, soy hija única así que no entiendo el amor que se siente entre los hermanos.
Él se echa a mi lado, lo miro y el sonríe. Un pequeño escalofrío recorre toda mi piel. No sé si es porque recién conozco a una persona, en la que yo pueda confiar, pero me agrada.
Pasan los minutos, estoy empezando a tener sueño. Mis párpados me obligan a cerrarlo, por inercia me posicionó de costado y me abrazo para evitar el frío.
- Mía, no creo que sea bueno que duermas acá- dice Adrien.
- duerme - le digo en un susurro.
Después de lo que dije, deja de hablar, escucho que una persona está caminando. Seguro Adrien ya se está llendo. De pronto se queda quieto, ya no oigo nada. Mi amigo me dejó sola, otra vez me quedé sin nadie, triste y abandonado. La tristeza invade mi interior, siempre me quedaré sola, sin nadie, ese es mi destino. Sin querer, lágrimas caen de mis ojos. De la nada siento una mano suave en mi cabello, me está acariciando. Abra los ojos, Adrien está de cuclillas a mi adelante.
- ¿por qué lloras?- pregunta.
Lo miro fijamente. Él de verdad está ahí, no se fue, se quedó conmigo, que bueno.
- no lo sé, soy una tonta- me respondo.
- no para los estudios - responde con una sonrisa.
- supongo- digo.
Quiero abrazarlo, sentir que de verdad es él, que no me a dejado, que de verdad es mi amigo.
Me levanto a medias, lo miro un momento, él aún tiene su mano en mi nuca, dándole suaves masajes, que me tranquiliza. Me lanzo a sus brazos, como si fuera el final de nuestro camino juntos. De separarnos y seguir nuestro camino, en donde el pueda ser alguien en la vida. Pero aún no, no es el momento.
-¿estas bien?- me pregunta.
Demoro en contestar.
- si, sólo que no quiero...- mis palabras se quedan estancadas en mi garganta, nuevas lágrimas se deslizan por mi mejilla, pensando lo peor.
- eres una amiga excepcional- responde ante mis palabras.
No comprendo del todo esas palabras.
- y tú también eres mi mejor y super amigo que hé tenido en mi vida- digo para compensar lo que me dice.
Nos abrazamos más fuerte, el aroma que proviene de Adrien es impactante, es un aroma singular, varonil y deliciosa. Huele bien.
- tienes una aroma exquisito- digo en medio de nuestro abrazo.
Él sólo ríe.
Por un momento pensé que mi destino sería estar sola, nunca se dió para mi el amor, pero aquí está Adrien entregándome todo su amor de amigos.
No se cuanto tiempo hemos estado así, pero se siente acogedor y a la vez cansado.
- sería mejor que dejemos de abrazamos ¿verdad?- pregunta Adrien.
- estoy de acuerdo - digo al instante.
Al separarnos lo veo detenidamente. Me da ganas de volver abrazarlo. Cuando miro su rostro, mis ojos se posan en sus labios rojos. Creo que él lo noto, pero evito mi mirada.
Me lanzo nuevamente a sus brazos, no quiero dejarlo, por nada del mundo, moriría si él necesita algo que yo puedo dar. Adrien se asombra a mi repentino, segundo abrazo.
- sólo quiero abrazarte- le digo.
-¿ sólo eso?- pregunta.
Esa pregunta me pone acalorada, no le respondo, pero luego siento una mano que me coje del mentón y me eleva hasta estar cara a cara con Adrien. Nos miramos, pero no sucede nada, supongo que quiere un beso, al igual que yo hace un momento, cuando mire sus labios sin querer.
- oye..- iba preguntarle, pero inmediatamente sentí sus labios posarse en los míos.
Puse mis manos en su cabello y él en mi cuello. Saboreando cada beso que nos damos. Adrien mete su lengua en mi boca, nuestras lenguas se entrelazan y se tocan al chocarsé. Muerde suavemente mi labio inferior y luego yo el suyo. Se siente bien y agradable. Al necesitar oxígeno, nos separamos.
- disculpa - dice Adrien.
Me sorprende que lo diga.
- no te preocupes, sino de aparté o te di una cachetada es porque...también quería eso- le digo con un poco de vergüenza.
Sonríe.
- me haces reír...cuando más lo necesito- me dice.