Mi último Latido

Capítulo 1

¿Alguna vez has querido saber el día de tu  muerte?

¿El día en que tu corazón deje de latir?

Se que todos, en algún momento hemos tenido ese pensamiento tan subliminal. Aveces no lo queremos saber, aveces queremos que sólo pase y ya.

¿Quisieras hacer todo lo que está en tu lista de deseos antes de irte?

¿Qué lista? ¿No tienes una? Que raro eres— te miro desde los pies hasta la cabeza con una ceja levantada—. Yo sí, es raro ¿Cierto? Quizás para mucho lo es pero para mí no. Tengo una lista de deseos que quiero cumplirlos antes de morir todos y cada unos de ellos.

¿Me alcanzará el tiempo para hacerlo? No lo sé, sólo correre el riesgo.

Todos lo días me despierto a las cuatro de la mañana, mucho antes que suene el despertador. Me levanto sudada, agitada, con frío y con el dolor en mi pecho no es fácil, todos lo días lidio con esto. Y no es por que a esa hora me ataque el corazón, es porque siento la muerte durmiendo en mi cama. Si despierto es una oportunidad más de vida quizás ya mañana no la tenga. Muchos diran que estoy loca pero, es por el simple hecho que no conocen mi historia. Sólo lo que la saben, saben que esto es un reto todos los días.

Todos los días entró a clases a las siete de la mañana. Y yo me despierto a las cuatro(tres horas antes de que suene el despertador), luego de allí no duermo más, es complicado. Luego que me levanto bajo a tomarme un baso de leche caliente y una galleta, siempre está papá despierto ya que es él primero en salir a trabajar. Cuando bajo la leche ya está caliente y la galleta servida. Llevo en este plan desde hace seis años no sufro de sueño, pero tampoco me gusta dormir. Tengo miedo de cerrar los ojos y no volverlos abrir, mi miedo no es morir,  mi miedo es dejar a mis seres queridos sufriendo en este mundo de mierda.

Me llamo Mao, dicen que mi nombre significa "Floreciente", quizás sea real, no lo sé. Tengo 18 años, hoy es mi primer día de clase en la Universidad.

¿Qué si estoy nerviosa? Si, bastante.

Mi vida como adolescente no es la mejor, no tengo una vida normal por así decirlo. Mis padres son Miguel y Carla, son muy sobreprotectores conmigo. Tengo 3 hermanos, y yo soy la única hembra.

Mi mejor amiga se llama Verónica, hemos estado siempre juntas si no me falla la memoria, estamos juntas desde el primer día de clase cuando estudiábamos en la secundaria, nunca nos hemos separado y me alegra mucho que nunca me haya dejado sola. Vivo en Chicago, es un lugar muy lindo, conozco muy poco de él ya que casi no salgo y pues si salgo lo más seguro es que me perderé.

Una vez me perdí en una biblioteca— Si, no me mires así, no es gracioso— La biblioteca era super grande, una cosa gigantesca y pues entre en pánico y me senté en sus pasillos fríos esperando que mi mamá llegara por mí.

Como ya lo había comentado antes, mis padres son muy sobreprotectores conmigo. ¿Por qué? Diran que eso es normal en los padres, pero en este caso no es la típica historia de que ellos quieren salir ganando. Ellos me cuidan por mi bien, ya que soy muy impulsiva al hacer la cosas.

Desde muy pequeña, creo que desde que tengo 10 años me diagnosticaron Hipotensión. Es una enfermedad que mayormente ataca más a las personas mayores pero lamentablemente me tocó a mí.   La enfermedad es más complicada de lo que creen, esto sucede cuando la presión arterial es muy baja. ¿Qué quiere decir eso? Que mayormente mi corazón no recibí la sangre que normalmente tiene que recibir.  

Para hacerlo más preciso sufro del corazón, y no se como he estado viva por siete años con esta enfermedad. Es muy arriesgado, cualquier susto o felicidad me pueden matar. Por eso mis padres son muy cuidadosos conmigo, cada vez que me da un ataque hay un tipo de máquina que me da oxígeno, y me inyectan un calmante. Supongo que es por eso que aún estoy viva, pero se que algún día moriré, no se cuando sea pero se  que va a pasar. Y perdón por repetirlo tanta veces es que es algo que me grabo todos los días para que así duela menos.

Despertar todos los días asustada es un desafío que debo enfrentar todos los días.

Es por eso que no puedo ser una adolecente normal. Para poder estar tranquila y que los ataques del corazón no me den tan fuertes debo de estar siempre serena, no puedo correr, hacer peso, no puedo gritar, no puedo recibir ningún tipo de emoción ya sea; reír o llorar. Es muy difícil mi vida con esta enfermedad, aveces pierdo los ánimos pero veo todo el esfuerzo que han hecho mis padres y mis hermanos por mí y eso es un motivo más para despertar todos los días y pelear por esta vida que me tocó vivir.

Te invito a conocer mi vida, prepara los pañitos  y las cotufas que esta es mi historia.

 



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En el texto hay: frases, dolor, romamce

Editado: 15.09.2021

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