Mi vida intentando ser social

SEGUNDA PARTE “LA CONQUISTA” CAPÍTULO IX El día decisivo

Miércoles, 4 de octubre. Luego de tener seis horas de clases con descanso de media hora en la mañana, almorzar y tener nuevamente cuatro horas de clase, llegó el turno del descanso de la tarde. Fui detrás de Jireh y Yomary como si fuera su esclava en tiempos antiguos. Llegamos a las gradas a pasar aburridamente el tiempo. Estaba literalmente que explotaba de la rabia y de lo injusta que era la vida conmigo al no tener con quien hablar y divertirme en descanso.

Vi ante mis ojos el futuro de mis descansos en la tarde y eran dos opciones: la primera era el chico de décimo de la tarde y la segunda era Kevin que, curiosamente ambos tenían características similares, piel blanca, cabello negro y elevada estatura, excepto las gafas del chico de décimo y las expansiones que hacían distintivo a Kevin. Teniendo como mejor opción la segunda me fui dignamente de las gradas e ingresé a la rotonda donde lo había visto previamente.

Encontré a Josué que estaba solo en la rotonda ahí sentado sin hacer nada. Le hablé de lo que pensaba hacer y dimos una vuelta aconsejándome que lo hiciera, que no fuera tímida. Luego, en la rotonda, él saludó a Kevin en mi presencia para que no le tuviera pena, sin embargo, no hice lo mismo y Josué me explicó que ellos eran amigos y que todo iba bien. Después me dejó sola, entre mí dije que tenía que hacerlo o perdería la oportunidad de tener el descanso perfecto. No obstante, algo me detuvo y era, —¿cómo acercarme y hablarle? —Pues no quería dar mala impresión y me congelé. En el centro de la rotonda hallé refugio en la exhibición de recuerdos antiguos del colegio y allí gasté la mayoría del tiempo vital, debido también a que Kevin no permanecía quieto y se iba a hacer locuras con sus amigas y amigos. Pensando en mi apocalipsis de las consecuencias de no hablarle, fui y aproveché el instante de su sosiego.

—¡Ay que lástima! No queda refrigerio para mí —se me ocurrió esto cuando vi una canasta de refrigero vacía justo al lado de él.

—Pues sí, no queda.

—Oye me dijeron que tú casi pasas a la Universidad Nacional ¿cuánto puntaje sacaste?

—522 puntos.

—Vaya, eso fue impresionante porque es muy difícil. No tuve oportunidad de presentarlo ya que me enteré tarde para inscribirme —dije esto, aunque dentro de mi mente me pareció no tan impresionante ya que otros estudiantes de mi salón sacaron más puntaje que él.

—No, que mal.

—Sí, mmm… —llegó el momento decisivo— ¿Sabes? estoy pensando escribir un libro acerca de cómo ser social... —hice una pausa para continuar—. Y no sé si quieras participar en mi libro. Así que, que dices ¿Sí o no?

—Sí, no veo problema.

—Ok, listo —dentro de mí me sentí feliz y me dije a sí misma en mi mente—, sí, lo logré. Haré el libro entonces. —Luego, pensé rápido y le dije a Kevin en voz alta—, siendo así empezaríamos el próximo miércoles, ¿te parece?

—Sí. Espera —se retiró inesperadamente, intentándose ocultar de alguien que pronto me enteraría de que se trataba de la querida rectora.

Otra vez me quedé sola. Detestaba quedarme así y mucho menos cuando tenía en mente escribir un libro de mi vida intentando ser social. Al otro lado de Kevin había una amiga de él (después sabría que le decían Mafe) y no tuve más opción que hablarle. No sé cómo tuve tanta confianza y a ella le conté lo del libro y, sorprendentemente sin pensarlo, el hurto de mi USB. Ella con buena actitud me escuchó y sentí que hacía mucho tiempo no me ponían tanta atención como en ese momento. También le conté que no tenía amigos y que me dejaban sola.

—¿Y por qué no andas con Paula y sus amigas? —me preguntó ella.

—No sé, nunca sentí esa conexión de estar con ellas, además no las he visto en casi todos los descansos. Así que me cansé de mi curso y decidí buscar nuevos amigos.

—Oye, discúlpame —llegó Kevin luego de ocultarse.

—No, tranquilo —dije yo sorprendiéndome de su llegada repentina.

—Me dijo que me los quitara —le dijo Kevin a su amiga luego de dejarse pillar por la rectora las expansiones que tenía y se retiró nuevamente.

—Eso le pasa por intentar ser rebelde —dije intentando ser graciosa.

—Sí —respondió Mafe.

Sonó el timbre que indicaba el fin del descanso y el regreso a clases. Me despedí de ella sin oportunidad de hacerlo con Kevin que cobardemente se escondía sin ser capaz de quitarse esas expansiones. Entré al salón y le conté a Josué de lo ocurrido con Kevin.



#11749 en Joven Adulto

En el texto hay: jovenes, colegio, sociabilidad

Editado: 14.04.2019

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