Microcuentos de terror

28

La niña se ovilló en el rincón al oír los pasos de su tío. ¡La había encontrado!

El hombre entró en la habitación y la miró, su lengua remojó sus labios. 

Luego apuntó con la escopeta.

—Debí matarte el primer día que te adoptaron —dijo—, antes de que mataras a mi hermano y a mi cuñada.

Disparó, la niña se apartó, rauda, pero ya no era una niña.

¡Era un demonio!




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