¡Sí! y ¡No!
─¡Tienes que alejarte de ella!
─¡No!
─¡Sí!
─¡No!
Suspiré, luchaba con todas mis fuerzas para calmarme pero la terquedad de Aro no ayudaba mucho. Me sentaba mal tener que gritarle, y más para que terminara su relación con Clara, porque sí, ya eran novios.
Tragué grueso al recordar su maldita cara de felicidad cuando ambos llegaron a casa hace unos días a anunciarnos su relación, no se me olvida su cara de felicidad, y la de mí familia.
¿Había sido la única que notó su falsedad?, al parecer sí porque todos quedaron encantados.
¿O solo eran celos?
Mierda, ¿en qué momento me había convertido en alguien tan tóxica y amargada?
─¿Aro, qué tengo que hacer para que entiendas que ella no es adecuada para ti? ─desgraciadamente sabía su respuesta, pero tenía la esperanza de que por una vez me tomara en serio.
Suspiró.
─Nada Alice ─masculló─, no puedes hacer nada, porque la quiero, ¿tan difícil te es comprender eso?
Negué con la cabeza, ¿cómo podía estar tan ciego?
─Hace unos días tuve una visión y...
─No me importa Alice ─se mordió el labio inferior, siempre lo hacía antes de terminar diciendo algo hiriente─, ¿sabes porque no quiero... no puedo alejarme de ella?, porque ella siempre estuvo, mientras tú huías de casa, Clara siempre estuvo conmigo en mis mejores y peores momentos de mi vida, para darme el cariño y la comprensión que mi hermana nunca pudo darme por pensar solo en ella.
Decir que me impresionó fue poco, estaba realmente perpleja, Aro nunca fue de revelar sus sentimientos a nadie.
Sé que a él le dolió tanto decir esas palabras como a mi oírlas, a pesar de la distancia entre ambos conocía perfectamente a mí hermano, era una de las muchas cosas buenas de ser gemelos, la complicidad y conexión era mayor que cualquier otra cosa. Pero me merecía eso y más, abandoné a la persona que más me amaba en el peor momento, mis malas decisiones me han llevado a esto, a romper la confianza de mi hermano, y no ayudaba el hecho de que acusara a su novia sin pruebas.
Un graan comienzo.
A pesar de haberla seguido y observado en secreto durante unos días, no había conseguido nada relevante sobre ella, nada, ni lo más mínimo y comenzaba a cabrearme. No me daría por vencida, no hasta encontrar algo, lo que fuera, porque algo me decía que esta visión era real, por muy poco sentido que tuviera sentía que esa chica tenía algo por revelar y tenía miedo de que dañara a mi hermano, y eso no podía permitírmelo.
─Vale ─apreté los labios hasta convertirlos en una pequeña y fina línea, aguantando las ganas de llorar.
Su comentario me había herido más de lo que quería admitir.
Resopló y pasó sus dedos entre su cabello, frustrado y enojado, yo solo me limité a observar la pared tras él.
─Mira, lo sien...
─Déjalo ─lo corté, no quería que se disculpara, no cuando la culpable era yo─, olvidemos que tuvimos esta conversación, olvidaré que acabas de romperme el corazón por preferir a esa chica antes que a mí, a tu hermana ─mordió su labio inferior nuevamente, y pude sentir las lágrimas correr por mi rostro, ¿quién sabe qué más podría salir de su boca?, pero no quería oírlo, no ahora─. Y tú olvida que te lo advertí, si quieres seguir con ella a pesar de mi advertencia, vale, haz lo que quieras.
Yo no soy quién para decirte que hacer con tu vida y tus relaciones.
Esquivé su mano cuando intento agárrame del brazo para impedir que saliera de la habitación y limpié las lágrimas de mala gana, no quería llorar.
─Ella siempre estuvo para ti, solo deberías escucharla a ella no a mí, estoy completamente ajena a tu vida.
Eso había sonado infantil e inmaduro, pero me daba igual, necesitaba decirlo.
Salí de la casa furiosa y azotando con fuerza cada puerta que se interpusiera en mi camino, suerte que no había nadie más en la casa.
En estos últimos días la calle se había convertido en mi escape, sentía que me ahogaba cada vez más, mi padre ni siquiera me miraba a los ojos, mi madre solo cruzaba unas pocas palabras, Klaus desaparecía todo el tiempo y Aro solo tenía ojos para Clara.
Todos tenían algo que hacer, ignoraban los serios problemas que teníamos, les era más fácil esquivarlos y yo ya estaba harta de tratar de unir y arreglar las cosas. Si a ellos no les importaba a mi tampoco debería de hacerlo. No debería ser yo quien metiera la mano al fuego sabiendo que nadie me seguiría o apoyaría.
No haría más por ellos, no hasta que pusieran de su parte.
Pero lo que si haría era continuar investigando a Clara, haría caso a mis instintos esta vez, sin importarme lo que Aro pensara de eso, porque a pesar de todo era mi hermano y me sentía obligada a protegerlo, porque esta vez estaba dispuesta a ser una verdadera hermana y ganarme su confianza nuevamente.
Caminé media hora más hasta que visualicé mi destino a unos pocos pasos más, sonreí nerviosa, hoy comenzaba mi trabajo como niñera en casa de Harry.
Acorté la poca distancia y detalle la casa, la enorme casa. Podría decir que era incluso más grande que el instituto.
Madre mía, que forma tan ridícula de gastar dinero, con la de cosas que se podrían hacer, pero no, los ricos prefieren gastar fortunas en espacios que ni siquiera saben que tienen.
Asco de vida.
Toqué la puerta como una estúpida antes de darme cuenta de que había un timbre justo al lado de la puerta, el cual también presioné, por si acaso.
Esperé unos segundos antes de que un Harry sonriente abriera la puerta y me dejara pasar a su "humilde" morada.
Casi me desmayo al ver el interior de aquella mansión, era enorme y ridículamente lujosa.
─Es ridículamente grande, lo sé ─salí de mi ensoñación y lo observé, se veía muy bien sin camisa, parecía recién levantado.
Frunció ligeramente el ceño al notar que lo miraba fijamente sin decir nada, mierda.