Dejo que los maquillistas y peluqueros hagan su trabajo mientras escucho un audiolibro en mi tablet, totalmente abstraída de lo que pasa en el exterior. Tengo el móvil en silencio desde hace días, e intento evitar todo lo que puedo revisar las notificaciones de mensajes o de cualquier red social.
Llámame cobarde, pero aún no me siento con la capacidad para volver a ver lo que la gente tiene que decir acerca de mí, sea bueno o malo. Prefiero directamente no saberlo y dedicarme única y exclusivamente a mi trabajo, que es lo único que me mantiene a flote estos días.
La única aplicación fuera de lo común que tengo en mi tablet es Telegram, en la que tengo un único contacto agendado: Andy.
No me sorprende encontrarme un mensaje suyo en cuanto abro la aplicación.
Andy: ¿Cómo se siente mi chica de pasarela? ;)
Sonrío levemente. La única que me ha hecho sonreír estos días es Andy, y nunca podré estar más agradecida.
Scarlett: Nerviosa, pero sorprendentemente tranquila.
El mensaje de vuelta de Andy no llega inmediatamente. De hecho, tarda varios minutos en llegar.
Andy: ¿Has visto alguna red social?
Su pregunta me desconcierta un poco. Andy sabe perfectamente que estoy intentando evitar las redes sociales como si de la gripe española se tratara. Ha sido testigo de cómo he tenido mi móvil apagado casi las veinticuatro horas del día, los siete días de esta semana pasada.
Scarlett: No.
Scarlett: ¿Por qué?
Scarlett:¿Ha pasado algo?
Andy vuelve a desaparecer de la aplicación, y esta vez no vuelve. Puedo notar como los nervios que ya sentía en mi interior se han multiplicado por diez, y no precisamente porque se esté acercando la hora de la pasarela.
¿Habrá pasado algo?
Me siento tentada de tomar mi teléfono y meterme en Twitter, donde no es necesario que vea lo que nadie dice de mí. Solo puedo cotillear un poco la lista de tendencias, ver si hay algo de relevancia.
Pero, a tan pocos minutos de que comience la pasarela, no siento que sea lo correcto. ¿Y si veo algo que me desconcierta y me desestabiliza? Cagaría todo el trabajo de esta semana, y de todos los meses anteriores a esta semana que me han llevado a esta oportunidad.
Si fuera algo de vida o muerte, Andy me lo hubiera dicho a la primera, o me estaría llamando como una loca hasta que le cogiera el teléfono para contarme. Así lo hizo cuando se filtró el vídeo mío con Nate en Tiktok. Así lo hace Andy siempre. Es intenta, no puede evitarlo.
Así que, sea lo que sea, puede esperar hasta después de la pasarela.
*-*
Puedo oír las voces de la gente del otro lado de la pasarela, susurrando y hablando entre ellas. Mi corazón bombea frenéticamente, amenazando con explotar y dejarme en paro cardíaco.
Da igual cuanto respire, mi corazón sigue bombeando fuerte contra mi pecho, haciendo difícil la idea de salir ante toda esa gente.
Este no es el momento, corazón.
Tenemos una pasarela que bordar.
Cuando el director se acerca a mí y me indica que soy la siguiente en salir, rezo y me preparo.
Los tacones que llevo son muy altos, pero he entrenado para caminar con ellos sin parecer un pato mareado y, sobre todo, para no caerme de la pasarela. Así que cuando me indican que ya puedo salir, dibujo mi mejor sonrisa y me dispongo a caminar con la mayor gracia que puedo.
Mis pasos son firmes y mantengo mi mirada al frente, sería y confiada. Cuando llego al final de la pasarela hago una vuelta para enseñar la parte de atrás de mi vestido y sonrío, como si la vida me dependiera en ello, porque en parte lo hace.
Me parece oír vítores a mi paso, pero intento mantenerme firme.
Cuando estoy casi llegando de nuevo al principio de la pasarela, me parece vislumbrar por el rabillo del ojo a Nate, sentado en una de las filas del final, mirándome fijamente.
Me digo a mí misma que eso debe de ser una alucinación, porque no hay manera de que Nate esté aquí.
*-*
Cuando la pasarela termina, siento a mi corazón calmarse y volver a latir normal en mi pecho.
No es por ser egocéntrica, pero lo he bordado. Ha sido excelente y estoy segura que he cumplido las expectativas que había puestas en mí, y hasta diría que las he superado, porque esta es mi primera pasarela y los críticos no suelen esperar mucho de las modelos que hacen su primera pasarela.
—Hey, Scarlett —me llama una de mis compañeras, Caitlyn—. Lo has bordado —felicita, y yo le sonrío agradecida, porque ella es una gran modelo que lleva mucho tiempo en esto de las pasarelas y es todo un cumplido.