Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 24 - Caos

Unas suaves caricias por mi mejilla me despertaron. Cuando abrí los ojos me encontré con los de Marco, que me devolvía una cálida sonrisa. Me acerco más a él y me acurruco en sus brazos, intentando pasar el mayor tiempo posible así. Porque desgraciadamente tenía que volver al mundo real, tenía que abandonar Madrid para volver a casa. El nuevo curso estaba a punto de empezar y tenía que tener todo preparado para la vuelta al cole de Natt. Ahora soy yo quien ejerce de “madre”, así que tengo que hacerlo bien.

 

Le miro a los ojos y todo lo ocurrido durante la noche empieza a aparecer ante mis ojos, ante mis recuerdos. Veo que Marco me mira fijamente y sé que sabe lo que estoy pensando, por lo que me acaricia la mejilla y me acerca más a él, terminando en un dulce beso.

 

Cuando nos separamos nos miramos, en los ojos de Marco veo arrepentimiento y culpa, por lo que no puedo evitar volver a besarle y abrazarle con fuerza. No quiero separarme de él, pero al final tras mucho esfuerzo consigo al menos levantarme del sofá. No quiero ni imaginar qué pasará cuando llegue al aeropuerto.

 

Hacemos el desayuno entre risas y juegos, y de tanto reír y  hablar, despertamos a padre y hermano. Vaya noche que les hemos dado, menos mal que soy buena, y como agradecimiento, les he hecho el desayuno. Y así, rodeada de la familia de Marco, desayuné. Hacía mucho que no tenía un momento de desayunar tan familiar y alegre. Desde la muerte de mi hermana no.

 

Al terminar, entre todos recogemos la cocina y voy hasta la habitación de Marco, donde me arreglo y termino de cerrar la maleta pequeña que traje conmigo. Cuando estoy lista me despido de Gilberto e Igor, y me monto en el coche con Marco. Durante todo el viaje no decimos ni una sola palabra. Como si el uno no existiera para el otro. O eso se pensaría la gente que nos viera desde el exterior, pero no, solamente disfrutamos juntos del silencio, cogidos de la mano y pensando en el futuro que vendrá.

 

El momento de despedirse llega. Ninguno de los dos queremos, pero los dos sabemos que tiene que ser así, por más que nos duela, por más que odiemos las despedidas, sabemos que hay que hacerlo.

 

Nos abrazamos con fuerza, dándonos el último abrazo hasta a saber cuándo.

 

      -       No olvides que te quiero amor – me dice mientras nos separamos.

      -       Yo también te quiero cielo – le contesto mientras nos miramos a los ojos.

 

Nos fundimos en un largo beso y después nos separamos cada uno cogiendo un rumbo diferente.

 

 

Han pasado un par de días desde que nos despedimos en el aeropuerto. Natt empieza al colegio hoy y está muy ilusionada, con ganas de empezar otra vez. Es raro, pero sí, Natt es una niña que le encanta aprender cosas nuevas cada día.

 

Salgo de coche con Natt y de repente antes de poder entrar por la puerta del colegio, nos asaltan una cantidad de fotógrafos y paparazzi. No entiendo absolutamente nada de lo que me dicen porque hablan todos a la vez, lo único en lo que pienso es en tapar la cara de Natt y llevarla cuanto antes a clase.

 

A la salida, aún siguen allí. ¿Qué narices querrán? Intento pasar lo más rápido que puedo para llegar al coche y poder salir de allí. Y aquí es cuando entiendo algunas preguntas que me hacen.

 

      -       ¿Desde cuánto tiempo están saliendo? – dice un fotógrafo o reportero ya que ya no sé muy bien que es.

       -       ¿Dónde os conocisteis? – pregunta otro.

       -       ¿La niña de antes es su hija? ¿Él lo sabe? – dice otro distinto.

       -       ¿Lo quieres solo por su dinero y fama? – pregunta otro distinto.

 

Y así miles y miles de preguntas me empiezan a lanzar, y yo no sé muy bien qué es lo que está pasando. Consigo entrar en el coche y pongo rumbo a la Universidad. Durante el corto camino me relajo un poco. ¿Qué narices está pasando?

 

Llego al aparcamiento. Y no puedo creer lo que mis ojos están viendo. La entrada a la facultad está también rodeada de paparazzi y reporteros. ¿Por qué no me dejarán en paz?

Después de unos minutos intentando llegar a la puerta, la cruzo y puedo respirar con calma. Me dirijo a mi clase, mientras la gente que estaba allí se me queda mirando. Yo ya no sabía dónde meterme. ¡Qué la tierra me trague ya! Llego a clase y me siento en mi sitio. Al cabo de unos minutos aparece mi amiga Iris por la puerta.

 

Iris es una chica muy simpática y cariñosa. La conocí en mi primer año de carrera. Es una chica deportista, con ganas de vivir la vida. Le encanta leer, ver series… Y esta locamente enamorada de Isco. Sí, del malagueño. Y cuando se enteró de que le conozco y no se lo he presentado… No me hablo ni una semana. Hasta que le prometí que un día, cuando toda mi vida este más relajada, se lo presentaría.




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