¿SEGURO?
2 horas antes…
- ¿A qué ha venido eso Isco? – le pregunto curiosa mientras le sonrío.
- Porque me apetecía y como manera de agradecerte lo que estás haciendo por mí – me contesto mientras me abraza.
- Ya sabes que es un placer para mí – le respondo cuando nos separamos.
Y es que Isco, sí nuestro Isco está enamorado, sí. Por fin. Y por fin hoy va a dar un gran paso de pedirle a su chica que sea su novia. Y la afortunada… La afortunada no es nada más ni nada menos que mi mejor amiga Iris.
Estoy tan contenta por esto… Que no pude negarme cuando Isco me pidió ayuda.
- ¿Sabes qué por tu culpa me he metido en un lío con Marco? – le digo mientras le acuso con la mirada.
- Lo siento – me dice poniendo un puchero.
- Lo tengo abandonado por ti, para ayudarle – le digo – Espero que me recompenses después porque no me gusta mentirle.
- Lo haré – me dice mientras coloca las bolsas que he traído encima de la mesa.
- Me conformo con que todo vaya bien hoy y le cuides mucho a mi amiga – le digo mientras le miro – Porque si me entero de que la has hecho daño… Vamos a conocer a la María realmente enfadada – le digo en tono serio.
- No quiero conocerla – me dice Isco un poco acojonado – Pero no tienes nada que preocuparte, la cuidare. Ella es muy importante para mí, es mi vida.
Sonrío al escuchar eso. Y de seguido seguimos preparando todo, la cena, la decoración de la casa, la del jardín. Quiero que todo salga perfecto. No quiero que nada lo estropee.
De repente me siento cansada, muy cansada, empieza todo a dar vueltas y me tengo que sentar un rato a descansar. Isco llega corriendo hasta mí preocupado. No me deja seguir colocando cosas y me deja sentada en el sofá mientras el termina de prepararlo todo.
Cuando ya me encuentro mejor comienzo a buscarle por toda la casa ya que no creo que haya sido nada, a veces me pasa, cuando tengo mucho calor o tengo alguna bajada de tensión, por lo que no me preocupo en lo más mínimo.
A pesar de los regaños de Isco, consigo que me deje colocar los pétalos de rosas que vamos a colocar encima de la mesa, pero tengo que parar porque me entran unas ganas horribles de vomitar, así que salgo corriendo al baño.
Isco me recoge el pelo en cuanto llega y espera allí conmigo hasta que termino.
- Siento que hayas tenido que pasar por esto – le digo apenada mientras me voy a limpiar la boca.
- No te preocupes, ¿estás mejor? – me pregunta preocupado.
- Sí, estoy bien, habrá sido algo que he debido de comer que estaba en mal estado – le digo segura.
- Ahora vengo, tengo que salir a buscar una última cosa, tú quédate bien quieta sin hacer nada, no vaya ser que te vuelvas a marear – me dice mientras me da un beso en la frente – No tardo nada – dice para marcharse.
Y allí me quedo estupefacta en mi sitio, sin moverme, sin entender absolutamente nada.
Espero unos 15 minutos hasta que Isco aparece por la puerta, trae consigo una bolsa pequeña ¿qué será?
- Ya estoy – me dice en cuanto me ve – Toma – me tiende la bolsa.
La cojo y la abro y lo que hay en su interior me sorprende mucho.
- ¿Estás seguro? – le pregunto poniéndome muy nerviosa.
- Seguro – me dice serio.
Me dirijo al baño y abro la caja, la caja del test de embarazo.
En la actualidad…
Así en silencio mi mente viaja entre los recuerdos, entre palabras perdidas, pensamientos encontrados y nunca dichos. Aquí entre los brazos de Isco todo comienza a cambiar, mi vida vuelve a cambiar. Sin poder evitarlo, sin poder remediarlo, cambia.
Porque sí, estoy embarazada.