Mil veces, tú (libro 2 de Perdido en ti).

Capítulo 6: Dile adiós a quienes te han lastimado.

Aleska

21 de noviembre, 2020.

Vestía unos pantalones de tela jean junto con una blusa de tirantes, un abrigo color beige y tacones bastante altos. Por supuesto, no podía faltar mi cubrebocas.

Acababa de llegar a Polonia y me encontraba saliendo del aeropuerto mientras le enviaba un mensaje a Bruno, quien respondió diciendo que me esperaba en la parte de afuera para llevarme a casa y luego a la empresa. Una gran sonrisa apareció en mi rostro al ver a mi esposo frente a mí:

—Buenos días, mi vida —se acercó a mí para poder ayudarme con mis maletas—Debo estar quince días en cuarentena en casa por las normas de bioseguridad contra el COVID 19, por lo que no iré a trabajar hasta entonces.

—¿El gobierno lo ha dicho ya?

—Para nada, pero, es lo que el resto del mundo está haciendo —me encogí de hombros y entré a la parte trasera del auto después que Bruno me abriera la puerta—Gracias.

—¿Cómo ha sido el viaje? ¿Qué ha pasado con Rosé? ¿Cómo está ella? —Comenzó a manejar en dirección a nuestra casa y a preguntarme lo que se le venía a la cabeza.

—Cuando llegué Rosé se encontraba un poco preocupada respecto a las decisiones que tomó, el haberse ido de Polonia dejando todo lo que un día conoció atrás y eligiendo comenzar de nuevo.

—¿Tenía esas dudas por alguna razón en específico?

—El miedo le hacía sentirse así. El miedo a equivocarse una vez más, el miedo a volver a sentirse muerta por dentro y desear estarlo en verdad —suspiré—El miedo le carcomía, y temió equivocarse otra vez. Temía entrar a la bañera y pasar una navaja por sus brazos, temía darle fin a su vida. Temía ser la mujer que algún día fue. Temía volver a ser Rosé, la mujer que llevaba cabello rosa y una vida triste. Ella se tenía miedo a sí misma. Aquello hizo que deseara visitar al médico una vez más para que le volviera a explicar sobre el síndrome que se le detectó luego de su intento de suicidio. Lo hizo y se ha estado sintiendo mucho mejor desde entonces, por lo que ya no hay problema alguno. Bueno, tiene crisis nerviosas algunas veces, pero, Wonho logra controlarlas todas.

—Me alegro por Rosé, de todo corazón.

Llegamos a casa después de un largo rato mientras continuábamos con nuestra conversación acerca del estado actual de nuestra amiga Rosé y el viaje de emergencia que tomé por brindarle un poco de mi ayuda.

—Algo debe de haber sucedido aquí cuando no me encontraba ¿O me equivoco?

—No pasó nada en absoluto hasta ayer por la noche.

—¿Ayer por la noche? Cuando sucede algo por las noches, suele ser más grave... ¿Te ha pasado algo a ti o quién ha sido la víctima del problema antes mencionado?

—Filip tuvo una discusión con Jane.

—¿Jane? ¿Y por qué ha sido tan preocupante que ellos peleen como una pareja? Lo que trato de decir es que siempre todas las parejas tenemos unos cuantos problemas en la relación o en el matrimonio, pero, no lo andamos contando por allí a nadie. No lo hacemos, y tampoco lo pensamos, la mayor parte del tiempo.

—Jane es una jodida mentirosa, una maldita mentirosa que no ha venido a hacerle más que daño a mi hermano. Sé que Filip no es la mejor persona que ha pisado este mundo, sin embargo, no merecía algo como eso —él estaba lleno de furia—Dime Aleska ¿Cómo alguien es capaz de acercarse a otra persona con esa clase de intenciones?

—Es posible si tu corazón es lo suficiente oscuro. Alguien de buen corazón, no va a lastimar a otro por cumplir con sus intereses. Y la pregunta que acabo de hacerme a mí misma luego de que me contaras las acciones tan horribles de Jane, quisiera saber de qué manera deberíamos darle su merecido sacándola de la empresa lo más pronto.

—Filip quería saber lo mismo, y le respondí que puede obligarla a presentar una carta de renuncia hasta hoy por la noche.

—¿En serio crees que ella está dispuesta a presentar una carta dándonos su renuncia así de fácil? —Dejé que una carcajada saliera—¡Por el amor de Dios, tú y yo bien sabemos que eso no va a pasar por nada del mundo!

—Soy consciente de que ella no lo va a hacer por voluntad propia, por lo que le aconsejé a mi hermano que la amenazara para que no tenga otra opción que desaparece y no volver a la empresa.

—¿Amenazarla con qué?

—Le recomendé que la amenazara con su carrera como modelo en el mercado internacional. Que le dijera que, si ella no accede a hacer lo que él le está pidiendo, va a arruinar su reputación en un abrir y cerrar de ojos.

—Bueno. Eso va a ser suficiente para que a ella no le quede más remedio que aceptar presentar una carta de renuncia antes que ver su carrera completamente arruinada y sin una oportunidad de salir de ese hueco en el que se va a estar metida.

—Espero que le haya ido según lo planeado. Ahora, necesito irme a la empresa si no te molesta.

—Claro que no me molesta. Sé que debes ir a cumplir con tus obligaciones, y mientras tanto, yo optaré por dormir un rato debido a que el viaje ha sido bastante largo, y me ha cansado muchísimo.

—Entiendo, cielo. Te traeré un poco de comida para la cena.




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