Después de muchos intentos usando productos farmacéuticos muy caros, la odiosa caspa todavía permanecía en abundancia sobre su cabeza, la picazón era tanta que se rascaba fuertemente a cada minuto, dejando así enormes heridas en la cabeza hechas por las uñas; pero todo eso se acabó cuando compró un shampoo árabe a un anciano vendedor, dicho vendedor se lo vendió a un precio razonable, y le dijo que pronto le daría resultados, efectivamente así sucedió, pues bastaron dos días de uso del shampoo para arrancarle la caspa, pero… el producto contenía mucha dimeticona, por lo que terminó botándole también todo el pelo de la cabeza.