Mira Luna y la Academia Farewell

CAPITULO 14:

 

El olor de Bemus Spinter todavía embriagaba la cabeza de Mira. Para la chica, el recuerdo de haber yacido sobre sus brazos, como en una novela de caballería, era el recuerdo más feliz en los últimos… no podía calcularlo. En realidad, Mira ni si quiera estaba consciente pero aun así se imagina la escena con todo lujo de detalles y eso la hace soñar despierta hasta que Bryana se planta frente a su cara meneando la mano.

  • Creía que habías vuelto a perder el sentido…- se excusó Bryana cuando Mira fijó su mirada en ella sorprendida- Tenías los ojos blancos.
  • Discúlpame. Me suele pasar cuando sueño despierta.

Su compañera no quiso preguntar más. No eran a amigas. No tenía derecho a inmiscuirse en las intimidades de Mira. Así que se limitó a sonreír y a sentarse junto a ella.

  • Mi madre piensa que sería buena idea dar un paseo para que te despejes- en realidad la había obligado a hacerlo contra su voluntad- Creo que hay un sitio que te encantará ver.

Bryana sentía la continua necesidad de pasar tiempo sola. Alejada de los pasillos de Firewell y alejada de su numerosa familia. Tiempo que pasar consigo misma. Con sus pensamientos y con su interminable imaginación. Por eso, la chica, en uno de sus obligados paseos había dado con el paisaje más bello jamás visto. Al principio, cuando sigues el sendero que discurre tras la casa, solo alcanzas a ver vegetación normal y corriente. Nada fuera de lo común ni digno de mencionar. Pero cuando te adentras más en la profundidad del bosque, siguiendo el camino adecuado, encuentras la magia.

Bryana siempre había estado en muy buena armonía con la naturaleza. Sentía una conexión especial. Como si obtuviera de ella una fuerza y un poder que otros no alcanzaban. Su lugar especial se escondía entre los arboles y matorrales más corrientes a los que nadie hubiera dedicado una atención especial. Mira jamás hubiera imaginado encontrar tal paraíso. Seguía a su compañera con la tranquilidad que otorga el silencio y el olor a verde. Pero cuando sobrepasaron un viejo cerro gigantesco sus ojos se abrieron como platos sin asimilar tanta belleza de una sentada.

El verde musgo y el rojo y amarillo de las hojas caídas creaban un ambiente de fantasía inigualable. Para Mira, tan amante de la magia y lo fantástico aquel era el escenario perfecto para pasar toda una vida. Ahora entendía por qué Bryana disfrutaba tanto en aquel lugar. Imposible no hacerlo. El bosque se extendía hasta el mismísimo borde de una pequeña cascada a la que Mira no pudo dejar de asomarse, maravillada, para descubrir un paisaje aun más espectacular. A sus pies un lago de agua cristalinas con un árbol coronando su centro.

  • Esto es…
  • ¿Te deja sin palabras verdad? - le preguntó su compañera.
  • Incluso sin respiración diría yo.

Mira decidió en milésimas de segundo que habría dado lo que fuera por quedarse allí para siempre.

  • Es, simplemente, maravilloso. Trasmite una paz infinita.
  • Ahora entenderás porque me gusta tanto venir aquí. Es mi jardín secreto- explicó Bryana.
  • ¿Secreto? ¿Es que no lo conoce nadie?

La chica negó con la cabeza como respuesta.

  • Pues estoy muy agradecida de que lo hayas compartido conmigo. Gracias.

Mira seguía investigando cada rincón de aquel lugar. Intentado fotografiar con los ojos hasta el más mínimo detalle para guardarlo en su memoria, con recelo, por siempre jamás. No muy lejos de donde se encontraban paradas pudo distinguir una pared de piedra con lo que parecían unos grabados hechos a mano. Se acercó un poco más para verlos como si aquella pared la hubiera atraído hasta ella sin quererlo. Pasó una mano lentamente sobre los dibujos que se encontraban en la superficie con un cuidado desmesurado como si lo fuera a borrar con el mínimo roce.

  • ¿Qué es?

Bryana, que ya se había acercado hasta allí sin ser Mira consciente, le habló desde su espalda.

  • Oweynagat, según las historias cuentan que muchas criaturas destructivas han emergido de la tierra a través de esa puerta. Y para evitarlo fue señada con una poderosa… magia.

Bryana pudo notar el brillo especial en ojos de Mira al escuchar hablar sobre magia. Si hubiera dependido de ella habría asegurado que su pupila estaba lista para conocer toda la verdad, pero no era el caso, su tía sería quién tomara esa decisión, aunque el tiempo que Bryana y Mira estaban compartiendo sería crucial para ello.

  • Es increíble… - Mira no dejaba de sentirse sorprendida y emocionada a partes iguales- No puedo creer que esté aquí. En realidad, no puedo creer nada de lo que está sucediendo en los últimos meses.
  • ¿Y eso es bueno? - indagó su compañera.
  • Eso es maravilloso- Mira se retiró de la puerta, por primera vez, para sentarse sobre una roca cercana en la que Bryana esperaba- No sabría explicar el por qué, pero siento que estoy en casa. Y eso no me sucedía antes.
  • ¿No eras feliz?

Mira se sintió sorprendida cuando no fue capaz de responder a la pregunta con agilidad. Se dio cuenta de que era la primera vez que se lo preguntaban y ni si quiera lo tenia claro. ¿Había sido feliz? Que sus necesidades básicas habían estado siempre cubiertas era un hecho innegable, pero ¿era suficiente para poder decidir. Había sido una chica solitaria con gustos de dudosa reputación en un vecindario tradicional en el que siempre la habían tachado de ser una niña rarita.  Nunca le pasaron desapercibidos ciertos cuchicheos al verla pasar. ¿Y su madre? Su madre no había ayudado mucho a que Mira se sintiese integrada. Había podido percibir en ella la decepción constante cada vez que miraba a su hija. De nada habían servido las matriculas de honor ni los premios nacionales. Ser un cerebrito en ciencias no había sido suficiente para que su madre la aceptara tal y como era. Para que mostrara algo de orgullo por una vez en la vida. Con su padre era otra historia. Solo con él había podido sentir una conexión especial pero no dejaba de estar influenciado por su progenitora. Algo inevitable, al fin y al cabo. Mira no se lo tenia en cuenta.

  • Supongo que no experimenté una felicidad plena pero tampoco lo contrario- contestó al fin- Creo que siempre he sentido que no encajaba, que no era mi sitio. Sé que suena estúpido…
  • No te creas…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.