París, 27 de noviembre de 2017
A quien interese:
Tengo unos minutos libres antes de mi debut, no tengo que explicar nada, ahora soy poderosa, yo decido qué sucederá con quienes me rodean, pero mis orígenes modestos aún pesan sobre mí y por eso escribo esta correspondencia.
Me acostumbré a ser invisible, a no tener voz, a ser de poca importancia, mi eficacia era lo único que me hacía alguien en el mundo. No tengo familia, amigos, un novio y ni de broma un esposo, en mi ignorancia creí que estudiar y conseguir un buen empleo era lo mejor que podía hacer en la vida. Mi nombre perdió su significado, por mi jefe se convirtió en sinónimo de ayuda incondicional. Me resigné a perder porque necesitaba trabajar, aprendí a admirarlo y confiar en él, era realmente feliz siendo infeliz. Pero de repente, a quien tenía prohibido acercármele, me vio como algo más que un ser invisible. No me atreví a desafiar las reglas, mas mi corazón comenzó a arder.
Cuando mi jefe me pidió mudarme de mi apartamento a su mansión, me negué, ¡casi no tenía vida social y hacer eso reduciría al máximo mi contacto con el mundo! Su esposa fue mi aliada, vigilaba que respetara mis horarios, que no me forzara a cumplir deberes ajenos a mi puesto y me permitía convivir con su unigénito. El día que ella personalmente me solicitó que viviera con ellos acepté, le debía mucho. A mi agenda se agregó ser la institutriz del chico, él estaba eufórico por poder hablarme sin que lo reprendieran. Debí percibir que algo malo pasaba cuando regresaron de su viaje al Tibet y me dieron el control total de la mansión; en esa época era muy ingenua.
En una desgracia hermosa del destino, fui la beneficiada con la enfermedad mortal de la señora, mi reclusorio se transformó en mi hogar y ambos empezaron a depender de mí. Descubrí que guardaba un sueño al que jamás renunciaría: maternidad. Muchos piensan que estoy aquí por amar a ese hombre, pero mi motivo es ser la luz de esos inocentes ojos verdes. Lastimosamente, la situación era demasiado buena para ser verdad, no sólo comenzó a sobrecargarme funciones, sino que se alejó de su único familiar. Su pretexto era que necesitaba ser Hawk Moth, el empecinado con los Miraculous supremos, para revivir a su esposa.
No pudo ocultarme su secreto porque conocía al pie de la letra su agenda y la mansión, me vedó del estudio, el observatorio y vivero que ella sembró. Una día que salimos a una reunión noté que cargaba un libro antiguo, traté de hojearlo y enloqueció, me despidió y toda humillada, regresé a sacar mis cosas. Iba a despedirme de todos cuando revocó su orden, en una junta improvisada me reveló que él era quien akumizaba a los ciudadanos. No acepté que existieran joyas mágicas, pero se transformó delante de mí y me convencí.
Me hizo su cómplice, lo toleré porque le devolvería la paz al chico y yo hacía lo que fuera por él. Me callé por una noble causa. Mi rol cambió, fingía ser una secretaria, pero en sí era la gerente administrativa de Gabriel's. Simulaba ser una huésped, pero dirigía la mansión y a los empleados. Más que su cuidadora me hice amiga del chico, como era inteligente y responsable, en vez de darle las clases lo llevaba a pasear. Aunque mi jefe se molestaba conmigo por tomarme muchas libertades sobre su hijo, conseguí que lo dejara asistir al instituto. Con eso me gané su amor, yo le apoyé a superar la pérdida de su madre.
Y ayer en la noche, cuando me disponía a descansar luego de una estresante jornada, lo descubrí alucinando en su estudio con ser el dueño del mundo. Deseaba poder, no le bastaba la fama y la riqueza. Ira profunda surgió de mis entrañas, ¡consentí que fuera indiferente con su hijo porque al final lo recompensaría, pero mintió! No pensaba en ella, él o mí, pensaba en sus oscuras ambiciones. Algo se quebró dentro de mí, nunca más permitiría que se burlara de nosotros, el cielo se la llevó para que pudiera tener una familia y no dejaría que él me la quitara. Opté por ser quien decidiera qué le sucederá a quienes me rodean.
Esta madrugada me infiltré en su estudio para apropiarme del Miraculous del Pavo Real, un broche de origen desconocido. Duusu, mi kwami, me explicó mi poder: con mis plumas milenarias puedo manipular a quien toque y así formar un ejército de sirvientes. Si dejo una pluma de mi abanico, mi arma, cerca de un objeto especial para mi víctima, me obedecerá siempre. Experimenté con mi jefe, tuve que ser ágil o moriría, obediente me dio su Miraculous. Hoy le preparó el desayuno a mi hijo y lo llevó al instituto, tras la pintura de su ex guardé una pluma. Escondí a Nooro en mi apartamento, donde nunca lo encontrarán.
Mi elegante vestido azul combina a la perfección con mis ojos, me recuerda que ahora soy poderosa, reviso que mis plumas estén en orden y salto a los tejados de París; luego de un poco de observación tendré a mis primeros hipnotizados. No soy mala, daré pelea por una buena causa. Mi trabajo me arrebató y obsequió lo que añoraba, pero depende de mí conservarlo. Por él hago esto, porque lo amo y es mi hijo soñado, sus ojos verdes de buena suerte me guían en la oscuridad. Cuando tenga el Miraculous de Ladybug y Cat Noir podré hacer realidad nuestro deseo: que la señora Agreste regrese a casa.
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Editado: 07.02.2019