Mis cuentos.

El sapo Sapín.

Había una vez, una sapa llamada Ivana y un sapo llamado Octavio. Un día Ivana y Octavio tuvieron un hijito al cual lo llamaron Sapín.

Con el pasar del tiempo, el sapito crecía feliz pero siempre más travieso.

El problema fue cuando Sapín comenzó a ir al jardín de infantes.

Su maestra Romina, que era un caracol, se volvía loca cuidando a Sapín.

Eso no era nada, cuando el tremendo sapito comenzó primer grado de la escuela primaria, además de ser travieso tampoco quería estudiar.

Al principio Sapín se divertía burlándose de sus compañeros que más estudiaban pensando que sólo perdían su tiempo.

Hasta que un día la maestra se enojó al ver a Sapín que no trabajaba y le escribió a sus padres una mala nota que decía:

Señores padres: se les comunica que su hijo Sapín no trabaja en clase, yo lo reto y no me hace caso. Además se burla de sus compañeros. Ustedes sabrán qué hacer.

Firma: Laura Siveroli.

Ivana y su esposo no tomaron en serio el comunicado de la maestra creyendo que estaba exagerando.

Por eso Sapín siguió desobedeciendo en la escuela.

Un día Sapín llegó a casa con otro comunicado invitando a las familias al acto de fin de año.

Llegó el día de la fiesta y los padres del sapito, muy felices se acomodaron en los asientos junto a las otras familias para asistir al acto de los chicos.

A turno los chicos iban leyendo las poesías escritas por ellos.

Cuando llegó el turno de Sapín, no tenía nada para leer porque en todo el año el haragán no había trabajado.

Todos se quedaron esperando, pero el sapito no decía nada.

Tenía una vergüenza tremenda, todos esperaban sus palabras pero nada. Los demás lo señalaban y hablaban de él.

Una compañera, a la cual daba mucha pena, le prestó una de sus poesías. Pero a nada sirvió porque Sapín no sabía leer.

Todos empezaron a reírse y burlarse de él.

Sus padres no sabían dónde meterse por la vergüenza. Entendían sólo ahora lo burro que era su  hijo.

 De vuelta a casa, después de una larga charla con sus padres, Sapín arrepentido, entendió lo importante que es estudiar y lo feo que se siente alguien cuando se burlan de él.

 El sapito repitió de grado, pero se puso las pilas y nunca más desobedeció a sus maestras.

 



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En el texto hay: cuentos infantiles breves

Editado: 09.10.2020

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