El perro sin suerte.

¿Saben qué pasa? Me llamo Tomás y tengo un perro de nombre Eduardo. Pero parece que no tiene suerte.

Hace dos días lo llevé al parque y una paloma le hizo caca encima.

Ayer en la heladería, la chica que atendía le hizo caer un helado en la cabeza.

Y peor fue cuando casi lo choca un camión.

Bueno son cosas que ya pasaron y las escribí todas en mi cuaderno para leérselas a mis compañeros en la escuela.

Hoy veremos si pasa algo... Porque iremos a la casa de mí tía.

Cómo siempre no tuvo suerte, ya que estábamos comiendo e hizo caer el vino saltando en la mesa.

Entonces el tío lo corrió por toda la casa.

Ahora que llegamos a casa, Edu hizo caer el televisor con su cola y no saben cómo está de furioso mi papá.

Cada vez que retamos a Edu, se hace pis. (O sea siempre).

Hoy lo llevé al parque y se quedó al lado de un árbol, pero desafortunadamente una rama de le cayó encima.

Ahora vamos al hospital porque tengo una tos que no se imaginan. Y adivinen quién me acompañará... Edu. Espero que no pase nada malo.

Pero sí pasó algo malo. Eduardo agarró una jeringa pensando que era un hueso y se clavó la aguja en el hocico, así que vamos para la veterinaria.

Cuando llegamos, en el consultorio había un gran dibujo de una perrita colgado en la pared hecho por el hijo del veterinario y apenas Edu lo vió, saltó y lo empezó a lamer con su gran lenguota. ¿Y saben a quién le hicieron una inyección?

A mí.

Y cuando llegamos a casa Edu se comió las rosas de mamá.

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Hace unos días fui a la casa de una amiga y Edu me acompañó.

Pero cuando llegó y entró a la casa de mí amiga, empezó a correr por toda la casa y le rompió una muñeca a Luli.

Entonces ella se enojó conmigo diciéndome que todo esto era mí culpa, por haberlo llevado a su casa.

Otras cosas que le pasaron a Edu fueron: Cuando se le cayó encima una estatua de aproximadamente noventa kilos, cuando las hormigas le comieron las tres bolsas de su alimento que teníamos guardadas en la cochera, cuando para su cumple le regalamos una pelota y estaba tan contento y entusiasmado que al abrir el paquete con sus dientes la pinchó, etcétera.

Otra muy divertida fue cuando estaba en mí casa comiendo pochoclos, se me cayeron y se le pegaron todos al pelo ya que les había puesto muchísimo caramelo.

O cuando una araña le picó la pata y no pudo caminar por una semana.

E incluso cuando mí papá estaba haciendo huevos fritos y se le resbaló un huevo, sobre su hocido.

Y la vez en que la puerta se le cerró con todo en la cola y muchas otras, pero si les cuento todas tardaría por lo menos dos años.

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Un día, yo estaba sentado en el patio con Edu, y de pronto se nos acercó volando con unas hermosas alas una mariposita.

Nos pusimos a jugar con ella, o mejor, Edu jugaba con ella.

Y luego de unas horas, comencé a darme cuenta que no le estaba pasando ninguna desgracia a mí amigote canino.

Así que la mariposa se ofreció para ser su acompañante; y donde Edu iba ella también.

Y así fue, que la mariposa encontró una buena familia y Edu dejó atrás su mala suerte.

Ahora por fin podemos vivir sin tantos problemas, felices, contentos y en compañía para siempre.