Me tienes de una manera que no puedo ni explicar, me tienes que cada instante deliro por besarte, por quererte y acariciarte, por lamerte y tocarte, mil veces hacerte gemir mi nombre y de mil maneras más probarte, ponerte de espaldas hacia mí y tocarte como un músico experto a su guitarra, de la manera más sublime y suave posible, tenerte encima de mí de mil maneras, solamente tú y yo en una habitación donde solo se escuchen nuestros gemidos y respiraciones agitadas por la falta de aliento, las dos sudadas una encima de la otra apenas pudiendo respirar, sedientas por todos nuestros gemidos, y siendo tantas las ganas que lo hacemos una y otra vez, como si no hubiera un jodido mañana y nuestras ganas nunca cesaran, chocarte de la pared agarrando tus manos por encima de tu cabeza mientras te agarro del cuello y te beso, desatando así todas nuestras ganas y pasión de una vez por todas, y esa... Es solo una mínima parte de todas las fantasías que tengo a diario contigo, con ese cuerpo de diosa griega que tienes y esa mirada que incita muchas cosas nada inocentes, esa boca que solo me hace pecar y en un abismo del cual no quiero salir caer.
— L. Live