18 de mayo de 2023
La Iglesia estaba hermosa ese día.
Había comprado un ramo de girasoles que deposité a los pies de la Virgencita de la Caridad.
-Hoy no vengo a pedir nada, solo vengo a agradecerte.
Le dije. Ya desde hace años ella y yo manteníamos una comunicación fluida y frecuente.
Salí a las calles de Centro Habana y miré la hora. 3 de la tarde, estaba un poco justa de tiempo así que me apresuré.
Pasé por la casa, me di un baño y me preparé.
Llegando al teatro, vi a mis suegros, mis amigas, mi mamá. Todos esperando.
-Hola hola. ¿No han llegado?
Les pregunté asombrada mirando la hora.
-Nada todavía.
Me dijo mi suegra.
-¿Dónde se habrán metido estos dos?
Cuando miré al frente de la calle, vi venir a mis dos personas favoritas.
Mi Ale, que a sus 37 años y sus canas incipientes estaba mejor que nunca.
Agarrada de la mano traía a su mejor pieza musical, como le gustaba llamarla. Alejandra, la luz de nuestras vidas. Mi tercer amor, que vino a sanar todo lo que quedaba pendiente y a completarme de principio a fin.
Esa noche era el lanzamiento del último disco de Ale: "Un tipo feliz", era el nombre que había escogido. Decía que eso era lo que lo definía por sobre todas las cosas. Tenía su música de vuelta, sus padres, su esposa y su hija.
Era realmente un tipo feliz. No podía
pedir más. Tenía una familia hermosa, unida. Amaba a aquel hombre como el primer día y sabía que yo era su vida entera.
Siempre me gustaron las historias con finales felices, no lo puedo negar, soy una romántica. Pero nunca soñé con tener mi propio Happy Ending.
Editado: 03.03.2024