Mister Hartmont

Capitulo 16

 

 

 


 

Salí de la junta,  casi a la hora de cerrar el banco, entre a mi oficina donde ya me esperaba Josep.

—Josep— le abrace.

—Joven Charles ¿Cómo estás?

—Colérico....

—Imagino pudo ver el periódico... Lo que me sorprende es que usted no lo impidiera.

—Quisiera haberlo hecho pero no lo supe hasta ya publicado, siempre alguien me avisa y evitó que se filtre lo que no quiero. Pero esta vez nadie me hizo saber, es por eso que te llame, necesito saber quien se encargo de que se filtrará.

... Necesito a la persona que lo ordeno, la que tomo la fotografía y el que la publicó; porque te aseguro que no les ira nada bien.—dije en tono duro.

—Joven Charles, lo que es igual no es ventaja y su padre no consideraba la venganza.

—Yo no soy mi padre y no dejare ileso al responsable.

— Aveces la realidad se nos estampa en la cara de bruces.

Dicho esto Josep salio de mi oficina, yo por otro lado tome mi portafolios y  lapto para visitar a Helena y Derick.

Entre en el ascensor, marque el número del parqueo y espere a que las puertas de acero de abrieran.

— Hasta mañana Míster. Hartmont.

—Nos vemos Marc— me despedí del seguridad.

Me subí a mi auto y me dirigí a la casa de Helena. Al llama a la puerta el pequeño Derick atendió con una gran sonrisa al ver que era yo.

—Charleeess! —grito emocionado.

— Hola pequeño— chocamos los puños. —¿Dónde esta Helena?

—Ella esta en su habitación. Vamos.— me llevo de la mano, subimos la escalera.

Al llegar al pasillo que da a las habitaciones se desapareció escaleras abajo.

Camino por el pasillo hasta la primera puerta que sé es su habitación, doy dos toques, escuche un leve adelante por parte de Helena, gire la perilla, abriendo la puerta... Entre.

Encontrándola a medio vestir, un sujetador blanco y un jeans sin abotonar, les juro que ver su silueta desnuda es el cielo.

Se sonrojo al verme —Charles.— me sonrió tímidamente.

Mi mente inmediatamente se transportó al momento en que la tuve desnuda entre mis brazos, tímida, inexperta, sencilla pero perfecta para mi. Sonreí ante en recuerdo.

Me acerque y le susurré —Amo la silueta de tu cuerpo.

Sonrió luego morder su labio inferior y termino bajando su vista al piso.

Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que a lo lejos escuchamos a Lucney gritar que se llevaba a Derick; le agradecí internamente aunque Helena se nota nerviosa.

—Estás nerviosa. ¿Por qué?

— Es que no puedo fingir no estarlo. Anoche...— la interrumpo.

—Hicimos el amor.

Sus mejillas enrojecieron y jugo con su pelo que caí por sus costados. Fue tan tierno que no me contuve y le bese.

Ella inmediatamente correspondió el beso, despacio para disfrutar el momento, poco a poco la adrenalina y la pasión se adueño de nuestros cuerpos y puedo presumir que toque el cielo cuando me deshice de su sujetador y demás prendas que interrumpían un tacto más intimo.

Recorrí su cuerpo dejando a mi paso un rastro de besos en todas partes, y no puede evitar darme cuenta que no hay nada más perfecto que ella.

Es natural.

Nuestras manos exploraron cada parte de nuestros cuerpos mientras nos uníamos como uno. Nuestras respiraciones ya no eran regulares sino un sin fin de irregularidades provocado por el ir y venir de nuestros cuerpos, las caricias y el deseo apoderados de nosotros.

El clímax no tardo en llegar para ambos y al escuchar mi nombre salir de sus labio supe que había hecho un buen trabajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las horas se me hizo corta junto a ella y sin poder evitarlo cayó la noche. Me hubiera encantado quedarme pero me había comprometido con David a tomar unos tragos como en los viejos tiempos.


Helena me acompaño a la puerta donde nos estábamos despidiendo cuando llego George quien es uno de los encargados de la seguridad de mi casa. ¿Qué hace él aquí?

Al igual que yo él estaba sorprendido lo pude en su rostro.

—Hola Helena— saludo a mi novia  quien le abrazo.— Señor...

Le interumpí —Charles, un placer— le corregí extendiéndole mi mano.

—George— la acepto al parecer entendiendo la situación.

Me hubiera gustado quedarme para saber que hacia en casa de Helena pero David debía estar esperándome, me despedí de ambos y me marche.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con David quedamos en un bar que  solíamos concurrir a las afueras de la ciudad.

Llegue al lugar, David me esperaba con una ronda de algún licor que gusta.

—Hermano, iniciaste sin mi.

—Vi que no llegabas y tuve que iniciar.

—Lo siento estaba ocupado.— me excuse.

Tome asiento junto a él en la barra donde un par de señoritas se pasean  sirviendo tragos, vestidas como quien no quiere ropa, contorneando sus cuerpos a compás de la música la cual no me desagrada.

—Señorita, una ronda de lo que esta tomando mi amigo— siempre les llamaba así.

—¿Señorita? No cambias, estas chicas deben tener más huellas que una playa en pleno verano.

Reí ante su comentario.




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