Capítulo 2
Después de servir la cena, MoonMan cerró los ojos menciono algunas palabras extrañas, me quede viendo como mágicamente la pasta desapareció del plato donde le serví, segundos después el me vio con una ligera sonrisa.
- ¿Qué ha pasado? – Su rostro lo movió como un cachorro, creo que no me entendió. – ¿Qué le paso a la comida? –
- ¡Ah! Pues eso… yo… ¿Me la comí? – Ahora fui yo quien no entendía.
- ¿Cómo te la comiste? – La curiosidad mato al gato, recuérdalo Camila…
- Pues como te dije, me la comí… Sé que ustedes comen de diferente manera, pero tengo que mencionarte que solo ahora tengo un cuerpo de un chico, pero no lo soy. – Vaya extraña manera de comer, pero en fin, el apetito estaba conmigo y disfrute de la rica pasta mientras el silencio llenaba la habitación.
Vi como MoonMan se ponía de pie, sus ojos se trasladaban por toda la habitación hasta que hallo mi librero. Sus pasos fueron lentos, pero contundentes, creo que, por primera vez, alguien se interesa por mi extraña colección de libros. Tenía desde los libros más pequeños, hasta los más grandes, todos ordenados por sus tamaños, el primer libro es El Arte de la Guerra y el último es Juegos de Tronos, Danza de Dragones. Aún tenía pendiente la saga, aun cuando tengo mucho interés en terminarla, sigo en el sexto libro de Harry Potter y cuatro o cinco más atrasados. Espero darme el tiempo de hacerlo, quiero decir, tengo tiempo cuando no me siento cansada y tendría más tiempo si dejara la escuela, pero es lo único que mis padres me impiden dejar.
- ¿Por qué no hay ninguno de romance? – Termine de comer y tome ambos platos para dejar la mesa y ponerme a lavarlos.
- Porque no me gusta el romance, no soy creyente del amor. – Conteste sin ánimos, no me gusta ese tema, siempre término… siendo la chica que jamás ha tenido pareja, y eso dice mucho en el lugar donde vivo.
- Creo que… si alguien se diera el tiempo de conocerte, se podría enamorar de ti. –
- Si tuviera un para siempre que prometerle, tal vez yo también me daría la oportunidad de enamorarme, pero eso ambos sabemos que no pasara. – Termine de lavar los platos y camine para acercarme a él.
- No estés del todo segura, la vida siempre da sorpresas. –
- Nada más grande que la sorpresa con la que tengo que vivir ahora. – MoonMan volteo a verme, me dio una ligera sonrisa.
- Iré contigo a… ¿Cómo le llaman? –
- ¿Preparatoria…? – Conteste.
- Si… eso, preparatoria…, ahí estaré para poder platicar y no sé, pasar el rato. – Solo asentí, pero una duda llego a mi mente.
- ¿Las demás personas pueden verte? – El negó, pero me dijo:
- No, solo a menos que tú lo desees… puedes llamarme amigo imaginario, pero si tú quieres que me conozcan, me miren y hablen, está bien, claro que no me puedes llamar MoonMan delante de ellos. –
- Algo muy lógico… pero sería de vez en cuando, si estás aquí para ayudarme, prefiero que realmente estés conmigo sin llamar mucho la atención de los demás. – El asintió con aprobación. – Pero necesitaras un nombre por si alguien te ve… ¿Cuál sería el nombre perfecto? – Me pregunte a mí misma… raro, lo sé. – Te llamare Nick. – El alzo los hombros.
- Es corto y creo que fácil de recordar. – Comento.
- Lo es, así será sencillo no decir tu nombre MoonMan… Nick, y listo, un amigo de… – Me quede pensando.
- Fuera…, un amigo de fuera que conociste en una convención de libros hace dos años. – Me gusto su idea.
- Perfecto, creo que eso será suficiente. Aunque no aparentas ser muy joven. – En realidad parecía entre los 22 y 25 años, eso es bueno, me agrada que las personas sean mayores que yo, son más centrados y responsables.
- ¿Causara problemas? – Pregunto un tanto dudoso de mi respuesta.
- Tal vez, pero me agrada la idea de conocer gente mayor, así que no creo que a mis padres les moleste mucho. – Pero si a mi hermana…
Seguimos hablando un rato más sobre mi casa y lo cómoda que se veía, le dije que si necesitaba regresar al Universo para cumplir con sus tareas estaba bien, pero me sorprendió con lo que me dijo.
- La Señora Tierra puede estar sin mí por un tiempo, no te preocupes, en realidad, ahora se me apetece dormir, todos los humanos hacen eso cuando yo estoy sobre ellos, es molesto, pero no hay tanto ruido como con el Señor Sol. – Contó animadamente.