CAPÍTULO CON CONTENIDO SENSIBLE.
Rojo y cristal. Cristal y rojo. Mezclados, formando un rojo más claro, para luego desvanecerse. Piel de gallina, dedos temblorosos y ojos cristalizados. Llanto silencioso y un corazón roto, que gritando, lamentando, suplicando y aún así, no podía ser escuchado. Una bañera con un cuerpo dentro, arropándolo con el calor del agua y una placa afilada, brillando y reflejándose, como si su uso la maravillara. Y unas muñecas, teñidas de un rojo oscuro que contrastaban con la claridad de la bañera.
Rojo y cristal. Esa forma tomaba el agua, al caer pequeñas gotas desde mis muñecas hasta ella.
Con suavidad, acerqué mis muslos hasta mi pecho y me acurruqué en mí misma, dejando caer la pequeña pieza afilada, en el fondo de la bañera. Mis ojos se cerraron y las lágrimas cayeron sin compasión por mis mejillas.
Allí, abrazada a mí misma, conseguí algo de consuelo.
Ese cuarto, era testigo de como caía en pedazos. Ese mismo cuarto, fue testigo de como hace algunos días me sonreía a mí misma y ahora...
Es solo el ahora.
Descendí mis muñecas, hasta sumergirlas en el fondo de la bañera y el agua, que aún luchaba por mantenerse cristalina, perdió la batalla. El rojo me rodeó.
Mis ojos recorrieron cada rincón de la bañera y como muchas veces, no sentí nada.
—¿Cómo te sientes, cariño? — Preguntó mi madre, preocupada, desde el otro lado de la puerta.
Destruida.
Asqueada.
Enojada.
Temerosa.
Ansiosa.
—Me siento bien, mamá — Susurré — Salgo en unos minutos.
Elevé mi cuerpo y con cuidado, salí de la tina. Quité el tapón y observé como de a poco, las huellas, se borraban. Giré sobre mi eje y tomé unas gazas del botiquín.
Apreté mis labios mientras rodeaba cada muñeca con sumo cuidado, parando así, la sangre.
Morado y Verde.
La pulsera que Devon me había obsequiado, seguía intacta. Seguía allí y aunque tuve el deseo de quitarla, no lo hice.
Y no se porqué.
Cubrí mi cuerpo con la toalla y luego de, analizar minuciosamente que todo estuviera en orden, salí del baño. Al llegar a mi habitación y luego de colocarme mi pijama, me encontraba sentada sobre mi cama con el cabello húmedo y sin desenredar. Mi mirada estaba pérdida en algún punto de la habitación y mi mente estaba tan bloqueada que no percibí la entrada de mi madre.
Ella caminó hasta sentarse detrás de mí y tomó mi cabello, con cuidado, para empezar a cepillarlo.
—¿Qué sucede, Tess?
Bajé mi mirada, intentando aguantar las repentinas ganas de llorar que me inundaron y que parecían querer ahogarme.
—S-solo estoy un poco cansada — Finalmente hablé.
Acarició mi cien — No tienes fiebre — Dijo retomando el cepillado — Bueno, has estado con gripe desde hace poco, es normal que aún no estés del todo bien.
Sí, la gripe.
Hacía dos días que no iba al colegio. Sabía que no podría faltar solo porque sí, por lo que, tuve que ingeniármelas para lograrlo. Fingí sentirme realmente mal y mi estado de ansiedad llegó hasta tal punto, que mi cuerpo se hallaba en erupción.
Hacía dos días que no veía a Devon.
Hacía dos días que no dejaba de recibir mensajes de texto de su parte.
—¿Qué ocurre dentro de esa cabecita tuya? — Mamá me abrazó por detrás.
Sonreí falsamente —Solo pensaba.
— Entiendo — Dijo no muy convencida — Hoy vinieron a verte — Eso llamó mi atención y lo hice notar al fruncir el ceño — Ha sido un joven, muy guapo debo decir... — La observé intrigada — Quería hablar contigo. Dijo que había estado intentado contactarte pero no pudo y estaba preocupado.
— ¿Qué le dijiste?
Mamá chasqueó la lengua — Le dije que estabas enferma y que por ello te habías ausentado dos días al colegio — Explicó — Me suplicó para que te dijera que, por favor, contestaras el teléfono. Habló muy rápido, pues su madre, creo, lo esperaba en el auto — Bajé la mirada con pesar — Entonces...¿Quién era ese chico sin nombre?
Inhalé profundo — Un compañero del colegio. Somos amigos.
O eso creo.
O eso creía.
No quería desconfiar de Devon, no después de todo lo que hizo por mí, pero...
¿Y si realmente fue todo planeado?
¿Y sí él me mintió todo este tiempo?
¿Y sí ellos dijeron la verdad?
Ellos mienten.
Lo sabía, pero, que tal sí, al saber que la verdad me lastimaría, decidieron revelarlo todo.
— Ya veo — Se puso de pie y caminó hasta la puerta, para luego detenerse frente a esta — ¿Él es el chico de la silueta en tu pintura?
Sabía que ella lo había notado.
— No.
Mamá sonrió sin creerme— Iré a prepararte un poco de sopa y ¿Tess? — La observé —Responde tu celular ¿Sí?. Noté que el chico sin nombre tiene mucho que decir — Y sin más, me dejó sola.
Bajé la mirada a la gaza, cubierta por mi pijama y luego llevé mis ojos al celular a mi lado.
"Tess ¿Por qué no has entrado a clase?"-Devon.
07:50 a.m
"¿Dónde estás?-Devon.
08:15 a.m
"La clase ya ha iniciado, ¿Dónde estás? Estoy preocupado"- Devon.
08:30 a.m
"Según Ben, unas chicas te vieron salir corriendo del colegio. Dime donde estás, por favor"- Devon.
09:00 a.m
Leí los mensaje que me había dejado hace dos días y quité una lágrima traicionera, que descendía por mi mejilla.
"Hace dos días que no das señales de vida. Iré a tu casa después del colegio"- Devon.
08:40 a.m
Suspiré y los recuerdos de ese día me hicieron sacudir la cabeza. El escalofrío que invadió mi cuerpo me dejó sin respiración. Cada recuerdo, aparecía como leves imágenes, como puñaladas que me hacían asquearme.
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Editado: 17.07.2024