Con la fuerza de su brazo derecho me empujó a un lado quitándome del camino y tirándome al suelo, él corta los amarres de Pacem, le extiende la mano, ella temblando le da la suya, la levanta y le limpia las lágrimas. Impactada por el delicado gesto, quedo paralizada, la impotencia no me permitía hacer nada; no lograba concentrarme. Un dolor me invadía desde el estómago y recorría todo mi cuerpo…-Esto no debió pasar así-.
Me lo repetí un par de veces más mientras veía a mi pequeña hermana, a pesar de que tenía diecisiete años aún era una niña para mí, su hermoso cabello dorado y largo llegaba a sus rodillas y su piel tan blanca y pura con ojos ámbar y mejillas rosadas, no podía soportar la idea de que jamás la vería de nuevo…
De pronto ella voltea a donde estoy y me dice apenas moviendo los labios:
-Todo estará bien- con una inocente sonrisa.
Se monta en el centauro, luego llegan otros más sueltan a Umbra y a Spero. Ella lo ayuda a caminar ya que comienzan a escoltarnos hacia una gran edificación de marfil, cubierto con unos cristales azules muy peculiares. Mientras más lo observo, veo que tienen hadas talladas en azul; al frente, una gran escalera de piedra, seguido de una puerta gigantesca. Dos guardias del templo abren la puerta incrustándoles dos gemas talladas en forma de péndulo, las giraron y de pronto todo el lugar comenzó a brillar en azul. Se abrieron las puertas, el lugar estaba muy iluminado. Tenía una fuente que parecía estar llena de plata líquida; las paredes estaban repletas de figuras en plata con incrustaciones de cristal tornasolado. Al mirar el techo se puede apreciar que es abovedado y muy alto. Al fondo hay una especie de altar lleno de rosas azules. Las hadas de múltiples colores se regodean en todo el lugar. Los centauros se separan en dos columnas. En medio comienza a caminar Pacem. Tenía una bata blanca y una corona de flores agarrada de la mano del centauro quien se la había llevado. Todos se arrodillan mientras ellos se acercan al altar. Da la impresión de que es una boda. Él la levanta y la sienta en el altar, enseguida comienza a irradiar una luz blanca y dorada. El centauro comienza a decir unas palabras mientras levanta las manos; el cabello de mi hermana comienza a llenarse de energía. Sus ojos comenzaron a cambiar de color: uno se puso dorado y el otro plateado, todos los centauros se levantaron y comenzaron a hacer una reverencia. No entendía lo que estaba ocurriendo. Pude ver que Spero estaba tan confundida como yo.
-¿Qué está pasando?-
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Editado: 05.06.2018