Morpho Azul -Las crónicas de mi maestra-

El Calabozo


De camino al pueblo seguimos buscando a Spero, ya que no la encontrábamos desde hace un buen rato, cuando nos rodean unos centauros. Al parecer era el capitán de los mismos, apuntándonos con sus armas nos atan las manos, y nos vuelven a llevar ante el templo de “Raava” donde se encontraba Pacem sentada en el trono y a su derecha estaba Spero con una túnica blanca y una corona hecha como de varillas plateadas, Umbra grita:
-¡¿QUE LE HAN HECHO A SPERO?!, ¡ESTAN LOCOS!-
Spero sin siquiera levantar la mirada, hace un gesto con la mano y un guardia termina golpeando fuertemente en la cabeza a Umbra, el cual queda inconsciente… en eso llega Geyller y se coloca a la izquierda de Pacem dirigiéndose a ella haciendo una reverencia le dice:
-Señora, ya hemos capturado a los traidores, ¿qué desea hacer con ellos?-
Pacem lo mira y le dice: 
-¡Calabozo!-
Arrastrando a Umbra y empujándome nos llevan a un calabozo típico de cualquier torre, con paredes de piedra y barrotes. Al meternos, cierran todo. A mí me ponen un grillete en el pie y a Umbra en su brazo. Luego de un rato en esa húmeda celda a la que sólo le llegaba un poco de luz que entraba por un orificio de la pared, el piso todo mohoso y los gritos de otros seres que ya habían sido visitados por el torturador… la agonía que se sentía me estaba asqueando. Sentí como todo el dolor y tristeza de aquellas almas que habían muerto en ese lugar hacían un peso que no podía quitarme, comenzó a dolerme el pecho. Echada en el suelo mirando hacia arriba siento que alguien me toma de la mano y me dice:
-¿Estás bien?- 
Cuando volteo era Umbra ya había despertado y por alguna razón tenía una cara nostálgica, tragando fuerte le respondo
-No sé, pero hay que hacer algo-
Él con una sonrisa bien característica de Umbra voltea y me dice: 
-Tranquila ya saldremos- 
Traté de hacer varios hechizos esa noche, pero ninguno sirvió. Al parecer la celda estaba hecha de un mineral que suprimía la magia, Umbra, sacudiendo la cabeza me dijo: 
-Detente o terminarás como en el bosque. Conozco el material del que está hecho el grillete que te pusieron y éste absorbe la energía-
Ya sin ideas y con la moral comenzando a tocar el suelo, observo a Umbra y parecía bastante centrado, con una cara muy risueña me pregunta:
-¿Sabes que hacia Spero ahí?- 
La verdad no sabía que responder ya a estas alturas podía esperar lo que sea, así que le respondí: 
-No sé. Ni siquiera sé porque aún estamos aquí. Debimos haber partido hace mucho-
Umbra voltea, y me da un pequeño pellizco en el brazo.
-Tonta, ¿olvidas que estamos aún aquí porque debemos salvar a tu hermana o es que acaso no te importa?-
¡Cierto!… tomo el medallón, lo miro y le respondo a Umbra: 
-¿Sabes?, Creo que algo más ocurre en esta prisión. Estoy comenzando a perder mi fuerza para luchar-
En eso escuchamos una voz un tanto difícil de entender, que decía algo como: 
-¡Tú eres la próxima preciosa!-
Ya al frente de la celda me doy cuenta de que era el torturador, un duende verrugoso, nauseabundo y que olía a cadáveres en descomposición, sin un ojo y con una especie de taparrabo, pasándole su larga y pegajosa lengua llena de verrugas al barrote de la celda mientras me veía…. Esa mirada nunca la olvidaré, era como si me desvistiera y violara solo con la mirada. Se me trancó el pecho. Mi terror fue subiendo de nivel. Poco a poco mi piel palidecía. Debíamos salir enseguida de ahí….cuando el asqueroso duende volvió a decir:
-Tranquila, no será tan malo, si no te resistes, te dejare salir- 
Agitando la reja y caminando hacia otras celdas golpeándolas con un palo… Umbra me abraza y dice:
-Tranquila nada de eso pasará- 
Pero aun así no puedo dejar de temblar… eso me trae horribles recuerdos de mi pasado…
Entrada la noche, escucho que abren la celda -“clic-tac”-, una figura conocida se asoma, era ese asqueroso duende… 
-No desesperes pequeña, pronto serás mía-
El terror me vuelve a inundar, y me congelo… siento que el tiempo pasa como una eternidad, el duende abre la celda y me acerco lo más que puedo a Umbra, a rastras me separa de él, Umbra cómo puede forcejea con las cadenas pero no logra ayudarme; en lugar de eso, el duende lo golpea en la cabeza con una pala haciendo que se desmaye… las lágrimas como un par de cataratas corrían de mis ojos. Indefensa, y sin poderes, me lleva a otra habitación. Toma mis manos y las amarra al techo. Aterrorizada veo a mi alrededor y siento que el estómago se me sale con la terrible visión que tengo…. Cabezas decapitadas, vísceras regadas por todas partes y todo el suelo ensangrentado… el duende se da la vuelta y cierra la puerta. Se dirige a donde me encuentro atada de manos y pies. Cuchillo en mano se acerca y mirándome me dice; 
-Primera vez que me dejan jugar con una muñeca- 
Luego comienza cortándome un mechón de cabello el cual toma con su pegajosa mano y lo huele, luego lo guarda en una pequeña mesa que tiene a la derecha de la puerta. Al lado se encuentran las llaves de las celdas… -Si tan solo pudiera llegar a ellas-. Luego de dejar el mechón en la mesa vuelve a donde estoy y comienza a rasgar con su cuchillo mi vestido en la parte del hombro poco a poco comienza a deslizar su mano entre mis pechos y comienza a lamerlos…mis gritos de histeria pueden escucharse por todas las celdas…
-¿Por qué me tenía que pasar este tipo de cosas a mí?... ¿qué hice yo para merecer esto?… ¡no! ¡No quiero que se siga repitiendo lo mismo una y otra vez!… no puedo terminar así… ¡Me niego!… ¡no dejé que mi padrastro lo hiciera para que este sucio ser me toque!… ¡No!… ¡no más!… ¡Detente!-




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.