Mrs.Sanders

Capítulo 2


Subo despacio las escaleras, las fastidiosas y asquerosamente largas escaleras. Después de un siglo divisó la puerta de mi departamento, cierro los ojos. Me están matando las piernas, inhalo y exhalo entrando a mi departamento que extrañamente no tenía la cerradura puesta.

- ¡Si ladrones y asaltantes llévense todo! Total, no hay nada valioso que puedan quitarnos. - grito al pasillo vacío.

Solo con mi virginidad.

Pero como yo no tengo...

Así que si acaben con todo.

Cierro la puerta a mis espaldas, observó la pequeña sala desierta de personas con el sofá beige de 3 plazas vuelto un lío de ropas lavadas del fin de semana; tiró la cartera encima del montón.

No entiendo cómo es que esta casa siempre está tan desorganizada.

Me dirijo a mi amada, preciosa y querida cocina color aqua para hacerme la pre-cena, si esa que va después de la merienda, pero antes de la cena.

¡RICITOS DE OROS HA INVADIDO MI COCINA!

La encimera esta desastrosa con bowls y calderos esparcidos en todas partes al igual que en el fregadero; repleto de avena y yemas de huevo, la estufa con avena empegotada y caliente hasta en la parte metálica, camino con cuidado de pisar las cáscaras rotas de huevo con el contenido saliéndose y apago la olla encima de la estufa; minino está loca también iban a incendiar la casa. Tapo el frasco de la azúcar el cual mitad también está en el suelo.

Camino está la entrada de la cocina, doy media vuelta y cierro los ojos deseando que mi cocina este totalmente limpia como la deje, deseando el olor a huevo se vaya rápido, deseando no matar a ricitos de oro. Abro los ojos y despacio me giro hacia mi cocina de paredes aqua que ahora tienen avena pegada hasta en las tomas de corriente.

¡Oh no Ricitos de oro, yo no soy mamá oso, yo si tengo que matar te mato!

Deprisa me guio por la música que levemente se distingue del pasillo que me lleva a la habitación de mi compañera. Ella sabe cuánto odio mi cocina sucia tocó desenfrenamente la puerta, esperando que me escuche. Ni siquiera un niño pequeño hace semejante caos, aun sabiendo lo mucho que me estresa, vuelvo y tocó sabiendo que es inútil por que las puertas son acústicas y la música debe estar rompiéndole lo tímpanos, sigo tocando hasta que las palmas se vuelven rojas agarró mi muñeca con la mano libre la sacude para aliviar el dolor. Ya me imagino el porqué del desastre, otra vez intentando " mascarillas" para sus numerosas citas.

Estúpida Korina. No es que soy limpia que ES MI COCINA.

Voy a mi habitación, me dejo caer sobre mi amplia cama, descanso mi cabeza sobre la almohada negra, las cortinas azules se hinchan por el viento que entra por la ventana; observó para distraerme los posters que llenan las paredes amarillas neón. George Michael, The Weeknd y Romeo Santos decoran extrañamente mi cuarto, miro la mesa donde descansa mi laptop, lápices y uno que otro libro que tengo y no se porque, si no leo.

Estiro un poco el cuerpo para trasladarme al baño y darme una ducha relajante.

Pensando en las mil y una formas de matar a Korina.

Después de casi media hora, salgo, ajustó la toalla e intento abrir la habitación de Korina pero nada. Entró en la mía, rebusco en el sillón marrón, ya lista cojo mi laptop y me recuesto en mi cama, en ese instante en el marco de mi puerta se dejó ver la silueta de mi sucia, muy sucia compañera.

- ¿Como me veo? - pregunta girando la cabeza para mirarme de perfil de manera teatral.

Esta divina, como siempre que va a salir, con su pelo castaño debajo de los hombros sueltos y totalmente lisos y brillosos, sus brillantes ojos cafés resaltados con una sombra ahumada violeta dando un efecto smokey eyes, labios rojo vino mate, con un vestido blanco ajustado de mangas largas hasta las rodillas y uno tacones rojos de lazo... Increíble pero como insoportable que soy y que más con el hecho de que ensucio mi cocina y la quiero asesinar por eso.

- ¡Horrible! Pareces una puta, pero es que en sí lo eres- una sonrisa sádica surca mi rostro mientras su expresión va de la sorpresa a la incredulidad a la irritación.

- ¿Enserio? - pone las manos en sus caderas desafiante.

No

-Si ¿Porque me imitas? pero más vulgar - dijo con cierto tono de fastidio, sus ojos elevan, alistándome para la avalancha.

- ¿Qué clase de drogas te diste hoy niña? ¿Yo? - se señala- ¿Yo? Imitarte, a ti ¡JA! - da una vuelta haciendo ademanes a sus cuerpo - La hija no reconocida de Pamela Anderson-

Doy una gran carcajada-Y yo Jessica Rabbit- me paro encima de cama y tiro mi cabello pelirrojo hacia atrás dramáticamente mojándola un poco, ella se ríe- En mi basaron el personaje.

-Vuelvo y te pregunto Ninive- hace la forma de la pistola con sus dedos- ¿Como me veo perra? -

-Te ves bien, fantástica- como siempre que va a sus numerosas ''citas ''y así se le puede se le puede llamar a desfalcar a viejitos- Pero te verías mejor limpiando mi cocina, la cual dejaste echa un desastre - dije recostándome de nuevo en mi cama.

Korina camina hacia el largo espejo repleto de fotos arreglándose, ignorándome completamente.

- ¿Con quién hoy? - suelto, poniendo unas almohadas en mi regazo deja de la laptop.

- Con una persona, idiota- le levanto el dedo medio.

- ¿Y quién es esa persona? ¿Qué vas a hacer con esa persona? - dije haciendo énfasis en la última pregunta.

La castaña se voltea, empezando a caminar ridículamente moviendo las caderas; una risa estúpida se escucha de sus labios mientras se posa en el marco de mi puerta.

- A ver Bob Esponja la película- rueda los ojos- No preguntes si sabes la respuesta de lo que siempre hago ¿Y quién es? Que te importa, quizás es uno de tus jefes- me hace las señas de dinero con las manos y me guiña un ojo.

No lo dudo que pueda ser algún viejo rico, si lo hace con los jóvenes, porque no con los más pendejos.



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En el texto hay: jefes, -romance, -comedia

Editado: 19.08.2020

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