Mujeres Asesinas

Capitulo uno

El sol empezaba a descender trayendo así la noche, llevándose un día caluroso, y dejándonos  esperando otro, en las calles se escuchaban los ruidos que hacían la gente al caminar o el de los autos al pasar, las personas andaban de un lado a otro dentro del departamento de justicia, unas en busca de sus cosas para irse a sus casas, a descansar, mientras que otras estaban apenas llegando para empezar a trabajar, el sonido del asesor sonó cuando una mujer alta de cabello oscuro lo ocupo, presiono el botón para subir , quedándose en la primera planta

Ya allí camino a una de las tantas oficinas donde se encontraba una mujer que a pesar de que su turno ya había acabado, allí estaba exhausta y agotada, con sus ojo apunto de cerrase, la puerta sonó con dos suaves golpes, no tuvo más remedio que dejar entrar esa persona diciendo el característico “ADELANTE”

De pie al frente de ella, estaba aquella mujer de cabello lacio, que la miraba de forma reprobatoria, dejo en su mesa unas carpetas antes de decir las palabras que sin duda ya había escuchado muchas veces en los últimos días

_Debes ya descansar Grace, no puedes seguir así, quedándote hasta tarde no ayudara en nada, sé que piensas que lo hará pero solo mírate en un espejo, tus ojeras están cada vez más grande, ya tienes que ir a dormir- coloco sus manos en las caderas de manera autoritaria

_Lo sé, pero es que no puedo necesito.. no.. debo encontrarlas o una pista por lo menos- hablo con pesar sintiéndose cada vez más cansada de lo normal

_ Y piensas que haciéndote esto ayudara- asintió- Pues no, no lo hará, anda ve a tu casa y descansa ya mañana regresas y te pones al día con todo, pero por favor ya duerme- habló con suplica esperando que la mujer sentada al frente de ella entrara en razón

_Si hago eso, no sabemos si deciden atacar y vuelven asesinar, ya es muy extraño que en tres días no hayan dado señales de vida, cuando en las últimas semanas han estado haciendo mucho más que eso- habló hundiéndose en su silla

_Lo sé.. y para eso estoy aquí.. mientras tu vas a tu casa y te relajas un poco yo te ayudo.. está bien?.. por favor- suplico nuevamente esperando que esta vez surgiera efecto.. y si paso, accedió y a pesar de que su Jefa nunca le ha gustado dar su brazo a torcer se sentía muy agotado para discutir.. con pocos ánimos recogió todas sus pertenecías para marcharse, se despidió de su compañera y bajó al estacionamiento en busca de su auto

Anduvo por lo menos treinta minutos hasta llegar a su casa que aún mantenía las luces apagadas, aparco en el garaje y entro por la puerta que conducía a la cocina.. ya adentró encendió todas las luces, miro por su ventana por lo menos tres veces, subió las escaleras con mucho cautela y al cruzar a su dormitorio reviso cada rincón, con el largo tiempo que lleva en la agencia ha creado que se vuelva paranoia, y desconfiada no creía que trabajar allí sea seguro para ella, con tantos criminales que ha metido en la cárcel se ha ganado unos cuantos enemigos que de seguro disfrutarían vengarse de ella, y eso lo sabe claramente

Se quitó la mano del arma,  al sentir todo en orden, era ya una costumbre que sin darse cuenta hacía y no podía evitarlo tampoco quería hacerlo, sabe muy bien el peligro que una persona corre al tener ese tipo de trabajos, con pesar se pasó las manos por su cara, en un pésimo intento de quitarse el sueño que traía consigo, entro a su baño y lentamente se quitó la ropa, doblando cada prenda, desde niña le ha gustado mucho el orden y con el tiempo fue obsesionándose con él, por ello detestaba la idea de dejar a alguien más en su oficina, sabía los desordenados que podían ser.. dejo que el agua cayera en su cuerpo, dejándola un poco más relajada y refrescada, al terminar de ducharse se secó con una toalla y se colocó un albornoz y se acercó a su cama sin siquiera tener ganas de vestirse y así se tumbó y se durmió

Lo hora marcaba las dos de la mañana cuando un grito ahogado se escuchó, un señor de unos sesenta años estaba amarrado a una silla con una cinta en la boca haciendo fallidos intentos de pedir ayuda, estaba en una habitación llena de moho cerca de una bodega aislada, donde estaba había una cámara que grababa todo lo que hacía y decía, o intentaba decir

Habían también unos parlantes para que el pudiera escuchar lo que su secuestrador tenía que decir, y los que sin mucho espera se hicieron sonar

_Buenos días Sr Ministro veo que se está poniendo cómodo en su nueva alcoba, pero por que no intenta descansar aun es de madrugada- la voz sonaba como la de un robot, seguro usaba una aplicación para que no lo reconocieran pero a pesar de eso, el sabía de quien se trataba estaba seguro de que eran ellas

Ellas lo raptaron, él no lo sabía con certeza pero no dudaba de ello, y tampoco se equivocaba, esas mujeres eran listas e inteligentes, conocer sus jugadas era un poco complicado y un tanto difícil, lo tenían allí con un solo propósito, asesinarlo al fin y al cabo el había hecho cosas peores, ellas solo harían justicia.. una sonrisa se extendió en una de ellas de tan solo pensar en eso

No se creían Dios ni nada, pero vamos tampoco creían en él, así que para ellas nada importaba, el Señor Michael Cooper o más conocido como el Ministro fue una presa fácil de cazar, no les extraña, el era el que poco admirador tenía pero más enemigos se ganaba cada día, su actitud a alejado a la mayoría de las personas, a sus trabajadores hasta a sus esposas.. pero eso no les importaba fácil o difícil lo tenían aquí a su merced y solo ese hecho les satisfacía

……

Cuatro de la mañana y el celular no paraba de sonar, Grace cansada del ruido lo coge, para ver que es su compañera llamándola, pensando que se trata de buenas noticia lo toma enseguida pero se lleva una terrible decepción cuando escucha el origen de su llamada  

_Jefa la necesitamos, el ministro fue hallado hace ya unos minutos muerto en un basurero- no era lo que buscaba escuchar, pero aun así se levantó, se vistió y fue a lugar que le indicaron




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