Multiversos

Desmaterialización

Mario, luego de estudiar rápidamente la situación, miró fijamente a los Solipsi-Rai y estos entendieron perfectamente el pensamiento. Con Nahuelito atacando nunca podrán hacer que Nauj pase el portal. Juan se está desvaneciendo a un ritmo frenético. Tienen que sacarse de encima a Nahuelito aunque sea unos minutos hasta que Nauj pase el portal. Si bien la nave alienígena tiene un gran poderío de fuego, a los grises nunca se les ocurriría atacar al plesiosaurio hasta matarlo, ellos están a favor de toda manifestación de vida que el universo posea. Solo atacan con fuego mortal en situaciones de autodefensa o en defensa de un tercero donde peligre la vida del mismo. Por lo tanto muchas opciones no tienen, deberán noquear a la bestia. De un rápido vistazo avisan mentalmente a Mario lo que van a hacer. Mario sin más, se sitúa al lado de Juan, en uno de los asientos Luis XV, se calza el cinturón de seguridad e intenta tranquilizar a Juan que sigue transparentándose rápidamente.

—Juan, ¿me escuchás?—Juan apenas miró a los ojos a Mario, el desasosiego le marcaba el rostro, su tronco comenzaba a perder la “sombra”, la luz de la nave le atravesaba el pecho como un rayo que traspasa un vidrio— Quedáte tranquilo Juan, vamos a intentar recoger a Nauj y lo haremos pasar a como dé lugar, vas a sentir otro gran golpe porque, esta vez, debemos embestir nosotros a Nahuelito, eso nos dará unos minutos para recolocar a Nauj en el portal, yo me quedo acá con vos, no te preocupes, todo va a estar bien Juan.

Nauj a la deriva en el fondo del lago, ahora iluminado por los rayos lumínicos de la nave, llegó a comprender como se darían las cosas, si bien en un principio la nave avanzaba lentamente hacia donde estaba él, ahora se había posicionado justo enfrentando a Nahuelito (que ya había dado toda la vuelta y se aproximaba rápidamente hacia la nave en busca de un nuevo topetazo), como cuando dos autos se enfrentas desafiándose y avanzan de frente hasta que uno se sale del carril para no chocar (el que luego será declarado “perdedor”), ahora la nave debía avanzar contra la bestia marina e intentar noquearlo, o alejarlo los más posible en el mejor de los casos. Nauj agarrándose de lo que encontraba en el fondo del lago, y ayudándose pataleando como rana en escape, comenzó a acercarse al portal, sabía que si los grises tenían éxito, cuanto más cerca del portal estuviese, más rápido sería volver a posicionarlo para pasar finalmente.

Nahuelito avanzaba nadando velozmente y en línea recta hacia la nave alienígena, parecía un enorme torpedo transatlántico. La nave, desde su posición comenzó a avanzar hacia el plesiosaurio primero lentamente y en un momento dado mostró una aceleración tal, que la onda expansiva subacuática formó una especie de maremoto tras la nave. Si bien los rostros de los comandantes eran totalmente inexpresivos, cualquiera podría decir en este momento, que ambos grises mostraban un seño levemente fruncido, claro rasgo de preocupación.

El impacto fue majestuoso. Dos colosos de Sumo se toparon.

Si hubiera un círculo de lucha imaginario en el fondo del lago, se diría que ambos luchadores empataron, ya que luego del impacto, se repelieron con una fuerza impresionante y se salieron de los límites del ring; uno fue a parar a unos 60 metros de la zona del impacto (la nave alienígena), el otro fue a dar a unos 40 metros justo contra una prominencia rocosa del fondo del lago (Nahuelito). Debido a la onda expansiva del choque generado en las profundidades, se pudo ver como un pequeño volcán de aguas turbulentas se formaba y elevaba unos 2 metros por encima de la superficie del lago.

La carcaza de la nave Solipsi-Rai, se rajó súbita y estrepitosamente en la zona del impacto, por la misma comenzó a filtrar agua hacia el interior. Nahuelito quedó flotando a la deriva cerca de donde su cuerpo pegó contra la prominencia rocosa del fondo del lago, no estaba muerto pero si momentáneamente inconsciente. La rajadura del casco, a pesar de la dureza del material extraterrestre, comenzaba a expandir su tamaño. Los comandantes sin pausa, ni bien estabilizó la nave luego del choque, comenzaron a direccionarla nuevamente hacia la brecha interdimensional. Nauj, que había observado fascinado el choque de colosos, también había sido alejado unos cuantos metros por la onda expansiva subacuática.

La nave se inundaba rápidamente con el agua helada que entraba a presión por la rajadura del casco. Los comandantes tenían que trabajar rápidamente o, antes de poder salir del lago, quedarían totalmente inundados y con la nave inutilizada.

Mario miraba perplejo a Juan, su tronco había desaparecido totalmente y comenzaba a transparentarse su cabeza, ya casi no se veían los rasgos de Juan. Parecía que quería decir algo pero ya no había labios que pudieran pronunciar las palabras.

—¡Por favor apúrense! —suplicó Mario en voz alta sin mirar siquiera a los comandantes.

El agua subía a un ritmo preocupante dentro de la nave, en cuestión de minutos sería imposible volver atrás.

El rayo lumínico “succionador” volvió a activarse e iba en busca de Nauj. Estaban cerca. Las manos de los comandantes navegaban el panel de comando con una gracia y agilidad maravillosas. Nauj ya estaba contenido dentro del rayo. Solo quedaba acercarlo al portal, era cuestión de segundos nada más.




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