Mundo Inmortal: Realeza Inmoral

Capítulo 3.

Me doy bienvenida.

| Miley |

Lágrimas exageradas Babú deja caer abanicándose. Lo típico.

—¡Joder!, ¿En serio no caíste de allá arriba mi love?.—Me da una vuelta entera.—En las manos de Babú en una Diosa te convertirás.—Se ríe al ver mi cara.— Claro que tú colaboras con eso princesa.

Le saco el dedo.

—Estúpido,—Pero es que sus manos son mágicas. Mi cabello está recogido, aunque algunas mechas sobresalen no pierdo la elegancia gracias al maquillaje que es lo justo para resaltar. Sencillez, pero deslumbrante.—Pero admito que para algo sirven esas manos cogedoras.—Hace un puchero.— Gracias Babú en serio y hablo por todo.—Hace amago de negar.—En verdad que amigos como tú.—Agarro sus manos y las aprieto.—Simplemente, gracias.—Sonríe con calidez, demostrado que atrás de esa facha de elfo coqueto y divertido, hay alguien único.

—Ya deja lo sentimental, yo también te quiero bla bla.—Se pavonea.—Soy yo, ¿Quién no va a caer ante mí?.—Resoplo.— Es broma Miley, sabes que lo hice porque tú eres especial para mí y así será, Safna tvo compasión y estoy seguro que me guío a ti.— Es al contrario quiero decirle, pero Ros me interrumpe.

Camina como todo un rey, su cuello rodeado por un corbatín;  dorado a juego con mi vestido.

Se sienta creído. Y es que a pesar de ser necio, lo adoro.

—No Ros, puedes parecer un lindo gatito pero no vas y punto.—Babú se ríe cuando él se mantiene más erguido.

Me acerco y me inclino intentando que el  vestido no se e vaya abrir porque es pegado al cuerpo. Suspiro.

—Ya hablamos, ¿Es que no entiendes?, aún no Deyros. Por favor cree en mi capacidad de aguantar y en mi fuerza. Sabes que soy más de lo que se logra ver.—Sus ojos no  se desvían.

Cuando me contesta lo hace.

"Sólo...no quiero estar lejos, siento que...necesito estar ahí contigo."

Paso mi dedo desde su nariz hasta su cabeza.

"Siempre estás, sé paciente. Ya te dije que estarás atento a todo. Por favor"

Puedo ver la inseguridad  en sus ojos y sentir la ansiedad.

"Sólo por esta vez"

Sonrío y le doy un beso en su nariz.

—No es que quiera interrumpir el momento animal-dueño.—Sé que lo dice por molestar a Ros.—Pero ya vas una 35 minutos tarde princesa.

—Eso es lo que quería.

—¿Llegar tarde?

—No Babú, ser la sorpresa.

Me muestra su cara maliciosa.

—Anda con todo diosa.—Golpea mi nalga cuando me dirijo a la puerta con Ros.

—Como siempre.—Me despido y desaparezco.

~~~

Aparecemos en donde está el  lago.

Lago que conozco perfectamente.

Las sensaciones no quieren darme marcha, pero aún no.

"No ha cambiado para nada este lugar."

Le digo, miro hacia arriba. La lluvia no para, pero así el cielo se rompa, él no da tregua a las celebraciones.

"Es como me dejaste ver,  no es nada feo"

"Para nada"

Silencio tormentoso.

"¿Lista?"

Lo estaré.

"Vamos"

Me apoyo en él.

Y de un momento a otro estoy frente a la puerta del gran castillo.

Por lo poco que puedo ver, a pesar de ciertas costumbres. Ha evolucionado con el tiempo.

"Hasta aquí Ros, regresa. Yo iré a ti, no salgas. No te dejes llevar"

Apega su pata en mi mano.

"Haré lo posible" Y se esfuma fácilmente.

Camino, cada paso son como espinas.

Rápidos recuerdos.

Dulces y sangrientos. No sé que es peor; haber crecido ignorando lo que pasaba alrededor, o ser parte de ello.

No hay marcha atrás, apuesto que ya ella me sintió pero no se alterara.Le emociona los reencuentros.

Paso a paso. La garganta se me seca. No.

No ahora.

Puedo escuchar el tintineo de los cubiertos, copas y platos.

Conversaciones con chismes en boca.

Risas empalagosas.

Sonrisas falsas.

Abro la puerta.

No tiembles, no ahora. Me repito.

Una cara conocida aparece ante mí a la defensiva. Ajá a la capa no la dejo.

—Tan guapo, no te veo muy diferente Carob. Tu mirada aún desmaya.—Se tensa y retrocede, pasa sus manos por su cabello. Emoción, nostalgia todo eso le invade.

—Princesa—Se corta.—¿Princesa Miley?.—Sonrisa le demuestro pero le susurro un  silencio. Y avanzo.

Mis tacos resuenan, mi destino esta vez se me hace corto.

Los olores y los sonidos son más fuertes.

Taconeo.

Las escaleras se manifiestan ante mí. Bajo lentamente, y ya todo es nada.

Mi capa evita las miradas, pero no es tarde para escucharlo.

—No tengo el conocimiento de su llegada y tampoco me importa si entra como una persona cretina. Pero por respeto, ¿Me puede decir su nombre, quién es y por qué llega sin aviso alguno?.

Mi boca con ansia.

—De la sangre que soy,—Una exclamación de sorpresa se escucha al frente mío. Dejo al aire  mi nombre y continúo.— con ella sobreviviré,—Alzo el mentón, su cara dura, su mirada fría me recibe,—y de la misma, la muerte me dará cuando llegue mi momento.—Sonrío, no puedo fijarme en nadie más que en él, pero siento  miradas que me inquietan un poco. Paso.— Que honor, estar devuelta padre.—Los susurros vuelven de golpe, las miradas en mí totalmente.

Y tal como pensé, mi madre sonríe enormemente a su lado.

Él sólo me observa, callado pero atento.

No creo que sea loca, pero a veces me pregunto:

¿Soy la única que ve sólo muerte en sus ojos azules?




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