Miradas.
| Miley |
—¡Cariño!—Abre los brazos, su engaño es detectable para mí.—Pensé que llegarías mañana, pero también vale que sea hoy.—Ya no hay casi nada la distancia entre nosotros. Sonríe abiertamente.—Tu belleza no se pierde.—Luego mira a todos.—¡Para que vean que la sangre nunca falla, siempre regresa!, pero si me disculpan.—Me mira.—Esto merita una corta reunión familiar,—Agarra mi mano delicadamente.—ustedes pueden comenzar con el baile.
Mira hacia atrás y Cerion que al darle una mirada fugaz se levanta para luego agarrar del brazo a una chica de cabello café oscuro y ellos comienzan.
—Tú vendrás conmigo querida, la familia quiere saludar.—No se en que momento se acercó tanto, pero su voz moderada me informa. Sonrío.
—Y yo tengo muchas ganas de hacerlo mismo padre.—Mi mamá es la primera en salir, atrás de ella están mis hermanos, cada uno con su elegancia y atractivo. Me coloco en su brazo cuando me lo ofrece.— No sabes la emoción que siento al verte.
—Yo también sol.—Mi dientes rechinan al escucharlo llamarme así.— Pero mira, como siempre tienes que hacer algo fuera de las normas.—Endura su mandíbula y seguimos caminando.—Ese vestido no es para esta celebración, lo sabes.—Sisea.
—Nada aquí es para mi.—Le exclamo en un impulso patético.
Llegamos a la puerta color blanco, su despacho. Mi curiosidad por saber si aquí adentro las cosas cambiaron no fueron llenadas, sólo tengo concentración para lo que sucederá.
La abre, y me deja pasar primero.
Mi familia está en una fila atrás del escritorio de papá.
Mamá quiere acercarse, con lágrimas en los ojos.
Pero un golpe seco la detiene. Mi cara arde ahí donde me golpeó.
—¡Marion!, por Dios.—Él alza una mano y ella cierra los puños. Vaya.
Se coloca tapando la vista de mi mamá y mis hermanos. Pero también de más presencias que me disgustan y que no conozco.
—¡Una descarada, eso es lo que tú eres!—Me grita ,quiere volver a golpearme, pero me enciendo. Su mirada no me controla, no como antes. Ya no bajo la mirada, lo reto.
—¿Volveremos con lo mismo papá?—Su mano un puño cuando la baja. Me da la espalda cuando se va a sentar.
Y es cuando puedo verlos mejor.
Mevion su expresión tranquila pero con un brillo en sus ojos cuando me mira.
Cerion que llegó cuando le respondí a Marion. Sonríe y sus movimientos son desesperados.
Y Jhosan, su profundidad me perturba, pero no quito mis ojos por un momento.
Aunque no está cerca pero parece un escudo de mi padre, un hombre en traje color negro me estudia. No lo conozco ni de antes y peor ahora. Pero su mirada es difícil de leerla. Sin embargo, es muy atractivo. Mis pensamientos se callan cuando una voz chillona se presenta.
—¡Pero miren!.—Exclama con un aplauso y sonrisa creída.—Es la princesa perdida.—Hace un puchero.—La perrita sin amo.—Meivon y Cerion se alteran, pero los detengo negando. Mi papá sólo es espectador.
Ros...siento su ira y gruñe.
"¡No!"
"¡Quién se cree ésta niña chillona!"
"Quédate ahí carajo."
—¿Qué pasó primita, ya no tenías quien te coja?.—Se ríe, sólo ella. Y si sigue, Ros se descontrolará. Me mira de arriba y abajo.— Supongo que por eso regresaste, por falta de que te la metan.
Sonrío, y ella se hace para atrás.
—¿Por qué la sirvienta anda necesitada?.—Pego mi mirada con la de Jhosan y mi sonrisa se hace grande, él se tensa. Miro de nuevo a mi prima, ella y sus ojos me atacan.—Nyca, yo no dejo que me cojan,—Alzo la voz.— Y tampoco vengo a dejar que lo hagan.—Tan estúpida ríe.— Porque yo dejo que me utilicen.—Abre su boca.—Una clara diferencia entre tú y yo.— Exclamo.— ¿no vas a superarlo?
Su mano se alza, su error.
La agarro y mi aura se desata. Ella ahoga un jadeo. Clavo mis manos en su cabello, con una ira maldita. Y la choco contra el piso.
—¡Quién mierda te crees!, aquí yo soy la princesa y tú la estúpida necesitaba buscando un eterno que no llega por ser tan inútil y caprichosa.—Se arquea, su cabello en mi mano. El tipo indescifrable se quiere acercar, pero una mirada mía lo detiene abruptamente. Nadie se dio cuenta, pero él está asombrado.
Pero aún así no se hecha para atrás. Y por andar despistada alguien está cerca.
No es él, pero una mano suave pero con fuerza sin hacerme daño lo hace.
Unos ojos jades y mirada segura pero divertida me saludan.
¿Quién es él? ¿Y por qué no puedo quitar mis ojos de él? ¿Por qué siento algo raro dentro de mí?
—Princesa, perdóneme pero no puedo permitir que la mate.—Baja mi mano lentamente mientras agarra el brazo a Nyca.
—¿Eres tú su mascota?.—Pregunto, pero el niega y en sus labios se estiran en una mueca graciosa.
—Soy su niñero, lo siento a veces se me sale de control.—Nyca está inconsciente lo puede ver, porque si no ella hubiera gritado ante sus palabras. Se inclina.— Es un placer conocerla princesa Miley.— Un escalofrío que no comprendo, me recorre.
Sin más, le doy una sonrisa cerrada. Me encuentro nerviosa y es tonto.
Mis ojos no mienten, él tiene es muy simpático que pasa desapercibido para algunos.
Pero en mí no.
—El placer es mío...
—Korus—Inclinado aún, toca mi mano y la besa.—Korus Dongh,—Se endereza—Guardia primera mano del señor Marko Hearts.—Y está aquí cuidando a Nyca.
Obviando la escena, mi padre se levanta.
Hasta se me olvidó que estaba con mi familia.
Mis hermanos están asombrados, mi mamá no dice nada.
—Parece que viajar te ha hecho bien Miley.—Fue más que suficiente, diría.— Pero hay una fiesta que disfrutar.—Mamá camina a su lado cuando se está yendo.—Eso sí, mañana tú y yo hablaremos sol, las normas y reglas aún son utilizadas.—Dice sobre su hombro.