Mundo Inmortal: Realeza Inmoral

Capítulo 6.

Puedes llamarme así.

| Miley |

Han pasado dos semanas desde que llegué.

Mi guardia como mi padre aseguró  y como creí hizo un buen trabajo de chicle. Es que parecía más un ser sin sentido propio que alguien original; no hablaba, sólo gruñía. Me miraba con rabia y yo lo miraba con ganas de desaparecerlo.

Durante estos días, mis dos hermanos se acercaron cuando estaba en la biblioteca buscando algo que hasta ahora no encontraba. Él al ver que no iba a estar sola se fue.

Les pregunté en ese momento sobre Korus. Cerion fue el que me respondió.

—Él llego hace dos años. Como dijo, guardia primera mano del tío. Pero lo mandó acá para proteger a su santa hija. Es una persona simpática, hasta ahora ha demostrado respeto al rey y reina, pero lejos de ellos es como yo. Chévere. Pero también es algo callado, la verdad no pensé que iba hablarte, es como....solitario y algo ¿Tímido?.

Interesante, pensé.

—¿Y qué hay del hombre sin emoción?.—El que contestó fue Meivon. Me asombró e inquietó sus palabras.

—Él no es para nada amigable, no es alguien a quien le puedas hacer conversa sobre la vida o el clima.—Me miró con advertencia llameante en sus ojos.—Miley, él arranca corazones y goza de la sangre sin censura. Ten cuidado,no es alguien confiable porque es todo leal al rey.

Todo leal al rey. Ya veo que su forma de ser es una decoración perfecta para papá.

Y eso fue todo, luego seguimos conversando. Bueno más Cerion y yo. Meivon sólo estaba de espectador y hablaba cuando era necesario.

Oigo un chasquido, ya decía que no tendría aguante para verme en el mismo lugar pero en diferentes lados. No es culpa, la biblioteca es inmensa y sinceramente no recuerdo donde puse el libro.

—¿Piensas pasar siempre aquí, o es que huyes de algo?

Lo ignoro.

—Me aburres corazón.

Suspiro.

—Entonces lárgate, no es mi problema es tu decisión.

Paso mis dedos por las pastas, recuerdo que lo puse entre dos libros, no en qué estante.

Hasta que llega un flash a mi cabeza.

El rey a su reina perdió.—Lo digo en voz alta. Me muevo a la zona de cuentos infantiles.—El corazón del lobo para siempre se rompió.—Dos historias románticas para +7.

Ahí lo hallé.

Mis ojos brillan ante la emoción.

Lo agarro.

Las rosas de Jasú >

Busco las dos páginas  35 y 45. Las dos hojas que vergonzosamente  arranqué de un libro porque padre lo estaba buscando.

Su título sigue claro.

—¿Eso es lo que buscabas?

Doy un salto, mierda.

Tiene la manía de estar a cero metros de mí.

—Eso, es lo que necesito.—Trato de poner algo de distancia, porque como pasó en el pasillo, está a un dedo de mí. Y eso me inquieta.

Alza una ceja, y lee su contenido. Hace una mueca confundido.

—¿Kalems As?, son los que protegen a los miembros de la familia real.

—No y sí. Lo normal es sólo Kalems, pero aquí es Kalems As.—Niego, porque esto es raro, no sé si en verdad tiene curiosidad o es por su vigilancia.

 Todo leal al rey, me repito.

—No es de tu importancia de todas formas guardia.—Lo empujo para no respirar su olor, que me marea.

—¿Y la del rey?.—Cierro los ojos, exhalo inhalo. Miro sobre mi hombro, su postura y expresión es acero puro.

Mi ira contenida es notable.

—Haz lo que se te dé la puta gana perro faldero.—Se descontrola, pero yo lo detengo.

Fuego intenso y azul se esparce por su brazo. Extrañado, se observa y suelta un jadeo.

—¿Qué—

—Ya te había dicho: No me subestimes Kow.

Apago la llama.

Él se endereza.

Ahora puedo diferenciar un destello en sus ojos verdes que aparece como se va.

Continúo con mi camino, tengo que esperar la noche llegar.

~~~

Respiro. La frescura y el olor de las rosas es notable en el ambiente.

El jardín es cautivador como todo lo demás, pero me gusta más la imagen que me brinda la naturaleza.

Korus se acerca. Lo sé por su característico olor.

—La naturaleza es indescriptible.—Lo miro, tiene un vaso transparente. Sangre en él.—Puedes definirla cuando ves un trozo de ella.—Me ofrece el vaso, niego.—Puedes decir que es hermosa por esas rosas rojas de ahí. 

—Pero no puedes describirla completamente por su inmensidad.—Termino diciendo.

Una sonrisa de desliza en sus labios.

—Exacto.

—¿Cuál es tu poder?

La curiosidad me gana.

—Puedo pasar como mío el poder que alguien más demuestra.

Alzo mis cejas, impresionada.

—Pero eso sí, depende de la fuerza de la persona.—Me regresa a mirar y me señala.—Por ejemplo, en ti pude sentir mucho esa noche, pero sin duda no podré copiarlo. Así mismo sucede con tus hermanos.

Asiento, entendiendo. De la familia real no logra, pero de otros seres sí. Es lo que trata de decir. Toma el resto de sangre que quedó.

—No te vi durante esta semana.—Cambio de conversación.— ¿Dónde estabas?

Si fuera un humano me sonrojaría. Mi pregunta sonó como si estuviera al tanto de él.

—Oh, la princesa siente interés en alguien como yo.—No sonríe, es apenas una mueca de diversión pero con timidez.

—Quizás quería ver tu cara para no aburrirme.—Le digo.

Ésta vez si sonríe abiertamente.

—Ya veo. Tenía que ir a dar informe a tu tío.—Se para.—Tengo que irme Miley.—Se calla.—¿Te puedo decir así?

—Como desees Korus.—Sonrío.

Él me devuelve la acción, y se marcha.

—Dime Leykow. ¿No eres alguien capaz de distraerse con algo o alguien?.—Remarco lo último, por molestarlo.

Atrás mío responde.

—Las distracciones son irrelevantes en mí. Nunca ha existido alguna, tampoco me concentro en encontrarla.—¿Por qué su voz muestra un vacío?




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