Mundo Inmortal: Realeza Inmoral

Capítulo 17.

SM: La letra de la canción, el ritmo no pega, pero es la letra:

Lykke Li- I Follow Rivers

Descontrol que incita  al control.

| Miley |

—¿A dónde me guías?

Aunque el viento pase rápido ante nosotros, a pesar de los pequeños animales que hacen ruido o  los ríos que su corriente se escucha a kilómetros en nuestros oídos, puedo escucharlo.

Adoro la rapidez de los vampiros, es como ir en una moto y sentir que todo pasa de largo. Dejando atrás lo tormentoso o culposo.

—Falta poco para nuestro destino, tranquilo—Se calla cuando ve que voy bajando la velocidad.

—Conozco este lugar, más allá hay un acantilado.—Asiento en respuesta y camino dándole la espalda, han sido años desde pude apreciar este gran espacio lleno de colores verdes.—¿Él siempre te sigue? Porque hasta los otros Kalems tienen sus restricciones.

—Es inevitable.—Doy media vuelta y saco una tela color negra para acercarme a él. 

Ros no muestra su presencia pero si la puedo sentir, como Kow la siente. Raro.

—¿Por qué me taparás los ojos?—¿Siempre adivinará lo que haré? ¿es algún poder oculto de él?.

—Parte de la prueba. ¿Cómo lo supiste?—Arque su ceja, luce más relajado. No sé si es el lugar, el momento. Pero no está tanto a la defensiva.

Cuando estoy a un respiro de él, coloco la tela en sus ojos con su mirada quemándome entera. Maldita sea y esa manía de su ser.

Mis yemas pasean por su cara a propósito. Es suave, su barba hace cosquilla mi mano, mis dedos delinean su boca y nariz. Duro y a la vez delicado, algo no cuadra en él. Pero no puedo dejar de mirar cada centímetro de su rostro, tiene un pequeño lunar en su labio inferior que no pude notar antes. Respiro porque el aire es él y mi corazón tiembla otra vez.

—¿Tocarme también es parte de la prueba?—Su voz es más gruesa, ¿Le afectó mi cercanía? me alejo y cuento 5 pasos hacia atrás.

—Parte del protocolo.—Mi voz sale juguetona y me reprocho por mis cambios de humores que él me causa. Aclaro la garganta.—La cosa será sencilla. Yo iré caminando paso a paso hacia atrás. Nos preguntaremos lo que nuestra curiosidad desea saciar—Va a replicar algo pero lo detengo—Si no quieres contestar una, sólo retrocedes un paso, y si la respondes darás uno hacia adelante, en mi dirección.

—¿Y tú seguirás caminando?

—Cuando me preguntes tendré que parar.

Asiente cuando lo comprende.

—Así que yo empiezo.—Cuento tres segundos para luego comenzar a dar pasos hacia atrás, mis manos se cruzan.—Eres un contratado, ¿De qué clan vienes?

Puedo observar como se tensa, pero termina contestandome.

—Mi clan murió y fui recogido por otro. Aún así no me sentí a gusto, así que yo sólo deserté y seguí mi propio camino.—Sigo, a pasos lentos pero sigo.

Él da un paso hacia delante.

—Nunca me hablaron de ti. ¿Hace cuánto te fuiste?

Me detengo a contestar.

—Hace veinte años.

Vuelvo a caminar.

—¿Mi padre confía mucho en tí?

Un paso.

—Sí.

—¿A qué edad fue tu lioth?

Paro y recordarlo me da ansiedad.

—A los dieciocho años.

—¿La tuya?

Retrocede un paso. ¿No quiere contarlo por vergüenza o por que no le gusta como fue?

—¿Por qué te fuiste?

Suspiro.

—Por dolor.

Es lo único que le digo, pero parece ser suficiente porque asiente.

—¿Sabes secretos de mi familia?

Dudando da un paso.

—Sí.

—¿Por qué no puedes beber sangre como tus otros hermanos?

Hago una mueca, nosotros especialmente necesitamos alimentarnos de vampiros. Así que mis hermanos tienen que ir o esperar que lleguen para poder alimentarse.

—Puedo beberla.

Maldice cuando reconoce que debió preguntar mejor.

—¿Por qué te acuestas con Nyca?

Mi sonrisa se borra y pongo una fina linea en mis labios.

Da un paso.

—Por aburrimiento.—Suela crudo y serio. Parece enojado. Sigo caminando—Ya no me acuesto con ella.—Habla rápido.

Asiento aunque no me vea, mis labios tiemblan en una sonrisa satisfecha.

—¿Por qué al beber sangre la vomitas luego?—Pensé que dejaría atrás esa cuestión.

—Porque mi organismo no la acepta.—Puedo ver los gestos de su cara, asombrado por lo que acabo de decir.

—¿Por qué entre tantos, elegiste a mi padre?—Niega y bufa: retrocede un paso.

Ya estamos a una distancia considerablemente lejana. Puedo escuchar perfectamente el golpe de las olas contra la pared.

—¿Por qué volviste?—Inhalo y boto aire poco a poco. Esa pregunta la esperaba pero no estoy ni de cerca preparada para contestarla aún así:

—Tenía que hacerlo.

—¿Tus padr—Ni siquiera termino la pregunta porque retrocede inmediatamente.

Sigo avanzando, miro hacia atrás por un segundo. Falta poco.

—¿Buscarás un eterno?

Esa pregunta me hace desequilibrar desde adentro, nerviosa me detengo a tropiezos vergonzosos.

—No—Susurro, pero sé que me escucha.—Pero lo tendré algún día y no creo que uno así.

Ladea la cabeza confundido con lo último, yo retengo las ganas de reír porque esa expresión me pareció tan tierna.

Cuando estoy al final y al inicio de una caída mortal, repaso nuestra distancia y para un humano es mucha aún así; Quizás es la adrenalina, la emoción. Puedo sobrevivir pero necesito saber algo.

Abro los brazos, soy una cruz en carne y hueso. Cierro los ojos, controlo mi pulso, mi respiración y mi corazón y pregunto:

—¿Me dejarías caer? 

Hace su cabeza hacia atrás sin entender mis palabras.

—¿Qué?

Es lo último que escucho antes de sentir violentamente al aire a mis laterales. Metros suficientes para sentir el golpe del agua a mi espalda, más cerca del mar, más lejos del precipicio.




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