Omnisciente
En el mundo inmenso de JunsuinaDōbutsu donde los espíritus de animales guardianes hacen su trabajo como protectores de todo tipo de universos alternos eligiendo con cuidado a los humanos más puros y sufridos en cada uno de los mundos paralelos.
Pero, eso no es lo único que protegen, también a la Gran Madre; El inmenso árbol de JunsuinaDōbutsu o mejor conocido para los humanos “El gran árbol de los deseos”.
Aquel árbol es la raíz de todo lo que existe en JunsuinaDōbutsu y que conecta a todos los universos. Es lo más importante que existe en aquel universo por lo que lo patrullan todos los días sin descanso ya que hace miles de años dejaron que la gran madre le concediera un deseo al humano incorrecto; Aquel humano solo creó caos en JunsuinaDōbutsu creando guerras sin fin donde miles de guardianes perdieron la vida luchando por su territorio.
Desde esa guerra, los guardianes de símbolo tigre y pantera tuvieron una rivalidad imposible de romper ya que ambos bandos creen que el contrario fue la causa de la guerra el cual es completamente incierto por el hecho de que nadie tiene la culpa de aquello.
Por otro lado, una pantera negra de ojos azules; Grande, esbelto, fuerte y resistente de una edad inimaginable descansaba recostado en una pequeña colina junto a la gran madre observando al pequeño gorrión que se posaba frente a sus narices. Este no paraba de hablarle de su “estresante y triste vida” que tiene hasta que el gorrión se cansó de su larga charla.
—Oye, ¿No tienes trabajo qué hacer? Has estado durante todo el día sin hacer nada. — Dijo el pequeño gorrión cansado de lo increíblemente imparable parlanchín que es la pantera.
—Ni la Gran Madre o el jefe me ha dicho que vigile a un ser humano así que ni me voy a inmutar, estúpido enano. — Respondió desganado desviando la mirada y acomodando su cabeza entre sus peludas patas esperando conciliar el sueño.
La pantera oyó el gran suspiro pesado que dio el más pequeño. Sabía claramente que lo había sacado de sus casillas y que nuevamente se prepararía para gritar a todo pulmón por lo rabioso que se pone al decirle “enano” como siempre y eso lo satisfacía.
—¡No soy pequeño, imbécil! — insultó saltando de donde estaba para volar e ir directamente hacia el mayor con la intención de atacar a picotazos en su húmeda nariz.
La pantera soltó varios quejidos de dolor por los fuertes golpes que daba el gorrión enojado por el insulto que le dijo el contrario. La pantera, por su parte; Agitó su cabeza intentando quitar al molestoso ave que lo agredía. Cuando finalmente el gorrión se detuvo, la pantera se levantó amenazante listo para devolverle la pequeña paliza que el diminuto le había dado.
—«¡Auch!» Maldito pajarraco, ¡Ya verás, Samir! — gritó la pantera.
—Oh, oh — musitó Samir alarmado por lo que haría la pantera —. L-lo siento Tulipán Azul, no era mi intención… Je, je. — Se disculpó Samir nervioso y temeroso retrocediendo poco a poco hacia atrás en el aire.
Tulipán Azul frunció el ceño al escuchar a Samir mencionar su nombre. ¿Por qué? Fácil, su nombre es demasiado ridículo y por ello le disgusta que lo llamasen por su nombre.
—¿Cómo me llamaste, maldito idiota? — interrogó Tuli bastante furioso con el pájaro.
Antes de que Samir dijera algo, Tuli se abalanzó a acometer al pobre animalito, pero en ese momento lo llamó su jefe. Tuli se quedó quieto al sentir la enojada presencia que desprendía su superior.
—¿¡Qué es lo que haces!? ¡Tienes un trabajo y pierdes el tiempo en esto! — regañó el Alfa.
—Lo siento, señor — dijo incorporándose velozmente, no sin antes de fulminar con la mirada a Samir y darle un fuerte empujón haciendo que choque contra el suelo —. ¿De qué se trata, jefe?
El Alfa analizó con cuidado a Tuli y arrugó la cara al ver el acto imprudente de parte de él al combatir a Samir.
Ignoró eso y respiró profundamente para calmarse.
—Una humana adolescente pide tener un romance con el humano principal del mundo N32. — Contestó dando pasos en línea recta manteniendo una expresión seria.
—Haré el trabajo, mi señor. — Aceptó Tuli.
—Aquí está los documentos y la información de la humana — avisó tirándole unas carpetas de color celeste —. Qué tengas un buen día, Tulipán Azul.
Rió el mayor para luego desaparecer en una nube de humo.
Tuli, ardido en furia se preguntó una vez más ¿Por qué su madre no le dio un mejor nombre? Cada día le molesta tener que soportar la burla de sus colegas cosa que era demasiado de irritante para él teniendo una posición superior a la de cualquiera ya que es la mano derecha de su jefe y para él es difícil creer que su patrón se burle de él como si nada; Como un don nadie.
—Sí, jefe — habló entre dientes después de que el superior se fue —. Se burla de mí y él tiene una forma de desaparecer muy chistosa. — Murmuró enojado tirando una piedra con su pata izquierda haciendo que caiga y noquee a Samir quién trataba de levantarse.