My Rain, My Night

~Prólogo ~

Nacimos para ser felices. 

Sufrimos para triunfar. 

Nosotros creamos nuestro verdadero destino.
 


 

Tigridia pavonia, más conocida como flor de tigre. Su nombre se debe al hermoso manchado de sus pétalos. 
Su textura delicada, su olor y apariencia exótica la hacen simplemente magnífica.
 


Jungkook se acercó a ese bello arreglo de flores en la adornada mesa. Sus manos tocaron la suavidad de sus pétalos y se inclinó para poder olerla mejor.

Refrescante

Un sonrisa triste se dibujó en su cara.

Las flores que alguna vez amó, ahora solo le causaban pesadez y dolor.

Decidido se enderezó y emprendió su camino hacia su objetivo. Pasó entre la multitud de invitados vestidos de forma elegante y aburrida, con sus copas de vino en las manos y sus miradas juzgadoras sobre él.

Mentiría si dijera que no llamaba la atención. Claro, no estaba vestido para la ocasión y las personas a su alrededor lo notaron.

Llevaba unos casuales pantalones ajustados y una  chaqueta amarilla, que objetivamente no iban acorde a la gran ceremonia que se iba a celebrar.

Sus pasos se detuvieron al final de un pasillo vacío, frente a una puerta. No lo pensó dos veces para entrar.

Un pequeño tumulto de mujeres bien vestidas, riendo y arreglando a la anfitriona, lo voltearon a ver.

Ella, también asomó sus ojos curiosos ante tal irrumpiemiento.

—No me enviaste una invitación— Jungkook forzó una sonrisa y sus ojos se posaron en la mujer protagonista de ese evento.

Los sonrisa que adornaba el rostro de la chica se borró rápidamente. De pronto sus manos cayeron hacia la silla en la que se encontraba.

—chicas nos pueden dar un momento, por favor— habló ella con un hilo de voz.

Sus compañeras se miraron entre sí, susurrando quien sabe que. Mientras los ojos de Jungkook y Ji Eun se observaban atentos.

—¿quién es él?— habló una.
—¿Es un ex?— dijo la otra.
—Deberías presentárnoslo— dijo la más coqueta.

—Salgan. Ahora— Ji Eun alzó la voz, con un tono más seco.

Sus amigas salieron apresuradas, no queriendo enfadarla más.

Ji Eun se levantó, caminó rápido hasta él.

—Jungkook ¿qué haces aquí?— habló muy bajo, temiendo que alguien los escuchara.

—No vine a atrapar el ramo, te lo aseguro. Oh! Espera hoy solo te comprometes ¿verdad?— la sonrisa de sus labios seguía ahí como un trazo inquebrantable.

—¿estás bromeando? Te dije que no vinieras— las manos de Ji Eun agarraban la tela de su vestido con fuerza. Estaba asustada.

—¿quién te crees para decirme algo como eso?— Jungkook se burló —alguien que abandona a su novio en la parada de autobuses no tiene el derecho de reclamar nada—

—yo no te abandoné— Ji Eun se acercó para tomar su cuello, pero Jungkook fue más rápido y se giró al otro extremo de la habitación.

Terminó frente al tocador del salón y se sostuvo de la pequeña mesita.

—te diviertes con él como lo hiciste conmigo— afirmó Jungkook, su respiración entrecortada llenaba el silencio. Ya no estaba sonriendo.

—voy a resolverlo— Ji Eun intento hacer contacto con Jungkook a través del reflejo en el espejo— te lo dije, es solo una formalidad. Yo no voy a casarme con él...

—pero te comprometerás de todas formas, no?— volteó con los ojos cerrados —¿es una formalidad? ¿También será una formalidad cuando te cases con él? Dime ¿también lo resolveras?—

Los ojos de Jungkook se abrieron de golpe. Estaban un poco cristalizados.

—Jungkook no me mires así— Ji Eun rogó. Había empezado a llorar. Limpió con una mano las gotas que salieron.

—perdoname— ella dijo llorando —creí que podría manejarlo—

—es tarde— Junkook restrego sus manos por su cara —¿hasta cuando ibas a mantener esta mentira?— dijo con rencor, queriendo una respuesta. Una respuesta que ya conocía.

La conocía tan bien como para pensar que ella nunca dejaría a su novio.

Ella no respondió. Solo estaba ahí, parada, mirándolo con arrepentimiento.

Hubiera preferido decidir por ella misma con quien casarse. Pero en su mundo las cosas no eran tan fáciles.
Los padres eran los que decidían un futuro próspero y lucrativo para sus hijos. Ese era el mundo en el que ella vivía.

Jungkook al sentirse fuera de lugar, caminó lentamente hacia la puerta. Sujetó el portón.

—Mi intención al venir a este horrible lugar, era para acabar de una vez con esto— sus palabras salieron ahogadas —Tú ya deberías saber que no me gusta recordar el pasado. Así que, no nos veamos más en el futuro, Lee Ji Eun—

Salió azotando la puerta. Al mirar a su izquierda, se sorprendió al ver a un hombre de traje negro apoyado en la pared cercana.

No podía ser un  simple empleado. Vestía ropa cara.

Aquel desconcido dirigió su mirada a Jungkook. Lo observó  de pies a cabeza con desdén. Jeon le sostuvo la mirada, no se dejaría intimidar fuese quien fuese aquel pelinegro.

La puerta de la que Jungkook salió se abrió de golpe.

—Jungkook espera, por fav...
Ji Eun calló al darse cuenta del pelinegro. —Subdirector Kim ¿qué hace aquí?— dijo con sorpresa.

—¿está todo bien?— el hombre Kim habló despacio, la pregunta salió forzada e incomoda. De seguro había escuchado algo de la conversación dentro del cuarto.

—no te importa— respondió mordaz
Jungkook. Dio media vuelta y con las manos aún en el bolsillo de su chaqueta  se dirigió a la salida de aquel costoso establecimiento. 
 

 

Al salir el viento golpeó su cara un poco mojada. Recorrió la calle hasta dar con un camión azul, de la compañía Kim. 
Se subió en el, encendió el automóvil y se puso en marcha.

Empezó a reírse sin parar. No, no estaba loco.

Su celular sonó. Vagamente se puso el auricular y contestó.

—Llamas a tiempo— sonrió un poco, sabiendo quien era.



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En el texto hay: bts, vkook, gay bl

Editado: 17.10.2020

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