Le miro de reojo a Nat, mientras conduce. Me está costando mucho mirarla. Ella me había asegurado qué entendía porque mentí, pero era raro... ¡Y todo eso por culpa de Will!
Fue su idea hacer como si no nos conociéramos. ¿Y ahora por qué demonios no hace lo mismo?
Miro por el retrovisor y rápidamente aparto la vista. ¿Por qué estoy yendo con ellos? Todavía no lo entiendo.
Cuando Nat aparca, salgo rápidamente para encontrarme con ella. Nat entrelazó nuestros brazos y comenzó a caminar, dejando atrás al castaño.
—¡Este instituto es muy divertido! —me soltó—. Tiene su lado bueno, créeme. Además, si Ryan... —se calló de repente.
Le miré interrogativa. —Es una larga historia...
Me di cuenta de que no quiere hablar del tema. Ahora tongo mucha curiosidad sobre ese tal Ryan.
En el aula, saqué mi móvil y escribí a Sara.
Yo: Mañana es sábado. ¿Quieres venir?
A pesar de que ella también tenía clases, su respuesta me llegó inmediatamente. Típico.
Sara: ¡Por supuesto que sí! Ya se lo comenté a mi madre. Me quedo el fin de semana.
Levanté la mirada para ver si tenía a algún profesor delante, porque eso me había pasado muchísimas veces.
Yo: Mi madre no está aquí... pero irá bien.
Guardé el móvil en mi bolsillo y esperé con ansias a que la clase acabará.
—Ahora tenemos química —dijo Nat, quién me esperaba en el pasillo. Caminamos despacio hacia el aula de química. Digamos que no es mi asignatura preferida.
En esta clase los sitios son fijos, así que Nat se fue a sentar a su lugar.
—Perra... —oí murmurar a una chica.
Vaya que agradable bienvenida.
—¿Qué has dicho? —susurré de vuelta.
Ella puso los ojos en blanco y se volvió hacía mí.
—Para que lo sepas, él es mío. Y ni se te ocurra acerarte él. Por cierto, él ya se ha acostado con todas las chicas del instituto y probablemente las que no están también, eso no es nada bonito igual que su prima fea —la miré horrorizada. ¿En serio acaba de llamar fea a Natalie?
Traté de ignorarla y me senté en el único sitio que quedaba libre. Ahora entendía porque Will quería mantener el asunto en secreto.
Al final de las clases, salí del instituto y esperé a Will, pero él ya se había ido. Seguramente hay muchos rumores y por eso no está. De alguna manera siento que es culpa mía.
Me toca ir en bus. Suspiro al darme cuenta de que no tengo el dinero suficiente para pagar un billete, y Will ya se ha largado. Pero después de todo, él no es mi chofer.
Volver a casa no fue complicado, pero sí fue una caminata muy larga. Me sentía como si hubiera caminado cinco días seguidos.
Cuando llegué a casa, fui directamente en mi habitación tiré mi mochila en la cama. Bajé a por una limonada. Abro la nevera y cojo la botella, vierto el líquido en el vaso. Doy un trago a la bebida. De la nada escucho un ruido de arriba. ¿Papá ya está en casa? No... Imposible. Yo estoy sola. Mi corazón comenzó a latir más deprisa. ¿Un ladrón? ¿A esta hora? Dejé el vaso suavemente sobre la mesa. Mis piernas tiemblan mientras camino hacia las escaleras. Subí las escaleras y me paré delante de mi habitación, cogí el pomo de la puerta con la mano sudorosa y abrí la puerta lentamente. Grité fuertemente cuando vi a William en mi habitación.
—¿Cómo demonios has entrado aquí?