Otra vez.
Peleas matutinas.
Con mi preciada esposa Danna.
Hasta ahora no puedo comprender como la pude amar en el pasado. En serio el amor apesta, el amor te vuelve ciego e idiota.
Creí que ella era educada, sencilla, amorosa, pero al parecer es todo lo contrario.
No puedo soportarla tengo ganas de estrangularla, después vendrá la policía y mi hijo se quedará solo, luego se me pasa.
Ja. Ya sé, ya sé lo que dije. Tengo un hijo. Solo paso una vez.
Aja.
Esa vez.
En Alemania.
Fue suficiente ya que después me dio la gran noticia que estaba embarazada. Si por un momento mi mundo se vino abajo. Ya tenía todo estaba planeado. Fase uno: Buscarla. Fase dos: Contarle toda la verdad. Fase tres: Recuperarla.
En ese instante mi vida era pura oscuridad luego lo conocí a mi única luz de mi vida. Aithan. Salí de la habitación dejándola sola bueno con sus gritos histéricos. Me fui directo a la habitación de mi bebé, la gran sorpresa fue que no lo encontré. Es un alivio que no escuchara las discusiones sin sentido de su madre. Con toda la alegría que me embarga fui directo hacia la cocina encontrándome una escena muy hermosa. Mi bebe tenía esa sonrisa resplandeciente y mi nana contando un cuento.
¿Cómo se sería si Álex fuera la madre de Aithan?
Ja. Sería un caos total. Nos nombraría la familia locos Lawrence. Removí mi cabeza por la hermosa idea. No cuesta soñar ¿No?
Me acerqué a mi nana, le di un beso en la frente tal solo me contesto con una sonrisa cerrada. Mayormente ella sabe cuál era la situación solo entorne los ojos en modo de respuesta. Luego fui hacia mi pequeño Aithan. Removí su cabello en forma de cariño en lo cual él solo puso sus ojos achinados, así como el emoji que siempre se me olvida su nombre.
En la mesa estaba tan tranquilo cuando apareció la loca con un atuendo de “Quiero que me follen”. Ridícula.
Sin esperar me levante del comedor.
─ Aithan vámonos, se nos hace tarde.
Asintió. Se fue corriendo por el living antes de dar un paso hacia delante. Hablo mi nana
─ ¿Llegarás tarde de nuevo?
Antes de contestar su risa de la hiena me interrumpió
─ Que pregunta tan obvia ─ tomo un sorbo de jugo ─ él siempre llega tarde con el alcohol encima combinado a perfume barato.
─ Si hablas de perfumes pues prefiero lo barato porque el fino está muy utilizado y manoseado.
─ ¡Steven! Respeta …
─ Agh. ¡Cállate! No te soporto. Nana nos vemos en la noche.
No de nuevo. Empezó a doler fuerte la cabeza sin duda estaré de mal humor. Subí al auto. Aithan estaba ansioso por llegar a la escuela.
Durante el camino escuchábamos Bonjovi pues a Aithan era su grupo favorito. Unos cuantos minutos después llegamos a la escuela tan solo un auto negro nos impedía el pase de la entrada.
─ ¿Papi vendrás hoy a recogerme?
─ No puedo campeón, papá tiene unos trabajos pendientes.
─ ¡Oh! Ya que…
Me parte el corazón cuando él hace sus pucheros.
─ Con esa mirada de cachorro vendré a recogerte.
Bailo de alegría. Mire el reloj de mi muñeca tenía 15 minutos de retraso, el maldito auto negro seguía estacionado.
Maldito chofer avanzar ese puto trasero del auto, imbécil avanzaba. Insultaba solo en mi mente. Así de poquito estaba por salir cuando un niño castaño bajo alegre. Enarque las cejas. El niño se parecía alguien familiar esos ojos, el cabello, los cachetes. Hizo un saludo militar. En serio ese niño me recuerda mucho alguien. Sin esperar toque el claxon repetitivas veces, mi mano se me estaba cansando por movimientos rápidos. ¡Hey! niñas y niños del mal no se van por la tangente.
Solo avanzo 2 cm bajo la luna polarizada tan solo su respuesta fue sacar el dedo medio. Eleve las cejas. Por el comportamiento de la madre.
─ Adiós papá, te espero en la salida
─ mmm … Ahí estaré.