Anteriormente con Henry . . .
—¡¿Acaso ya conseguiste los apuntes que te pedí?! [...] — grito la maestra cuando fui el último quién salió del salón.
— N-No lo s-sien...— Oí tartamudear a esa niñita. Sin pensarlo dos veces me puse detrás del arbusto, acercándome a la entrada para ver qué sucedía.
— NO SÉ COMO LE VAS HACER PERO MAÑANA SERÁ EL ÚNICO DÍA QUE TE LO ACEPTÉ.— se levanta muy cabreada haciendo rechinar entre el piso y la pata de metal de la silla.
Regresé rápido a mi posición para no ser visto por la profesora, hasta que se oían sus pasos a lo lejos del salón y así permitiendome salir de mi escondite. Entre puntillas me dirigí hacia el salón y por fin encontrarme con ella.
Ella está volteada dejando ver su espalda, se veía hermosa y más con ese brillo que la atardecer le está dando. Lentamente apagaba las luces pero algo me llamo la atención y era ese pequeño rocío, gota o esplendor que destaca entre la luz del sol.
— ¡Agh!.— sin querer empuja una silla haciéndola rechinar mientras se dejó caer en cuclillas. Di un paso queriendo ir hacia ella pero... No.
Me doy la vuelta y miró hacia el suelo.
— Creo... Qué no soy el único que hace su vida una mierda.— se oye como si se detuvieron en seco, así que levanté mi mirada.— ¿Sebastian?...
— Y-Yo... disculpa.— se dió la vuelta y empezó a caminar rápido.
Exacto! El es mi respuesta le pediré algo en cambio para que él le de su libreta a esa niñita. Porque no tengo ni la mínima intención de dejar de molestarla últimamente se ha puesto interesante mi vida cuando apareció por primera vez.
— No, no, no. Detente — fuí hacia el hasta finalmente detenerlo.
— Ya paren!.— el sostuvo su mochila con fuerza.
— No, no te haré dañó y dejare de mandar que te molesten. Solo, por favor... Préstame una libreta no más bien dale tú libreta a Karen.
— No lo haré.
— Vamos te dejaremos de molestar solo prométeme...
— No me conformo con eso. T-Tambien quiero que me regresen mis cómics. — no tarde en mostrar mi enojo pero no quería que alguien hiciera daño algo que es mío... Ella es mi víctima.
Suspiré dándome por vencido.
— Está bien. Pero si haces algo fuera de lo común... Aunque es mejor que tomes precauciones por que te estaré vigilando.
El se quedó pensando pero finalmente terminó asintiendo lentamente. Sacó la libreta e iba avanzando hacía la salón pero lo detuve.
— Pero... Déjame hacer algo.— Sebastian miró su reloj y ya era tarde.
— Pero rápido.— Henry sonrió, arrancando una hoja y en ella dibujaba una personita que veía una libreta mientras que la otra persona observaba a esa persona detenidamente
— Ya...— Sebastian asintió y yo solo me quedó observando el dibujo. No es el mejor de todos pero espero que se de una idea.
Y así fue, el se lo entrego y casualmente el dibujo cae llegando finalmente a sus delicadas manos. Y yo... Yo solo observaba como entraba en duda.

Jadeaba entre lágrimas y era sorprendente no paraba de llorar. Me oculte durante un rato en la cabina del baño. Era la primera vez que me sentía sucia, sola y sin vida. Me observó en el espejo y mis ojos eran pequeños, de la nada se hundieron mis ojos y tenían un sombreado extraño debajo de ellos.
— Mis labios.— los roce y estaban extremadamente mordidos que podía jurar que la mismísima sangre brotaba de mis pequeños labios. Mire a través del espejo y mis uñas estaban mordisqueadas.— Qué me sucede?
Miré mis profundos y obscuros ojos que mostraba frustración, odio... Simplemente lo contrario de lo que soy.
— ¿Cuántas bocas han hablado mal de mi?. O más bien ¿A cuántas les daría gusto verme en este estado?
— Karen!.— Caroline me abrazó.— No vuelvas a darme un susto. ¿E-Estas bien? Dios ¿estás enferma?. Tus...
— Caroline ya terminaste?! La maestra no tardará en salir.
— No dijiste que venías a buscarme?.— Caroline bajo la mirada.— Desde cuando quisiste buscarme, necesitaba de tu ayuda.— lo dije entre lágrimas.— t-tuviste toda la maldi...
— Ca...— entró la chica escuchando nuestra conversación.— Ah. Hola Karen mucho tiempo... ¿Verdad?
— Chicas, volvamos a ser amigas.— propuso Caroline. Así es Dianely y yo nos conocemos pero hay una cierta desconfianza o disgusto entre nosotras.
No recuerdo mucho pero aún me sigue dando una mala espina.
— ¿Amigas?.— extendió su brazo intentando ser amable “hipocrita” mi mente no dejaba de decírmelo en cada 5 segundos.
— Ahh ¿Karen?
Flashback
Éramos tan solo niñas. Dianely no era hermosa era todo lo contrario, aunque la verdad no entendía el porque molestarme si ella tenía una panzota mientras que la otra tenía una cara espantosa cara sus ojos, su boca, su nariz. Aún así no les deseaba el mal ni mucho menos burlarme de ellas sabiendo que me estaría diciendo a mi misma.
Conclusión: Envidia, pero como no era de ver conclusiones así que deje el abuso entre ellas. Sin embargo, Henry... Siempre estuvo para defenderme.
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— C-Caro...— mi amiga volteó a verme.
— Alcanzast...— no termino de terminar la palabra y solo me abrazó para que me tranquilizara.— Veré lo que puedo hacer tu quedate afuera.
Asentí avergonzada mientras mi amiga buscaba la manera de ocultar mi gran accidente. Henry salió y me vió esperando, con mis piernas mojadas.
— N-No me mires!.— me puse en cuclillas y mis brazos encima de mi cabeza.— Vete!
Después de haber alzado la voz no tardaron en murmurar “De nuevo se mio” “Es una bebé” mientras que Dianely y Valentina reían.
Alcé mi mirada y el solo... Se quitó su suéter, me levanto y rodeó su suéter en mi cintura para después amarrarlo.
— Regrésame mi suéter antes de que termine las horas.— salió corriendo en busca de alguien.
Mis lágrimas se detuvieron y solo pude sonreír por lo que había echo, no era un niño peligroso como decían si no muy bondadoso.
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Miles de millones de cosas (literalmente) intentaron humillarme, manchar mi nombre, tratar que todos me vieran como la mala.