Cada mañana era verdaderamente odioso y detestable. No faltaba comentar que últimamente he salido llorando después de haber tenido una discusión con mi madre haciendo que la escuela fuera mi lugar favorito. No importaba si tenía enemigos enfrente mío, bastaba con decir si ajá claro para que se ardieran tanto que les golpeará en su ego.
Y no me interesaba.
— H-Hola Karen. — me decían mientras caminaba por el pasillo.
— ¿Qué tal tú día?
— ¡Hey, bonita!.— volteó aún lado y se iba dirigiendo un balón de fútbol americano.
Posicioné mis manos para poderlo atrapar pero alguien lo atrapa.
— ¡Tampoco!... Lanzarle objetos. La pueden lastimar.— mi mirada se dirigió rápidamente hacia la de Henry.
— L-Lo sentimos.— dirijo nuevamente hacia aquellos chicos mientras que Henry le lanzaba el balón y ellos entraban en pánico.— Lo sentimos, bonita.
— Hey~. — Henry dirige su mirada en mí.— Eran mis pretendientes.— cruzó mis brazos.
— ¿Tsk? ¡¿Crees que porque te llamaron bonita, es porque están detrás tuyo?!
— A ti que te importa.— el sonrió y me sostuvo con su mano mi mentón.— Además...— hago aún lado mi cabeza.— ¿Qué les hicistes?
— ¿Yo?. Pff yo no tengo nada que ver.
— Henry. Hablo en serio.
— Ugh, como sea créeme o no, yo ya te dije.— se adelanta dejándome sola.
— No Henry, no es eso.— fuí detrás de él hasta que se detuvo en seco haciendo que choque detrás de él.
— ¡Oh Karen! Te estaba buscando. Uhm.—volteo a mirar a Henry.— Este, te puedes irte por un momento.— dijo Dianely actuando de una manera... Extraña.
— ¿Qué piensas decirle?.— no quiso que me pusiera a su lado.
— Henry, ya sé cómo atender a ese tipo de personas.— lo aparte mientras que Dianely alzaba su ceja.
— No, me quedaré. Prosigan.
— Karen.
— ¡Uhm!...
— Ya has perdido tu virginidad.
— ¡¿Ehh?!.— volteó a ver a Henry y estaba rojo.— N-No oigas este tipo de conversación.— me lancé hacia el e intentaba taparle sus oídos.
— Henry, ¿esto es lo que querías escuchar?
Me detiene mis manos y se pone serio.
— No. Sé que, no es lo que le querías decir. Además ese tema es común y no debería avergonzarme.
— Tsk. Así que el muy maduro.
— Dianely vete al grano.— le giro los ojos y me sonrió queriéndome dar seguridad.
Suspiró profundamente y dirigió su mirada hacia mí.
— Lo lamento, por haberte quitado a Caroline, por haberte hecho la vida imposible, intentar... a qué quedarás mal con todos y aprovechar el momento de molestarte y hacerte bullying.
Ella miró avergonzada al suelo y yo... Yo me quedé sin palabras, miré a Henry y el seguía observando a Dianely con los brazos cruzados.
Se oyó sincera. ¿O no? Reconoció todo lo que me hizo. Y eso, creo que es más que suficiente.
— Dianely.
Ella alzó su cabeza y me lancé hacia ella, abrazándola.
— Disculpa aceptada. Puede que me sea difícil olvidar todo aquello que me hiciste pero podré iniciar, al perdonarte.
— Ehm, ja... Gracias.— se alejó y miro hacia otro lugar.
— Vámonos Henry. Que hoy es un buen día!.— jale de su brazo llevándolo.
— No te fies, que no es posible que de la noche a la mañana cambié esa persona.
— Tranquilo, que ese problema yo lo atiendo. Es más.— me detengo en seco volteandome enfrente de él.— Gracias, por todo.— le beso su mejilla.— Ehh... Y-Yo me tengo que ir, ¡bye!
Dí un paso pero el me detiene. Haciéndome voltear para después agarrar mi nuca y acercarme velozmente hacia el.
Y finalmente pegar nuestros labios.
— Cierra los ojos.— dijo entre nuestros labios. Negaba rotundamente. Así que el hizo el primer movimiento, sacando su lengua pero lo arruiné quedándome perpleja.— Relájate.
Lo susurro mientras recargaba su frente en la mía y acercando sus labios con los míos, haciendo que estos se rozaran.
— N-No puedo.— cerré fuertemente mis ojos. Hasta que sentí como estuvo poniendo mi cabello detrás de mi oreja. Y de nuevo sentir aquellos abrasadores labios, lentamente abría mis labios dándole paso pero este me agarró nuevamente de mi nuca y me atragantó con su lengua para después jugar con mi lengua.
— ¡¡Henry!!.— se oía a lo lejos la voz de Frausto.
— Detente.— lo empujé mientras el empezaba a reírse.
— ¿Es tu primera vez besando?.— lo decía entre risas.
— ¿Y a ti es la primera vez comiendo? ¡Porque me estabas tragando!
— Se que te gustó.
— ¡C-Claro que no es así!.— me volteo y me fui corriendo agarrando mis labios algo sonrojada.