Victoria Craner
La vida como la conocemos es asombrosa; desde tener la oportunidad de mirar hacia el viejo y misterioso espacio exterior con tan solo echar una mirada al cielo o conocer la inmensidad de los océanos, la diversidad de sus plantas y animales, todo aquello para lo que toda una vida no alcanza para terminar de descubrir. Aseguro que puede haber civilizaciones escondidas en las profundidades inexploradas o seres de otras dimensiones observandonos ahora mismo. Pese a eso hay cosas que nadie creería, como que justo ahora en alguna parte del mundo estuviese ocurriendo esto, que seres fuera de lo normal pudieran camuflarse entre nosotros llevando consigo la habilidad de manipular la realidad y emociones humanas de manera efímera a su total complacencia.
No hablo de villanos, ninguno trajo como objetivo hacer daño.
Lamentablemente aquí lo aprendieron. Pues contrario a lo que todos piensan no todos los monstruos son malos, no todos son aterradores.
El monstruo no era malo, era monstruo en una leyenda mal contada, ni siquiera era un monstruo en realidad, solo era diferente para los dos mundos y a eso le temían ambas especies por igual.
Todos aplauden cuando termino de leer mi escrito para la clase de literatura, es uno de los escasos relatos que no hablan de romance o intentan liberar las frustraciones llenas de sed de libertad de mis compañeras.
Pensé un poco antes de exponer algún tema relevante o a la mayoría le parecería apático.
Terminada la clase tras la última participación pude salir, después del almuerzo me esperan algunos quehaceres. Ya que bien, así funciona este instituto para señoritas. Este sitio prácticamente es del gobierno, la mayoría de chicas que está aquí llegaron tras alguna tragedia en su infancia;
Rebeca, sus padres tuvieron un accidente automovilístico cuando apenas contaba con cinco años, su abuela la cuidaba, pero murió tres años después, nadie de su familia quiso hacerse cargo.
Amaya, sus padres eran muy jóvenes cuando ella llegó al mundo, él la dejó sola, su madre la abandonó a los tres años en el portón de un orfanato.
La pequeña Emily, su madre sufrió todo tipo de abusos desde los siete años hasta los once por diferentes hombres, después fue uno solo el que se encargó de volver su vida un castigo y de ahí provino ella, el único ángel proveniente del caos. Quizá no, debe haber miles de casos así en el mundo.
Clara, una niña rescatada de situación de calle, como muchas otras. Vio morir de frío y hambre a sus hermanitos, hija de una madre alcohólica que apenas y hacía parada por su casa.
Bien me podría pasar horas hablando de los miles de casos e ingresos desesperados de la mayoría a este lugar que envuelve demasiado entre sus cuatro paredes. Me tomaría todo el acto cívico hacerlo, pero cuidan demasiado que prestemos atención.
一Ahora jovencitas haremos un minuto de silencio por todos los fallecidos en la madrugada sangrienta de Mirelles.
Desde que tengo memoria hacen mención de esto cada año, es lo más relevante del pueblo y conmemoran tal cosa como luctuosa.
Solo sé que una mañana todos los sirvientes de una enorme casa, más bien de la mansión de uno los ricachones del pueblo amanecieron muertos ejerciendo su última actividad, pareciera que se suicidaron, pero sin explicación aparente, algunos cadáveres fueron encontrados intactos, clínicamente nada fue revelado. Mucho menos los culpables. Por supuesto que hay teorías demasiado raras como para tomarse en cuenta.
Solo resuena el nombre de Ethan Brooks.
Terminado el acto voy con mis compañeras de dormitorio al comedor. Nina, una de las educadoras nos asignará los deberes de esta semana. Así es, la vida dentro de un instituto para señoritas es compleja, muchas mujeres con distinto punto de vista conviviendo las veinticuatro horas, los trescientos sesenta y cinco días del año.
Comparto habitación con al menos veinte chicas de mi edad.
Mi horario de clases es de siete a dos de la tarde, mis quehaceres son de cuatro a seis.
A las ocho de la noche debemos estar en la cama y con todo listo para el día siguiente, pues apenas una de nosotras se acuesta las luces en la habitación se apagan y no importa que estemos haciendo el resto.
Los dormitorios están seccionados por edades y grado académico, pues la educación es algo muy importante aquí.
En este lugar prevalecen las reglas, las cuales muchas veces son demasiado estrictas e injustas, pero bien ¿Quién metería las manos por nosotras? ¿Dónde podríamos quejarnos? ¿A quién le importarían nuestras quejas? Si somos de lo que la sociedad intentó deshacerse en algún momento.
Así es como nos lo hacen ver los malditos supervisores cuando las educadoras no están presentes.
En eso se basa su gran prestigio, anualmente adoptan alrededor de cincuenta infantes. Por lo general los expósitos permanecen en casas cuna durante los primeros cuatro años de edad, lapso en el que con suerte son adoptados, pues la mayoría de las parejas buscan bebés para iniciar su familia, después de ese tiempo son llevados a los orfanatos mixtos y si no logran ser adoptados antes de los doce años son trasladados a internados masculinos o femeninos donde les enseñan algunos oficios para ganarse la vida cuando cumplan la mayoría de edad y dejen de ser problema del gobierno. Los más afortunados y disciplinados son becados para profesiones impartidas por las religiosas. Ni siquiera sé cómo obtuve una, por conducta jamás lo sería.
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Editado: 14.10.2022