Necio amor

Cumpleaños

Llegó el domingo esperado por Edder, el cumpleaños de Ashley. Habían quedado en verse en la parada de metrovía, a las diez de la mañana.

Justo es un día nublado, donde no hay amenaza de lluvia y tampoco de sol y el clima era perfecto para caminar y relajarse, se encontraron en la parada a la hora acordada y comenzaron a charlar:

-Hola y ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! (Edder la abrazo)

-hola y gracias, pero no tenías que gritar, me conformaba con el abrazo

-sí, pero es difícil ocultar la emoción de tenerte aquí, de que nuevamente vayamos a salir

-lo sé, pero tú me extorsionaste para que acepte la invitación

-mi intención no era ser tan sarcástico, pero tú nunca aceptas una invitación, así que tuve que usar el dolo

-no estamos en la universidad para usar lenguaje jurídico

-bueno, está bien, mira ahí viene la metro y justo viene vacía

Se subieron en la metrovía, y como iba vacía, se sentaron en un puesto para dos personas. Justo cuando llegó en la parada de la universidad estatal, Edder indico a Ashley que en esa parada se iban a bajar, los dos se bajaron de la parada y comenzó el día.

Eran las 10:35 de la mañana y comenzaron a caminar en el malecón del salado, Edder compró una funda de canguil súper grandes y una limonada para ir comiendo en el camino.

Mientras iban caminando, Edder le hacía conversa y los chicos que estaban alrededor, la miraban y ambos le devolvían la mirada con caras de molestos, porque Ashley estaba tan hermosa, que parecía un ángel en medio de todas las mujeres.

En medio de tanta charla, llegaron en el lado donde alquilaban los botes en forma de cisne, el boleto costaba siete dólares la media hora, entonces Edder compró el boleto para un bote y se subieron.

Ambos disfrutaron del momento, hasta que se la acabo el tiempo, una vez terminado el turno, comenzaron a caminar fuera del malecón y se pasaron al parque lineal y comenzaron a caminar y disfrutar del paisaje.

El ambiente era tan fresco que decidieron sentarse en un stand y disfrutar del aire fresco que ofrecía el paisaje. Después de diez minutos de hablar de los gustos de Ashley, comenzaron a caminar nuevamente, hasta que llegaron a la parada de la universidad católica, se hizo tan corto el viaje que Edder le dijo:

-vamos a una ciudadela que conozco, te gustara el paisaje, pero antes te invito a comer, ¿aceptas?

-para ser el segundo chico que me invita a salir, pues no me lo estoy pasando tan mal así que, si, si acepto…

Edder quedo pensativo al escuchar que era el segundo, porque con eso tenía entendido que ya ha deber tenido novio anteriormente, así que decidió no preguntar nada y quedarse con la duda y mientras pensaba en eso, cogieron la metrovía nuevamente hasta llegar a la parada del colegio veintiocho de mayo, se bajaron y entraron a un chifa para poder almorzar algo.

Una vez que almorzaron y vieron que eran las 14:00, salieron del chifa y Ashley se dirigía al paradero de metrovía, pero Edder iba en dirección contraria, así que retrocedió para llamar a Ashley y traerla, porque no se había dado cuenta y comenzaron a ir debajo del puente donde conecta para volver a casa, entonces pregunta:

-sé que estamos cerca de casa, pero ¿iremos caminando hacia allá?

-no, nada que ver, por acá queda una ciudadela y ahí queda un parque natural protegido y se llama "ciudadela el paraíso"

-aaa... creí que íbamos caminando a casa

Se pusieron en marcha y comenzaron a subir, porque dicho parque quedaba subiendo un pequeño cerro, pero no era tan extensa la subida como el cerro donde queda la casa de ellos.

Una vez que llegaron a la entrada, le recibió una brisa tan pero tan fresca que podían sentir que estaban en el bosque más limpio de toda américa. Mientras caminaban en busca de asientos, Ashley veía las canchas de boli y fútbol que habían, hecho solo con cosas de la naturaleza y sin tantos detalles.

Cuando llegaron a unos asientos, Ashley le preguntó:

- ¿Cómo es que conoces este lugar tan sereno y relajante?

-Bueno, aquí a veces vengo con mis amigos a hacer deportes, ven siéntate y mira la vista

Ashley se quedó asombrada al mirar la vista que le ofrecía el lugar, se veía toda la ciudad, desde el malecón 2000 hasta el barrio donde ellos viven, quedo tan impresionada que no sabía cómo agradecer a Edder por tan hermoso momento.

Después de conversar por un gran momento, deciden ir a caminar cerca de ahí, y se quedan sentados en una zona de césped y Edder saca una pequeña torta de su maleta, un mantel y una botella de vino (suave de los que no emborrachan) y dice:




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