Nekilis

ROSAL

No supe el momento en que me desmaye ni cuánto tiempo paso. Pero mi mente se aclaro y dió paso a un fuerte dolor de cabeza.

Por el sonido de las aves sabía que era de dia, mis ojos dolian con intensidad cada vez que quería abrirlos pero aún así muy lentamente me levanté hasta quedar sentada.  Esperé unos momentos al acecho de cualquier amenaza, trate de permanecer calmada pero no podía controlar el miedo latente dentro de mí; no tenía ninguna idea de dónde me encontraba y por el momento no podía ver así que solo espere.

El aire se sentía frío y cálido al mismo tiempo. Los sonidos parecían provenir de todos y era abrumador así que decidí centrar toda mi atención al tacto. Deslicé poco a poco mis manos, estaba sentada sobre una superficie lisa y dura. Mi primer pensamiento fue que estaria sobre una piedra tallada o algo así pero instintivamente di pequeños golpes con mis uñas sobre ella y un sonido hueco salió. No era piedra sobre lo que estaba sentada, era metal.

Poco tiempo después unos pasos se acercaban, estaba a merced de cualquiera que quisiera lastimarlo. Era impotente. Las manos comenzaron a temblarle por el miedo. Tan solo esperaba que sea lo que sea que la haya salvado antes, la volviera salvar está vez.

— Ya se encuentra mejor por lo que veo. Dijo una voz masculina,se escuchaba viejo y amable. El miedo no cedió, mis sentidos estaban atentos a cualquier cosa que no me di cuenta que mis manos sobre el 

metal se habían calentado hasta que el dolor de la quemadura llegó. Chille por la sorpresa y los pasos se acercaron.

— Por favor, tenga cuidado o podría lastimarse.

— dónde estoy.

—Mi nombre es Gustavo Díaz Lacerotti. Es algo complicado de explicar pero usted se encuentra en nuestras instalaciones centrales.

— Señor, debe ser más específico. Sigo sin tener idea de dónde me encuentro. — Respondí con impaciencia, el dolor de cabeza no cedía ni el ardor en mi mano. — Necesito regresar a mi casa, mi familia debe de estar preocupada...sucedieron varias cosas que no podrá creerme así que déjeme ir.

— Sabemos sobre el reciente viaje que hizo y el lugar tan peculiar a dónde fue. No puedo dejarla ir señorita usted está bajo nuestra custodia y cuidado desde hace seis semanas. Se le ha notificado a sus padres que recibió una gratificación por su esfuerzo en la universidad y creen que está en Panamá.

— ¿Qué... qué van a hacer conmigo?

— ¿Puede levantarse? Para explicarle todo primero debo de asegurarme que usted está bien y en buenas condiciones. Así que necesito que coopere para que los médicos puedan examinarla.

Dude pero asentí con la cabeza. Escuché sonidos de varías pisadas e instantes después sentí como las manos recorrían mi cuerpo. Al parecer el único problema era mi vista pero un médico me comentó que era normal y que en unas horas podría ver de nuevo.

Me ayudaron a bajar y me senté en una silla de ruedas que Gustavo empujó amablemente.

—Necesito respuestas sobre lo que está pasandome. Dije firmemente, todo esto no tenía sentido y debía de tener alguna explicación. — Dijo que estaba a su cuidado ¿Quienes son ustedes?

— Formó parte del ROSAL; Raíz de Operaciones Secretas de América Latina, nosotros somos una organización fundada hace doscientos años, cuando se registraron anomalías en diferentes países del continente, varios de ellos fueron personas que tenían información valiosa que fue fundamental en las diferentes disputas de la época.

...los gobiernos de los países que conectaron con estos hechos se reunieron para realizar una investigación conjunta, el resultado fue que 

cada uno de estos personajes habían experimentado visiones de unos seres extraños que no sabían identificar pero que les dió información que necesitaban.

...en primera instancia se pensó en que eran seres de otro planeta, visitantes extraterrestres que querían invadir nuestro planeta por medio de la guerra civil. Pero no fue así, no fuimos el único continente con esas anomalías, Europa sufrió lo mismo y compartió sus hallazgos, no eran extraterrestres eran los primeros seres existentes en nuestra tierra, seres que comúnmente llamamos dioses.




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