Neogénesis (serie "Delta 3", nº 8)

Atrapados...

Una zona desierta del sistema solar, esa era la mejor definición para aquella ubicación del cosmos en donde el Cisne Negro se encontraba.
—Detecto señales de tecnología terrestre, al frente, provienen de aquel planetoide —señaló Spica al tiempo que se acercaba con mucho cuidado.
—Las instalaciones penales de la FDT nunca están armadas, su seguridad se basa solamente en un estricto control sobre la entrada y salida de naves, es por eso que solo hay una puerta de acceso —informó Nova.
—¿Te refieres a esa gran boca que está abierta? —le preguntó Rigel apuntando hacia una enorme estructura metálica, con la forma de un gigantesco anillo redondo, misma que se encontraba muy firmemente asentada sobre la superficie del pequeño e irregular planetoide, y que daba acceso al único puerto espacial de aquel misterioso centro de detención, el cual, a su vez, estaba construido al final de un profundo túnel.
—Sí, y no debería estar abierta..., algo muy extraño pasó en esta cárcel.
—Parece estar abandonada. ¿Entramos? —preguntó Spica, Rigel lo dudó por un instante, pero ya habían llegado demasiado lejos, y no habían obtenido ninguna respuesta al misterio:
—Adelante —dijo finalmente...
En cuanto el Cisne Negro ingresó, y atracó en una de las bahías internas, la enorme compuerta de acceso se activó, cerrándose.
—¡Sácanos de aquí ya mismo, Spica! —le ordenó Rigel.
—Lo siento, capitán... No lo haríamos a tiempo, está muy lejos —le respondió su navegante.
—Bueno, al menos ya sabemos que no estamos solos aquí, alguien nos cerró la salida cuando vio que ya no podríamos escapar —dedujo Nova—. Tendremos que ir hasta el control central de la instalación para poder abrirla nuevamente.
—La computadora me informa que el control medioambiental se encuentra operativo, no necesitarán de sus trajes espaciales —les dijo Spica.
Así, junto con Rigel y Nova, los tres descendieron, en esta ocasión, el separarse era demasiado peligroso...
—La gravedad aquí es como la de la Tierra, se utilizan emisores de gravitones, como los de cualquier nave espacial —dijo Nova a medida que avanzaban por los pasillos.
—No se ven cuerpos por ningún lado, tal vez hubo alguna clase de evacuación —teorizó Rigel—... ¡¿Verificaste que no hubiera algún contaminante en el aire, Spica?! —preguntó alarmado.
—Desde ya que lo hice, tampoco hay ninguna radiación nociva. Todo se encuentra dentro de los parámetros normales.
—Es muy poco probable que se hiciera una evacuación, ni siquiera ante un riesgo mortal; esta es una cárcel de máxima seguridad, los condenados en esta clase de instalaciones son indefectiblemente a cadena perpetua...
Cualquier criminal que sea ingresado en una unidad como esta, aquí mismo morirá —le informó Nova.
En ese momento, entraron al pabellón de los reclusos.
Comenzaron a caminar por un largo pasillo con celdas a ambos lados, todas se encontraban abiertas... Ahí, el aspecto del escenario era muy distinto, claramente había ocurrido un enfrentamiento armado:
—Hay impactos de armas por todos lados, y fueron causados por las de los guardas —dijo Nova basándose en el daño, similar al que había observado dentro de la nave abandonada.
—Pero sigue sin haber ni un solo cuerpo, y ni siquiera se puede ver una pequeña mancha de sangre —dijo Rigel.
—¿Tras aquella puerta doble, la que está al final del pasillo, debería de encontrarse la sala de control central? —preguntó Spica.
—Sí, y la cerradura fue derretida con un arma de alta energía, igual que en la nave penal.
Fue desde allí que alguien nos encerró —advirtió Nova mientras desenfundaba su arma y le quitaba el seguro, Rigel, al verla, hizo lo propio con la suya... e ingresaron.
No había nadie dentro, todo se encontraba perfectamente operativo, intacto... y Spica accedió al sistema:
—Interesante —expresó mientras examinaba las bases de datos—.
Tal parece que en esta prisión se llevaba a cabo un experimento especial, algo denominado: Programa Neogénesis.
—Nunca escuché de algo así —dijo Nova.
—Es porque está clasificado como ultrasecreto...
Ahora veo por que este lugar no figura en ninguna carta estelar, fue completamente borrado de todas, así como de todo otro registro existente, y fue hace como diez años.
—¿Dice en qué consistía lo que hacían aquí? —le preguntó Rigel.
—Sí, tal parece que se llevaba a cabo alguna clase de experimento de control social conductual.
En esta cárcel estaba lo peor, de lo peor, de la humanidad, criminales en extremo violentos y peligrosos... La idea era volverlos individuos dóciles y obedientes, útiles a la sociedad.
—Que raro, la FDT tratando de ayudar a estas lacras inmundas, en lugar de usarlos como mano de obra hasta matarlos... No es lo más esperable —dijo Nova.
—Específicamente, era una parte de ella la que llevaba adelante este programa: la División X.
—La sección encargada de las operaciones ultrasecretas de la FDT... Esto se pone cada vez más y más oscuro.
—Y aún empeora —continuó Spica—. Esta era solamente la primera etapa. La segunda consistiría en extender el programa a las colonias de Marte y la Luna para, en una tercera etapa, incluir a la propia Tierra.
—¡Ja! Con la excusa de resocializar a estos reos, se buscaba la manera de dominar la voluntad de la humanidad entera, y por fin aborregarla del todo, para convertirla en esclava de un poder centralizado...
No hubiera sido la primera vez, a principios del siglo XXI muchos de los gobiernos reinantes estuvieron bastante cerca de lograrlo —dijo Rigel, y Spica agregó:
—En aquel entonces se utilizaron a los medios de comunicación social para lavar las mentes de las masas, esta vez se experimentaba con alguna clase de organismo desconocido, un virus extraterrestre encontrado por una expedición arqueológica dentro de una muy extraña pirámide enterrada en Marte. Según lo que dice aquí, aquella estructura era de un aspecto metálico y tecnológico a la vez, como si hubiera sido prefabricada; además parece que era muy antigua, por el estrato geológico en el que se encontraba, databa de hacía miles de años.
—¡¿Una pirámide manufacturada, y enterrada?! Sabía que había algunas ruinas en el valle marciano de Cidonia, pero... —comentó Nova, sin embargo, su planteo no llegaría a ser atendido, ya que, en ese momento, se presentó ante ellos lo que parecía ser un pesado robot de aspecto antropomórfico, de más de dos metros de altura, el cual, sin mediar palabra alguna, se dirigió hacia Nova de una manera decidida, muy amenazante.
La respuesta de la entrenada comando no se demoró ni por un segundo, y con su arma efectuó varios disparos sobre el autómata..., todos dieron en el blanco, y ninguno tuvo efecto.
Acto seguido, Rigel, a quemarropa, le vació el cargador de su arma directamente en la cabeza... el resultado fue el mismo, nada.
El androide se enfocó en él, lo tomó con una de sus manos de la mandíbula y lo levantó en el aire como si no tuviera peso alguno, lo detuvo así por un segundo, parecía examinarlo.
Fue en ese momento, que Nova entró en acción nuevamente.
En vista de que las armas que tenían eran inútiles para enfrentarse a este ser, optó por darle una fuerte patada por detrás de una de sus rodillas, venciéndosela, lo cual provocó que su enorme oponente cayera, claudicando, y que soltara a Rigel en el proceso.
—¡Rigel!, ¿estas bien? —le preguntó Nova.
—Sí, eso creo —contestó él pasando la palma de su mano por el lugar en donde el extraño lo había sujetado... y cuando la miró vio que tenía una muy pequeña cantidad de sangre, había sido herido con algo similar a una aguja hipodérmica.
El autómata se incorporó rápidamente, y esta vez se enfocaba en Nova. Varias veces trató de sujetarla, pero la gran agilidad de ella lo hizo fallar en todas...
—¡Spica!, quiero que accedas al control de las puertas de esta zona, y permanezcas muy alerta —le indicó Rigel—.
¡¡Nova, regresa al Cisne!! —le gritó; y ella, obedeciéndole, corrió por el mismo pasillo por el que habían llegado, el robot la siguió...
—Ahora, cierra el pabellón de reclusos —le dijo Rigel a Spica.
—Pero, Nova aún no salió.
—Sí, eso lo puedo ver en las cámaras... Ciérrale la salida.
—Quedará atrapada entre la puerta del pasillo y el robot.
—Es justamente lo que pretendo...
Cuando Nova llegó a la puerta trató de abrirla para seguir huyendo:
—¿Qué pasa?, esta puerta abrió cuando llegamos ¡¿por qué rayos no se abre ahora?! —gritó desesperada, y siguió intentándolo... Hasta que finalmente se rindió, y giró sobre sí, solo para comprobar que su perseguidor estaba justo detrás de ella, a menos de un metro, huir era ya imposible.
Agotada, Nova se sentó en el suelo y cerró sus ojos esperando un desenlace... cualquiera que este fuere.
Esta vez, el ser dirigió la palma de su mano al costado del cuello de su objetivo, dispuesto nuevamente a clavarle una de sus agujas... pero, antes de que lo hiciera, Rigel lo embistió por el costado, se le abalanzó con todas sus fuerzas, concentrando todo su peso en su hombro.
El brutal impacto los arrojó a ambos dentro de una de las celdas, de la cual Rigel se apresuró a salir:
—¡¡Cierra la celda, Spica. Hazlo ya!! —le gritó, y Spica respondió cerrándolas a todas.
Rigel quedó tendido en el suelo del pasillo, muy adolorido por el impacto, y Nova se acercó a examinarlo...
—Tu hombro está dislocado —le dijo, y procedió a quitarse una de sus botas; acto seguido, lo sujetó con ambas manos de la muñeca del brazo lastimado, y parada junto a él, le puso su pie descalzo, solo vistiendo una media, justo en la axila correspondiente... y se detuvo, quedó así pensativa por un instante:
—Dime, Rigel, ¿le ordenaste a Spica que me cerrara la puerta del pasillo para usarme de carnada? —preguntó sospechando.
Rigel la miró de reojo, temía que ella se enojara por el hecho; y su respuesta se demoró por un instante...
—Fue lo que se me ocurrió al calor del momento, no hubo tiempo de prevenirte. Espero que no te hayas enojado, sé que, tal vez, podrías considerarlo como una apuesta... pero ten en cuenta que, después de todo, ¡funcionó!
Nova entrecerró sus ojos, odiaba que Rigel la empleara de señuelo sin advertírselo; esta no había sido la primera vez... y, seguramente, tampoco sería la última.
—Sí, sí..., funcionó —refrendó ella molesta, y dándole un violento tirón del brazo le reacomodó el hombro con un tronido, y un fuerte grito de dolor que dio Rigel a causa de la brusca maniobra.
Nova entonces lo soltó y procedió a ponerse nuevamente su bota:
—Por cierto, Rigel... No, ya no estoy enojada —agregó mientras le sonreía con un claro aire de revancha por haberla utilizado de ese modo; pero su semblante cambió muy rápido, se quedó mirando al extraño de la celda, aquel no era ningún robot, era un ser alienígena, que se había quitado el casco de su armadura y se incorporaba...: su intimidante aspecto no era compatible con ninguna de las especies conocidas; a pesar de que presentaba similitudes con los humanos y otras razas similares, la forma de su cabeza era completamente distinta, así como el color de su piel y sus facciones, aunque parte de ellas no eran visibles a causa del dispositivo para respirar que llevaba colocado frente a donde estarían su nariz y boca.
Sin embargo, lo más perturbador eran sus ojos, completamente negros, e inexpresivos.
Esta vez el extraterrestre estaba dispuesto a hablar:
—Quiero una muestra de tu sangre —le dijo, con una cavernosa voz, a Nova sin más...



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En el texto hay: misterio, accion, aventura

Editado: 02.07.2022

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